29 septiembre 2012

Balbuceo de la noche y otros gatos.


Hubo un tiempo en el que yo me pintaba las uñas de azul. Acababa de comenzar el curso escolar 2010-2011 y vivíamos cerca del metro Puerta de Toledo en Madrid. En ese tiempo, decía, yo me pintaba las uñas de azul y acababa de descubrir gracias a Ernesto (lo cuento primero aquíluego aquí) la poesía de Natalia Litvinova, una de las voces poéticas actuales más interesantes en lengua española, y... qué digo, en todas las lenguas, pues me acaba de llegar a casa su segunda publicación en papel, titulada Balbuceo de la noche (Melón Editora, 2012), que viene presentada en edición bilingüe francés-español, y que suena maravillosamente en ambos idiomas (la traducción al francés es de Stéphane Chaumet). Al fin y al cabo, la poesía de Litvinova es una poesía sin idioma. Una poesía ¿desidiomada???? que llega al lector con una suerte de telepatía poética, o bien, como si se comunicara con nosotros mientras dormimos: y en la imaginación no cabe la palabra sino el gesto, el aliento, esto es:

creí que debía acumular voces
para componer el grito exacto
y rozar con él todo lo que existe
pero bastó con respirar.

Natalia Litvinova respira aquí y nos entrega un aire-asistido para que viajemos con ella en el sueño. Balbuceo de la noche es ese sueño. Un libro o cuaderno que evidentemente sólo puede ser leído durante la noche. Cuando el ojo de la tiniebla se abre y entonces no sabemos qué nos queda: los ángeles, el sexo, la fertilidad, su sangre, como un pájaro roto, como un gato elástico. La noche vuelve fértil a Natalia, pero lo fértil aquí no es otra cosa que lo literario. La noche es su musa y ella consigue distinguir los objetos que le rodean aun a pesar de la gran oscuridad impuesta. Gato elástico, decía. Sí. Gato elástico:

sola no puedo comprender la noche
no tengo la visión del animal.

Porque los ojos del gato guardan la luz y su vista nocturna lo alcanza todo. Así ha de ser el poeta. Así es, entonces, Natalia Litvinova: ella copula con la noche porque sabe crear en ella, porque tiene luz propia, porque su lengua ilumina y nos ilumina como un pequeño faro de papel repleto de luciérnagas.

Balbuceo de la noche es un libro breve, pero en él se confirma la voz de la poeta. Si Esteparia (2010), su primera publicación, ya era grandioso, este es un escalón más hacia la maravilla que nos espera.

Hoy llevo las uñas pintadas de dorado y sigo leyendo a Litvinova. No sé cómo las llevaré mañana. No sé ni siquiera si tendré uñas. Ni dedos. Ni manos. Pero una cosa si sé y es que siempre quedará el lúcido balbuceo de Natalia.

28 septiembre 2012

Por qué y para qué escribir nuestro diario.

*
Hace un par de años se publicó uno de mis libros preferidos sobre la enfermedad, o uno de mis libros preferidos escritos por un narrador español actual, o uno de mis libros preferidos, así, en general, o de mis diarios preferidos -ya no sé-. Hablo de Diario del hombre pálido de Juan Gracia Armendáriz, publicado por Demipage, hermoso en forma y contenido, y altamente recomendable para los que quieran recibir una lección de... tantísimas cosas: descripción, gestión de las emociones -o de la intimidad-, o simplemente de lucidez. Hace menos tiempo, tan sólo unas semanas, salió a la luz lo que podríamos considerar la segunda parte de este diario (que en realidad es la tercera parte de un proyecto más ambicioso). Se titula Piel roja, y se puede leer de manera independiente a Diario del hombre pálido. Yo os recomiendo que leáis ambos, pues, aunque el último me ha gustado mucho, sigo prefiriendo aquel Diario.

