30 noviembre 2013

Estoy escondida.

La vida se rompe. La cantidad de personas que te piden no se corresponde con la cantidad de personas que te agradecen. El odio tampoco es proporcional. La decepción es lo único que comprendo. La vida se rompe. Hay lugares en los que preferiría no estar. Hay vinos imposibles de corchos rajados (rotos), Merlot es tinta y fuerte, y se pelea conmigo. La cantidad de gatos que lamen mis dedos es proporcional a la cantidad de personas a las que amo: una, dos, tres. La madre, el padre, el hermano. Hay amigos que vienen y van y me pregunto si confío demasiado en la palabra amigo. Si la claridad es sólo un conjunto de letras, qué decir de este cuerpo. O qué decir de este escondite. O qué decir. Cinco años a tu lado, hermano, son los que me llenan. Todos los proyectos, todos los deseos: me llaman de América, de China, de la Ciudad Mágica y no sé dónde acabaré. Alrededor hay palabras. Merlot en mi garganta, té verde en mi garganta, la rabia en mi garganta, estoy tan cansada. Y miro la pared. Medito contra la pared. La vida se rompe como la claridad. El pensamiento se rompe. Hahaha. Se rompe porque es palabra. 

25 noviembre 2013

El corazón doble.

Estoy en Murcia.
Es la primera vez que limpio los zapatos con una de las esponjitas esas que te dan en el hotel. Siempre pensé que no servían para nada. Pero mirad, ya tengo los zapatos limpios. Eran muy caros. ¿Ha merecido la pena? Tengo los zapatos limpios. Tengo los zapatos limpios. Estoy pisando Murcia. Una madera limpia de Murcia. Abajo hay gente. Nos están mirando. Esta es mi casa. Mirad. Estoy nerviosa. Tengo los zapatos limpios. He conocido al gato de Marisol. El corazón doble me late fuerte grande fuerte porque estoy nerviosa. Habladme. Preguntadme cosas. Estoy nerviosa. Tengo los zapatos limpios porque estoy en un lugar amplio y limpio. La luz es suave. Es un verso de Marcel Schwob. Un verso. ¿Marcel tendría los zapatos limpios cuando lo escribió? He conocido (casi) a Annie. Están mis amigos. Murcia. Está mi familia. ¿Véis? Así escribo mis posts locos. Nerviosa.
Con el corazón doble.

23 noviembre 2013

Dos mujeres: Sylvia Plath y María Ramos


Querida María,

te escribo a propósito del libro de Plath. Ya sabes, por lo del concurso. Como te comenté, hablé con Diego Moreno y convenimos en que quizá desde mi blog podríamos lanzar una especie de sorteo de ejemplares de este libro magnífico. Le dará un empujón (aunque no le hace falta, ya veo que está todo el día en prensa y entre las listas de más vendidos) y además nos permitirá a nosotras charlar un rato en este espacio. Ya que entran tantos lectores, ¿por qué no aprovecharlo? ¿Por qué no reivindicar ese texto por el que tanto llevas luchando?

Cuando me hablaste por primera vez de tu proyecto pensé que estabas loca. ¿Quién va a querer reeditar a Plath hoy en día, tal y como están las cosas? O peor: ¿quién va a querer comprarse un libro de Plath si “todas la hemos leído”? ¿Si ya es un icono de esos que no hace falta leer porque su historia ha superado a cualquiera de sus versos? Pero luego me pareció que seguías estando loca. Loca de cordura y de atrevimiento. Conoces muy bien a la autora. Conoces muy bien su literatura. Conoces muy bien todo lo que la rodea y sólo tú podrías volver a entregarnos su voz, así, tan antigua y a la vez tan nueva.


Y qué suerte de edición, la de Nórdica. Soy muy fan. Ya lo sabes. Así que te felicito y te lo agradezco por partes iguales. Me ha encantado estar cerca de ti en esto. Entre la reedición de Cartas de cumpleaños, el pasado junio en Lumen, y la publicación de Tres mujeres, tengo una grata sensación de “victoria”. La poesía y las ediciones bien hechas han ganado. Qué de puta madre.

Pero bueno, a lo que iba. Como también te dije, me apetece mandarte algunas preguntas. Puedes responder como quieras. O no responder. O contarme lo que te apetezca. Mi blog es tu blog y mi casa es tu casa:

Por ejemplo, ¿en qué momento decidiste lanzarte a recuperar este poema de Sylvia Plath y tomarte el duro trabajo de traducirlo sin la certeza de encontrar editor? ¿Y por qué “Tres mujeres”? ¿Qué tiene este texto que no tengan los otros de Plath? La gente dice que la obra de esta poeta ha sido mal traducida, y bastante maltratada no sólo en nuestro país, sino en muchas traducciones alrededor del mundo, ¿qué opinas en este sentido? ¿Cuáles son los libros de Plath, traducciones o no, que recomiendas tener en la biblioteca? ¿Qué te parece la poesía de Ted Hughes? ¿No te da la impresión de que últimamente su figura está mucho menos castigada socialmente que antes? ¿Te animarás a traducir más cosas de Plath, o de Hughes, o de algún otro poeta? Por último, ¿qué más proyectos literarios tienes entre manos, si es que se pueden contar?

