Betty Blue
Esta tarde he vuelto a ordenar los libros. Las antologías ocupan la parte derecha de la balda superior. La novela a la izquierda. Filosofía y ensayo abajo. El resto es poesía y está ordenada alfabéticamente. Reordenar las estanterías es una de mis obsesiones. Saber dónde está cada uno de mis libros. Volver a tocarlos. Volver a olerlos. Admirar los que me gustaron y querer deshacerme de los peores. Hoy he vuelto a encontrarme con un poemario que me regaló Marisol, La ville est ce cri, de François Bon. Recuerdo que en su momento los poemas me gustaron bastante: breves, duros, difíciles. Entre sus páginas encuentro algunas de mis notas e incluso algunos versos traducidos.
sombra alucinada
la ciudad
los ojos del mundo
La ciudad como un grito. La ciudad inalcanzable y cruel. Una ciudad como Madrid en cuyos escaparates es imposible reconocerse.
«incluso la risa sonaba falsa
-prisioneros de la piedra y del cemento, de los cristales,
de la chapa, rebotando en los eternos
límites de los semáforos y las rotondas, la misma ciudad
sin embargo, parsimoniosamente inmóvil»
Ordeno la estantería.
Si el libro cae,
la ciudad rompe.