Piel roja también me ha interesado bastante, decía, especialmente por algunas de las reflexiones que en él  han sido vertidas: sobre la paternidad, sobre las relaciones familiares, sobre los escritores que se mueren, sobre la literatura e Internet, sobre Philip Roth, sobre él mismo, sobre el dolor, y, claro, sobre la piel. De entre todas ellas he querido recuperar una cita de la primera parte que me ha parecido una suerte de síntesis de su poética y una definición perfecta de lo que para es para mí el impulso a la escritura. 
Atentos: 

Día ciento ochenta y uno

Afirma Nietzche que el enfermo tiene el alma más sana que el sano. No estoy tan seguro de ello. El enfermo perenne se enfrenta a sus límites emocionales con más frecuencia que el sano. Pero ese trato con las fronteras corporales no deriva necesariamente en un alma sana, ni siquiera en cierta higiene mental. Más bien suele ocurrir lo contrario. La fortaleza que uno creía poseer se tambalea. Aunque el enemigo sea un viejo conocido. Tal vez, por ese trato continuo con la enfermedad uno acaba desconociéndola, salvo los signos que anuncian el desembarco del dolor. Al enfermo lo gana el mal humor, la acedía, cierta desesperación sorda que no siempre consigue guardarse para sí. Puedo resultar insoportable. La piel no se endurece con el tiempo, sino que muy al contrario la corteza emocional se reblandece como la piel translúcida de una culebra. El enfermo muda de piel, pero debajo de la misma no hay escamas renovadas sino una capa cada vez más fina y sensible al abatimiento. Quienes rodean al enfermo, a su modo, también enferman. Se trata de un mudo marchitamiento del que el enfermo no siempre es consciente, ensimismado en su permanente auscultamiento. El enfermo está a solas con su dolencia, nadie puede traspasar esa frontera. Por eso, a veces, llora. Sólo me impongo una condición: siempre se llora a solas. El modo en que cada paciente aborda el hecho de su enfermedad es tan distinto como las facciones de cada enfermo. Salvador Dalí encabeza su libro 'Diario de un genio' con una cita de Montaigne: “Existe más diferencia entre un hombre y otro hombre que entre animales de diferente especie”. Dalí toma las palabras de Montaigne para subrayar su supuesta superioridad intelectual y artística. Aplicada la cita a los pacientes de una sala de hemodiálisis la frase recupera su sentido original. En ese espacio blanco caben todas las variables de las emociones: la desesperación, la ira, la resignación, el humor, el estoicismo. A veces las emociones se desbordan o son anegadas por un silencio abrumado o se esfuman en una verborrea que exime cualquier intento de autocompasión. Nuestras risas son buenos modales con los demonios. Este diario me limpia por dentro: antes que la reflexión, la simple narración de hechos es un desinfectante, como el azufre que se utilizaba para desalojar a los lobos de sus guaridas.
Juan Gracia Armendáriz





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Una de las cosas que más me llama la atención de JGA es esta fotografía suya. Aquí se le ve feliz. Muy feliz al contrario de lo que pudiera parecer tras haberle leído o tras haber escuchado algo a propósito de su obra, y es esa sonrisa la que inunda finalmente los dos libros que aquí he citado: una sonrisa esperanzadora ante el dolor...como su literatura. 

27 septiembre 2012

Unas horas en Bruselas: trajes grises / Transpoesie / músculos fatigados.

Bruselas resumida a color:







Bruselas resumida en b/n:








Apuntes desde mi cuaderno oscuro.
(Barcelona-Bruselas-Bruselas-Barcelona 25-27 septiembre. Transpoesie, etc). 

Me emociono mirando hacia abajo
y lo que miro podría ser cualquier cosa
cualquier sitio
trozos verdes
marrones, más trozos verdes,
marrones, más trozos verdes
más, marrones:
ese es el lugar del que hablo,
¿lo ves?
La gran nube de Europa en el punto exacto.

***
Viene a recibirnos un cuervo pero todos aplauden. El símbolo era el gato, no el cuervo. ¿Quién decide el símbolo de la mala suerte? ¿Por qué la garra y no el pico? No sé. Ignoro la temperatura. Parece roja. Luego gris.

***
Gonzalo me cuenta cosas. Muchas cosas. Gonzalo es generoso y habla de Bolaño. Pronuncia escritores que no conozco. Tomate, mozzarella, bière blanche. La ciudad me trata bien en la noche. Aquí no hay cucarachas. ¿Te imaginas que las traigo en la maleta? ¿Te imaginas la plaga creciendo? Nuestra plaga conquistando Europa. Te echo de menos. Bebo cerveza del minibar. En las noticias hablan de España. Mi país arde. Este hotel parece un prostíbulo. Tengo sueño.

***
Todo tarda en despertar pero he encontrado la cafetería que me gustó en 2007, hay hombres más alegres aquí. Mucho más alegres que los del barrio donde duermo, barrio de trajes, barrio gris, mis botas marrones pisando el barrio gris, hombres grises, grisicitudes que miran, me miran, grisérrimos, limpios, tristes, cómo engullen, dinero, dinero, dinero. El centro tarda en despertar, me levanté a las 6:30. Ahora estoy aquí y he comprado libros viejos.