Eso es todo por el momento. Espero tu respuesta.

Un besazo para ti y para tu niña,

Luna.


* * * * *

Mi querida Luna,

el sorteo y la entrevista que propones significan mucho para mí y cuentan con todo mi apoyo y toda mi emoción. Suponen abrirle la puerta a la intimidad de la que nació el proyecto, localizando sus orígenes y cerrando debidamente el círculo. No podría pedir más.

“Tres mujeres”, tal y como dices, ha sido recibido con los brazos abiertos. Más de lo que yo misma esperaba. La verdad es que esta edición, bilingüe y hermosamente ilustrada, ha conseguido recuperar el texto de una forma muy especial, muy viva.

¿Sabes? Me hace mucha gracia que me llames loca. Muy loca. Yo no lo sabía, pero así era. Una locura, empezar la casa por el tejado y buscar el suelo firme al final.

Aunque, en realidad, la ocurrencia de redescubrir a Sylvia Plath nunca fue del todo descabellada. En el año del cincuenta aniversario de su muerte, ¿cómo no iba a volar esta idea en la cabeza de alguien?

Lo verdaderamente extraño es que hasta ahora nadie se hubiese parado a editar “Tres mujeres” aisladamente, liberado de las voluminosas antologías en las que suele encontrarse (total o parcialmente) este duro y hermoso poema.


Extraño. Tan extraño como que apenas un par de meses antes de esta simbólica fecha yo acabara de terminar mi traducción, ajena a estos datos y movida por intereses completamente personales.

Me gusta pensar que todo ha salido tan bien porque así debía ser.

(La mano del ángel Plath, ordenando el tiempo y los acontecimientos.)

*

Luna, me conoces y seguro que no te cuesta situar el origen de mi fijación por este poema junto al momento de mi propia maternidad.

(Veintiún años, un bebé creciendo en mi vientre y una perfecta obsesión por encontrar libros escritos en primera persona por mujeres que fueron jóvenes madres y utilizaron la escritura para intentar sobrevivir.)

Y qué poca literatura, ésta.

Qué escasa.

Como si la mayor expresión de la sexualidad femenina acabase siendo un acto castrante, a nivel de desarrollo personal.

(Si tienes alguna recomendación de este tipo me encantará recibirla.)

*

Tras mucho buscar, finalmente, hace aproximadamente dos años, sucedió. Descubrí algunos fragmentos de “Tres mujeres” en Internet. Y fue un auténtico flechazo.

Nacimiento y muerte, amor y guerra, naturaleza y civilización, mitología y humanidad.

Nada quedaba fuera en este extenso poema.

Era justo lo que buscaba, pero las traducciones que encontré no terminaron de convencerme. Las palabras rechinaban, se retorcían, tropezaban (¿lo notas, también tu?). Se permitían demasiadas manipulaciones, demasiadas adulteraciones, libertades delicadas, indebidas, pienso yo, cuando se trata de traducir a Plath.

Sylvia Plath, que diseccionaba durante días el sonido y significado de cada una de las palabras que forman sus poemas. La medida de cada verso, de cada estrofa. Todo.

Fue entonces cuando decidí traducirlo. Por necesidad, para mí. Tranquilamente, durante muchos meses. Me acerqué tanto como pude.

Después vino la casualidad. Y cuando supe que en Febrero de este año se cumplían cincuenta de su, a mi parecer, accidental suicidio, decidí lanzarme a la locura. Buscar editorial.

(Nórdica Libros, diciendo . Diego Moreno, luchando por conseguir unos derechos de autor que parecían imposibles. Anuska y sus bellas imágenes.)

Las cosas encajaron y en apenas un mes el libro estaba en la calle.

*

Personalmente creo que la importancia de este libro en la trayectoria de Plath se debe a dos razones.

Por un lado, como sabes, el hecho de que “Tres mujeres” fuese un poema pensado para ser leído en la radio hizo que Plath lo escribiese, tal y como a ella le gustaba decir, pronunciándolo “en voz alta”. Este imprevisto ejercicio supuso un punto de inflexión en su técnica y desde entonces aplicó el procedimiento a sus nuevos trabajos, consiguiendo, por fin, la clave del estilo propio que tanto anhelaba.