***
El hilo musical del metro a las 12: Rasputin de Boney M. Muy loco. 

***
La tele estaba tomando imágenes en el metro para mostrar a los ciudadanos de Bruselas su nuevo sistema de vigilancia o qué sé yo. La tele me pide que sonría como una buena ciudadana. Que enseñe mi ticket. Yo lo enseño. Soy una buena ciudadana.

***
Tengo que comer sola y me pierdo. Dos horas. Barrios residenciales. Abren las ventanas, catálogos de Ikea, ni un alma. Luego Merode, tiendas, más tiendas, trato de comer cerca del hotel. Un hombre de traje acaba de decir a la camarera que él me paga la cerveza. Ríe con sus compañeros. Es feo. Me bebo la cerveza. Como sola. Ya llueve. Odio este barrio.

***
Mi cabeza.

***
Las iglesias tienen forma de escarabajo. Llueve sólo dentro de los árboles. Fuera no. Extraño. No hay niños. No hay.

***
Siesta.

***
Siesta corta, no puedo hablar contigo, quiero hablar contigo, quiero contarte lo que me ha pasado en el restaurante. Te echo de menos.

***
Instituto Cervantes y luego la inauguración de Transpoesie en Botanique. Conozco al poeta de Rumanía. Se llama Radu Vancu. Bebo agua con gas.

***
Passa Porta es una especie de cápsula temporal maravillosa. Muchísimo público (muy joven), muchísimos libros, conversaciones interesantes, hablamos de Europa. No nos gusta Europa. O sí. No lo sé. No lo sabemos. Radu Vancu, Onno Kosters, Gueorgui Konstantinov, Mevlut Ceylan, Eric Piette y Xóchil A. Schutz. Me interesan especialmente las voces de Radu, Onno y Xóchil. Con los dos últimos tengo la oportunidad de hablar en el bar: los temas de David Foster Wallace, la traducción, la crisis, Ingeborg Bachmann y las generaciones salen a la mesa. Luego más cerveza y risas con Margarita y sus amigos. Por la noche todo cambia. Hay gente borracha. Hay música que sale de las alcantarillas. Quiero ir a una fiesta pero tengo que madrugar. Hablo de política con Sarah. Son las dos de la madrugada. No he cenado. 

***
Aeropuerto. Ocho euros: cocacola y bocadillo de queso. Ahora sí que soy pobre. Y qué mal sabe. 

***
Otra vez cuadrados: 
trozos:
marrón:
gris:
me duermo:
el mar:
piloto al habla, cuenta que eso de ahí abajo es Niza. ¿Niza? ¿Eso es Niza?
distingo la silueta de la ville
duermo
los pirineos
el cielo no tiene ni una sola nube -mi país arde porque no hay nubes que lo resguarden-
-la lluvia resguarda-
-aísla- 
Barcelona,
vas a estar allí cuando llegue,
ya llego
no hay hambre
estoy

23 septiembre 2012

Muy fan de Melanie Thernstrom, y otras cosas de domingo.

Pero el Dolor no es un lugar que pueda dejarse atrás fácilmente. Habitamos el reino del Dolor. El dolor nos habita.
Dolor dictat.
Escribimos sobre el dolor, pero el dolor nos reescribe. 
Melanie Thernstrom

21 septiembre 2012

Resumen práctico de lo que ha pasado o va a pasar: noticiario lunático sólo para interesados.

1. Ya están las primeras pruebas de la edición de Musa ammalata, a la portada le faltan un par de semanas, el libro estará listo a mediados de octubre. Qué nervios. Qué nervios. Y el prólogo de Viola es hermoso. Sin ella saber nada de qué estoy escribiendo ahora (nada de Los estómagos aparece en esta selección de poemas) describe lo que hago como algo "estomacal". Me ha hecho mucha ilusión. 

2. La semana que viene estaré junto a otros poetas de Reino Unido, Turquía, Bélgica, etc, en el festival Transpoesie que se celebra en la ciudad de Bruselas. Aquí la ficha de mi colaboración y un poema traducido. Aquí la entrevista que me han realizado en Agenda Magazine

3. No sé si somos jóvenes, o escritores, o pobres, pero hoy en El Cultural de El Mundo nos preguntan por algunas cuestiones relacionadas con el trabajo, los estudios y nuestra manera de asumir (o desasumir???) el concepto ni-ni. 

4. Mañana estreno columna mensual, de nuevo en la prensa nacional. Os avisaré por Facebook y Twitter. Será algo distinto a lo que hice en Público. Nervios.

5. El auto-bombo se ha acabado. El fumigador se ha ido. Los pajaritos cantan. Leo Piel roja, de Juan Gracia Armendáriz (Demipage, 2012) y un ensayo muy potente, Las crónicas del dolor, de Melanie Thernstrom (Anagrama, 2012). Ya os iré comentando cosas. De momento tengo unas geniales citas que pronto compartiré. 

6. Eso es todo. 

7. Creo.

8. Sí.

9. L.

10. Ps. Tengo vino.  

19 septiembre 2012

Somos lo que nos obsesiona (sobre Lila Azam en Playgroundmag).

Megan Frauenhoffer
Lo prometido es deuda y aquí os dejo mi reseña de lo que supuso para mí la lectura de El encantador. Nabokov y la felicidad, un libro que leí este verano y que recomiendo a todos los seguidores de la obra de Nabokov. Ahora que Anagrama ha publicado su novela corta Cosas transparentes, quizá la lectura de estos dos libros se complemente y sea grata para vosotros. 

Texto originalmente 
publicado en Playgroundmag.net

*

Hay escritores de los que no sabemos nada y escritores de los que sabemos demasiado, y sin embargo, por mucha información que tengamos de estos últimos, acabamos por volver a no saber nada. Me explico. Hace unas semanas mi padre me regaló un libro que sabía que yo ansiaba. Se trata de El encantador. Nabokov y la felicidad (Duomo, 2012) de Lila Azam, una especie de ensayo que mezcla el diario y la ficción, escrito a base de capítulos muy cortos que bien podrían recordar a los posts de un blog. En El encantador la autora se centra, como podéis imaginar, en la vida del escritor Vladimir Nabokov, una de las más grades figuras literarias de los últimos tiempos, así como de las más enigmáticas. De él (de su obra y de su vida) se ha escrito muchísimo, pero después de todo siempre acaba convirtiéndose en uno de esos autores oscuros: sabemos tanto de él que en realidad no sabemos nada. La propia Lila, estudiosa de su obra y apasionada por la investigación de su intimidad, opina que nunca jamás sus lectores alcanzaremos a imaginar cómo fue realmente nuestro querido Vladimir. Para Lila, la autobiografía del autor titulada Habla, memoria, no es si no un interrogante más en lo que a él respecta. Parece que cuanta más información, más misterio se genera alrededor.

Hablando del libro con mi padre, le conté que su estructura era muy peculiar, y que a veces ni yo misma sabía si se trataba de una novela o de un ensayo. Él me preguntó si Lila Azam era capaz de distinguir su vida de la de Nabokov, o bien, la ficción de la realidad, y le contesté que sí, que en todo momento la autora marcaba perfectamente la diferencia entre una cosa y la otra, aunque a veces incluso se entrelazaran. Mi padre me habló entonces de un libro sobre fotografía de Joan Fontcuberta en donde todas estas cosas se mezclaban y el lector ya no sabía si lo que se contaba formaba parte de su investigación o de su imaginación. ¿Cuánto de imaginación hay en una investigación, y viceversa? Abrí El beso de Judas (Editorial Gustavo Gili, 2011) de Fontcuberta y encontré una sentencia que a primera vista parece algo obvia pero que más tarde se podría relacionar con El encantador para terminar de comprenderlo: Los creadores acostumbramos a ser monotemáticos. Lo podemos disfrazar con envoltorios de distintos colores, pero en el fondo no hacemos sino dar vueltas obsesivamente a una misma cuestión. Al fin y al cabo, tanto la historia de Lila Azam como la de Vladimir Nabokov partían de este enunciado: la obsesión monotemática de cada uno como motor y tesis del texto que nos concierne.

En El encantador se relatan dos obsesiones (o incluso tres, pero eso vendrá más tarde). La primera es la de la propia autora. Su fijación por la obra de Vladimir Nabokov viene desde que tan sólo era una adolescente. Aquí nos cuenta cómo nace su interés por él. Parece ser que su madre lo leía en inglés, una lengua que ella aún no dominaba pero que más aprendió casi para, entre otras cosas, poder leer a Nabokov. ¿De qué va esto, mamá?, le diría, pues esto aún no es para ti, cariño, contestaría la madre. Poco a poco la vida de Lila Azam fue acercándole a la literatura del ruso. Una serie de casualidades le llevarían a estudiarlo,a interesarse por él y a “amarlo”, y puesto que las obsesiones nacen del amor, Lila Azam tomó la decisión de comenzar este libro extraño. La primera obsesión relatada nos lleva entonces a pensar que El encantador es el libro de una “fan”. El libro que todos los que hemos sido seguidores y fieles a un artista de esta talla habríamos querido crear. Entrañable, divertido, atrevido. Las confesiones de Azam son el máximo exponente de la inquietud que un lector siente hacia su escritor favorito. La autora podría haber optado por un ensayo rigurosísimo, o por una novela entretenidísima, pero prefirió hacer este cóctel... y le salió de fábula. El encantador, en este punto, ya no es un libro más sobre aquel genial ruso, si no un libro necesario y único para su público.

La segunda obsesión que encontramos es la de Nabokov: un hombre gris que coleccionaba mariposas y que escribía novelas sobre un fantasma llamado Tamara (ella era ellas) precursor de todo lo que más tarde amó, así como detonador de todos los sufrimientos y deseos que su narrativa destila. La obsesión de Nabokov era la de ser feliz, sí, ¿pero con qué, con quién, o para qué? Ser feliz gracias a ese momento delicado en el que la mariposa entra en la red -metáfora amorosa, metáfora creativa, metáfora vital-. Su narrativa es la de los grandes placeres y las grandes ideas, su narrativa se dibuja sobre el laberinto sentimental que ha de cruzarse para llegar a ellas. Es curioso que tantas veces se coincida en el pensamiento de que Tamara (o Ada, o Dolores, o incluso el nombre científico de cualquier mariposa) representen la obra de este misántropo y solitario escritor. Dice Javier Marías que Nabokov padecía de insomnio desde la niñez, fue mujeriego en ju juventud y fidelísimo [discrepamos] en su madurez (casi todos sus libros están dedicados a su mujer, Vera), y en conjunto quizá hay que verlo como a un solitario. El mayor placer, la mayor dicha, los mayores éxtasis los experimentó a solas: cazando mariposas, fraguando problemas de ajedrez, traduciendo a Pushkin, escribiendo sus libros... Y todo esto forma parte de la lógica de sus novelas e incluso a veces de sus poemas, como algo que persigue en una interminable cacería.

La tercera obsesión que aparece visiblemente en El encantador es la relacionada con un nombre que acabamos de mencionar: el de Vera, su mujer, su amante, su acompañante, su lectora, su ayudante, su mecanógrafa, su agente, su chófer, su guardaespaldas, su pareja de ajedrez, su banquero privado, su genio práctico, etc. Todo esto nos lo enumera Lila Azam, pues muy sutilmente escribe este libro, o eso creo, para reivindicar la figura de aquella mujer que entregó su vida entera a Vladimir Nabokov, incluso cuando este le fue infiel, o incluso cuando tuvo que dejar una posible vida literaria propia de lado. El encantador se convierte a ratos en la historia oculta de Vera, otro personaje que según cuentan quienes han leído más a propósito de ella, también era obsesivo, también quería ocultarse y también resulta cada vez más y más lejano. Vera es la obsesión de Vladimir. La de Lila. La de ella misma. La de quien acaba este ensayo/novela/diario y siempre quiere saber más.

Como dije un poco más arriba, hay escritores de los que sabemos mucho pero no sabemos nada. De los que se habla mucho pero no se ha hablado nada. Lila Azam habla de Nabokov porque así lo desea y no para demostrar cuánto se puede conocer de él. De hecho, podríamos añadir que a veces es mejor no conocer ciertos detalles o pensamientos íntimos de la vida de los autores, pues como vemos en el ejemplo de Nabokov: todo lo importante ya estaba en su obra. Así, el libro de Azam es un ejemplo de investigación y de imaginación, pero también una suerte de lección sobre cómo ha de asumirse la literatura y cuánto placer puede llegar a darnos. De hecho, para terminar, me permitiré un pequeño lujo corrigiendo el título que la autora eligió para este libro: El encantador. Lila y el placer. Vera y la dureza. Vladimir y esa extraña felicidad. No lo dejéis pasar.  

18 septiembre 2012

Dark Doo Wop.

"La brisa del Mediterráneo se confunde con el aroma de las rosas que rodean nuestras viñas tierra adentro, dando lugar a nuestra más preciada joya": leído en una botella de vino blanco.
Así.
Leído así.
*
Comer raíces solo.
*
A las cucarachas les excita el peligro.
*
Huyen del laurel.
*
Son hombres.
*
Tienen mi hambre.
*
Es tu ficción.
*
Matan a mi gato.
*
Sentirse malo.
*
Comer raíces solo.

16 septiembre 2012

Los pasillos pacientes de Joyce Mansour.


Y volvemos a las novedades de la rentrée, esta vez con la novelita de Joyce Mansour, Islas flotantes, publicada recientemente por Periférica. Aún me quedan algunas páginas para terminarla, pero he de decir que me está gustando mucho. Aunque he leído la poesía de la autora, y tiene bastante que ver con su prosa, no me esperaba encontrar lo que estoy encontrando. De hecho, a ratos, dudaba de que me pudiera gustar. Sin embargo la cosa ya empieza bien. El azul de Niza es lo primero a lo que uno se asoma en su narración. Pero es que luego sigue genial: la observación, la lectura, la espera, la enfermedad, la vida en el hospital, la narración del cáncer y su forma de volverlo un tema profundamente lírico (recordemos que hace unos meses escribí un post a propósito de la idea de literaturizar una enfermedad que según Sontag no podía ser literaturizable -¿esta palabra existe?, no sé, bueno, da igual-, y que podéis leer aquí), algo que señala muy bien Antonio Ansón en el postfacio; pero sobre todo, lo que más llama la atención aquí es el sexo, su manera de abordar el erotismo desde una estética desagradable pero intensa. Joyce Mansour consigue hacer literatura del cáncer, pero es que también consigue volver erótico lo enfermizo. Altamente recomendables estas páginas escritas de un modo exquisito, fragmentario y oscuro. Como pequeños alientos. Como pequeños sueños. Un libro de libros destinado a venir a nuestras manos y golpearnos fuertemente y dentro.

Más arriba dije que no había acabado la novelita, pero aún así quisiera copiaros algunos pasajes que he ido subrayando -es difícil guardar el lápiz ante Islas flotantes-. Atentos: 

El hospital. El penoso desvarío del pijama, aprisionado por ambos costados entre los muros altos del dolor anónimo, se arrastra pegajoso hasta los váteres. El enfermo avanza por el pasillo junto a su enfermedad: sin composturas y, casi siempre, a trompicones.

***

Continúo avanzando. Los pasillos son las venas del hospital y cada enfermo debe zambullirse, nadar a contracorriente, zambullirse en su espuma. Por cada coágulo expulsado cuajan mil coágulos que coagulan y estallan como pompas. ¿Seré yo uno de ellos?

***

Esta noche realizo la ascensión de una alta cima: el pecho amputado de mi madre. Era de esperar. El perro sueña con peces, el pescador también sueña con peces, lo cual no implica que los peces con los que sueña el perro sean realmente peces; podrían representar el falo de un ahogado (aquél, inencontrable, de Osiris descuartizado que recorre el Nilo fecundo hasta hoy mismo), Cristo: pienso en la dimensión simbólica del pez en los comienzos del cristianismo como en un hueso mal digerido. Si el pez representa el falo del hombre, el pecho simboliza el pene. Pero el pecho amputado resulta doblemente prohibido: ¡viva la muerte del cáncer!

***

Me estoy equivocando. El erotismo en la vejez no puede ser el camino a seguir.

***

Estoy nerviosa. Me rasco. Mis uñas se llenan enseguida de briznas de carne. Diez minutos de silencio. Una puerta se abre de repente. Me toca. “El ombligo es una puerta falsa. Una puerta sellada como en una fortaleza”, susurra la enfermera para tranquilizarme.

***
Renuncio a entender la razón de mi presencia aquí. La cuestión queda en el aire. He eximido a los allegados de mi fantasma: sé que “fuera” las visitas están consideradas como un incordio desagradable. Y he dejado de tenerlas. Ya no leo. Ya no escribo. Aguardo.
Joyce Mansour  

12 septiembre 2012

Honey Design Books.




Gracias a la red social Fancy pude conocer el trabajo de Honey Design Books y me compré este diminuto y precioso cuaderno a cuyo interior le esperan muchos garabatos y apuntes locos. Sus ofertas no son caras y su amor por el papel es infinito. Os recomiendo echar un vistazo a la web. Yo ya tengo pájaro. Lo tengo aquí y os dice: Hola.

11 septiembre 2012

El órgano llamado hierba.



garbage has to be the poem of our time because
garbage is spiritual
A. R. Ammons

I
Me he inventado un caballo y yo sigo sabiendo.

II
Las mujeres tienen trozos de sangre en el rostro.
La basura, hay que bajarla.
Yo sigo sabiendo.

III
Nos aseguraron que en invierno no habría mosquitos, pero claro, para ellos fumigar era encender una vela y quemar todos los libros.
Mentirosos.
Mentirosos.

IV
Me he inventado un caballo para huir en su vientre
nos comerá nos comerá despacio
pero saldremos cuando las llamas vengan
trotando en su vientre como un canguro antiguo
gigante, espeso y antiguo.

V
Cuánto de ti hay en mí y cuánto de mentira, pues yo sigo sabiendo y el poeta Stanescu ha muerto pisoteado, acaso no te has dado cuenta, no te has dado cuenta de que ha muerto bajo el grueso trote de los caballos no te has dado cuenta tenemos basura en el órgano pero qué órgano mírate por dentro yo sigo fingiendo que sé cuánto tengo a veces escribir es conocer lo de dentro nada fuera sólo dentro yo sigo diciendo:
no sabemos nada de este órgano.  

09 septiembre 2012

Nabokov se declara, que diga, Hugh se declara, que diga, Hugh (el personaje de un genio) se presenta aquí.

Le repliqué: "Pregúntame lo que puedo hacer, no lo que hago, bella muchacha, hermosa estela de sol a través de un tejido negro semitransparente. Puedo aprender de memoria toda una página del listín telefónico en tres minutos, pero soy incapaz de recordar mi propio número de teléfono. Puedo componer trozos de poesía tan extraños y nuevos como usted, o como cualquier cosa que una persona pueda escribir de aquí a trescientos años, pero nunca he publicado un solo verso, excepto algunas tonterías juveniles en la universidad. En las pistas de juego de la escuela de mi padre he adquirido una habilidad devastadora para devolver el servicio -un drive cortado y bajo-, pero me quedo sin aliento después de un partido. Utilizando tinta y acuarela puedo pintar un lago de insuperable transparencia con todas las montañas del paraíso reflejadas en él, pero soy incapaz de dibujar una barca o un puente o la silueta de una persona presa de pánico en las ventanas de una casa como lo hace Plam. He enseñado francés en escuelas americanas, pero no he podido librarme del acento canadiense de mi madre, aunque lo percibo claramente cuando susurro palabras francesas. Ouvre ta robe, Déjanire, para que pueda subir sur mon bûcher. Puedo levitar a dos centímetros de altura y mantenerme así durante diez segundos, pero no puedo trepar a un manzano. Poseo un título de doctor en filosofía, pero no hablo alemán. Me he enamorado de usted, pero no haré nada al respecto. En una palabra, soy un genio versátil."
Vladimir Nabokov

06 septiembre 2012

Awe: un diálogo (para anunciar la rentrée con asombro).

Septiembre es el mes de los libros. Bueno. Todos los meses son meses de libros, por unas cosas o por otras. Pero parece que septiembre lo sea aún más porque llegan todas esas novedades tan emocionantes y todas esas sorpresas que le obligan a uno a querer renovar la biblioteca. (Y sé que acabo de decir una cosa tan tonta y obvia como cierta, pero atended). En el panorama español hay varias cosas que ando leyendo y que ya os comentaré. Me hacen especial ilusión Cosas transparentes, de Vladimir Nabokov (Anagrama), -ya que he pasado un agosto muy vladimiriano-, e Islas flotantes, de Joyce Mansour (Periférica) -para conocer la narrativa de esta poeta querida-. 

Sin embargo hoy quiero hablaros de otros dos libros en los que tengo muchas esperanzas puestas; se trata de Thunderbird, de Dorothea Lasky (Wave Books) y de Stag's Leap, de Sharon Olds (Knopf). El primero llevo esperándolo todo el verano, y por fin el 31 de agosto pude encargarlo. No dudo de la calidad de Dorothea y sé que este libro supondrá un gran paso en su carrera por lo que he podido leer a propósito en la red. Qué nervios. Del segundo no sabía nada hasta este mediodía, cuando Ibrah me ha pasado el link de la noticia, "esto te va a interesar, me recuerda a Anne Carson", y así es, más o menos, pues parece que Stag's Leap está compuesto de poemas sobre el divorcio (que incluyen celos, sexo, dolor...), algo muy íntimo, que según cuenta la autora, le ha costado mucho tiempo mostrar/escribir. Qué bien esta renterée poética. Qué bien y qué ganas. 

Para celebrarlo he intentado traducir un poema de Lasky. Es uno de mis preferidos de Awe (Wave Books, 2007), un libro que precisamente me compré hace dos septiembres y que el otro día fue nombrado por el crítico Blacke Butler -cuya novela sale ahora también en Alpha Decay- en HTML Giant como uno de los 25 libros de poesía más importantes de los 00's. 

Os dejo el poema. Perdonad los posibles errores, por supuesto. Pero disfrutadlo también. Y seguid leyéndola. Y feliz septiembre. Y etc. 

Asombro: un diálogo

Siempre estaba distante.
No, no lo estaba.

Sí que lo estaba, tú se lo decías a todos.
A veces no lo estaba.

¿Y qué hay de la poesía?
Mi amiga dijo que quería suicidarse porque no podía escribir un poema.

Bueno, ¿qué significa eso para ti?
La entiendo, ahora quiero suicidarme.

Y qué pasa con el que sí es real y está ahí. Él te quiere.
Nunca me llama.

Sí que lo hace, cuando puede.
No del todo, no de esa manera obsesiva con la que tendría que hacerlo.

Lo amo.
¿Por qué?

Es dulce. Me recuerda a un bosque.
¿A la niebla de un bosque de California?

No, eso no, a otra clase de bosque.
¿Con incendios y esas cosas?

Sí.
No, no así no, como la niebla.

¿Y qué es la niebla?
No lo sé, la saliva del mundo.

¿Piensas eso realmente?
Claro, quiero decir, el espíritu.

¿Y qué hay de las cosas que has aprendido?
No significan nada.

¿Y el fuego?
Nada.

¿Y qué hay de la nostalgia, qué hay del ruido del metal?
Esos son intrusos. Déjame, soy libre.

¿Entonces por qué estás aún despierta?
La libertad no es complacencia. La libertad sólo es arte.

¿Y el amor es arte?
No, el amor no se parece al fuego.

¿Y cómo te sientes?
Me estoy quemando.

¿Y qué ocurre?
Mi espíritu asciende, mi alma está atrapada.

¿Y qué la atrapa?
Dios. Dios y el Asombro.

Dorothea Lasky,
traducción de Luna Miguel

03 septiembre 2012

"La muerte apareció primero a través de la boca de la mujer, a través de la boca de la mujer la vida es restaurada".

En este sentido, para la mujer se encontraban disponibles tres categorías de santidad:
-La de mártir, si había renunciado por ello a su vida.
-La de virgen, una categoría extremadamente vulnerable, ya que podía ser robada en cualquier momento sin que la mujer interviniera.
-La de doctora, si renunciaba a su vulva. 
Mithu M. Sanyal

01 septiembre 2012

El origen de las cosas: Vulva.

Hace un tiempo Patricio Pron me habló de este libro que tengo entre manos: Vulva. La revelación del sexo invisible, de Mithu M. Sanyal, y que apareció en febrero traducido por él mismo para la editorial Anagrama. Ya me interesó mucho tras su comentario y entonces me hice con él a principios de este año. Sin embargo no he podido comenzar a leerlo hasta ahora. Me impresiona mucho el comienzo del ensayo, y también hacia dónde creo que me dirige. Me apasiona, también, que el origen de este libro sea sacar a la luz "lo desconocido" (de nuestro sexo) y que al mismo tiempo esté formado por historias, mitologías y fábulas exquisitas a propósito de él (o ella, como sea). Hasta hace muy poco, dice Sanyal, no sabíamos nada de este órgano sexual, pero la historia está plagada de imágenes y cuentecillos que nos lo desvelan pudorosamente. Aún me quedan muchas páginas pero ya encuentro este libro esencial y exquisito: un reclamo sobre qué tenemos, cómo nos lo han/hemos ocultado y qué magias oscuras y hermosas lo rodean. 

Sin embargo la vulva no sólo cura sino que incluso puede detener la desgracia antes de que ésta se produzca. En Japón existe una leyenda que narra cómo dos mujeres perseguidas por demonios intentan escapar en una barca de remos pese a que los demonios son más rápidos; en el último instante se les aparece una diosa y les aconseja descubrir sus órganos genitales. Al ver que ambas dudan, la diosa les muestra el suyo y éstas la imitan, de forma que los demonios, aullando de risa, renuncian a la cacería.
M. M. S.