Por otro lado, la habilidad con la que consiguió ahondar en cada una de las tres voces marca una cima en su capacidad creadora. La división del texto en personajes le permitió expresar sus contradicciones, magistralmente, cuestionándose a sí misma y al mundo entero. Desplegando toda la mordacidad y todos los temores que la sociedad de su época le instaba a reprimir.

(Disección de los valores sociales a través del acto, tierno y monstruoso, de traer vidas al mundo.)

Qué grande. Qué brillante.

*

Si tuviese que recomendar otro libro de Plath sería, sin duda, su “Ariel” (en la acertada edición de Hiperión, bilingüe y bien traducida).

Los poemas de "Ariel" fueron escritos, en su mayoría, tras separarse de Ted Hughes y teniendo que cuidar a sus dos hijos, Frieda y Nicholas, sin apenas ayuda. A pesar de las dificultades económicas y psicológicas que Plath atravesó en esos momentos logró, no solo encontrar la disciplina y el tiempo necesarios para dedicarse a la escritura, sino también independizarse de los consejos y la supervisión de Hughes, recuperando su libertad temática y expresiva. .

Que escribiese sus mejores poemas en estas circunstancias es algo admirable y dice mucho a favor de su naturaleza escritora.

*

Me preguntas por Ted y yo sólo tengo palabras de respeto. Fue un escritor inmenso (considero “Cuervo” su obra maestra) y las vicisitudes que tuvo con las mujeres no deberían ser excusas para crearle detractores ni defensores.

Que tu marido te deje por otra, o viceversa, que un matrimonio con hijos se rompa violentamente, son acontecimientos demasiado habituales como para estigmatizarle por ello.

Creo que Sylvia fue víctima de las exigencias de su época y de sí misma, más que de Ted. Él siempre salió adelante y me resulta imposible culparle. No lo haré.

(¿Te puedes creer que aún no tengo “Cartas de cumpleaños”? Lo leo un poco cada vez que lo encuentro en alguna librería, me atrae como un imán, pero aún no he podido permitirme tenerlo conmigo. Navidad será un buen momento para hacerme con él.)


*

Creo que por ahora no es necesario seguir traduciendo a Sylvia. Con “Tres mujeres”, su “Campana de cristal” y los libros de Hiperión me parece suficiente.

En cuanto a mí en este momento tengo un nuevo proyecto de traducción entre manos, aunque muy verde todavía. Un texto olvidado y difícil. Un escritor inédito del que aún no puedo decir más.

(Una vez más empiezo la casa por el tejado. Creo que no puede ser de otro modo conmigo.)

De mi propia cosecha tengo un par de trabajos a punto de cerrarse y un proyecto de antología que me gustaría sacar adelante a lo largo de 2014. Todo es cuestión de tiempo.

(Ya te contaré. Creo que puede gustarte.)

*

Para mí también ha sido muy muy agradable y reconfortante tenerte al otro lado en este proceso. Contar con tu apoyo incluso desde antes de encontrar el suelo firme de Nórdica. Sin tu ayuda en las correcciones, sin el resto del equipo, sin cada uno de los lectores, este libro no estaría donde está.

(¿Sabes? Con frecuencia me pregunto qué pensaría Plath de todo esto, de mi traducción, de esta edición. De todo.)

(Después de haber sentido el peso de su mirada sobre mí, tantas noches… ¿qué opinaría ella desde su incansable perfeccionismo?)

(Hoy tendría 81 años.)

*

Tengo la impresión de haberme explayado demasiado y la certeza de haber tardado muchos días en responder. Realmente no he sentido esta entrevista como tal y me he permitido esperar al estado mental adecuado, escribirte desde la calma y la amistad. Espero que todo haya quedado dentro de unos límites tolerables.


Te doy las gracias, Luna.

(Ojalá llevemos el libro a Barcelona y podamos brindar por él y hablar en persona.)

¡Adelante con el concurso!

Un abrazo enorme,

M

19 noviembre 2013

Lo he robado.

Lo que soy, lo he robado.
Estas montañas nunca fueron mías
año tras año me han creado nuevamente.
He visto el cielo colorearse con risas.
He visto las rocas entre el agua mustia
y la luz temblorosa. He subido a la montaña
sin nada en la mano excepto aquello a lo que mis manos se aferraban
a medida que avanzaba, dejando mis manos atrás.
Robert Binghurst

18 noviembre 2013

Destellos y silencio, pequeña antología de la poesía joven europea (3): Elena Medel.

François Reau
Antes de continuar con los nombres extranjeros de esta antología creciente quiero detenerme en un nombre que aquí todos conocemos, pero cuya ausencia en este proyecto sería inconcebible. Estoy hablando de Elena Medel (Córdoba, 1985). Elena es una gran editora, una gran escritora y una gran amiga. La conozco desde que tengo uso de razón poético (yo tenía 11 y ella 16, y gracias a su libro Mi primer bikini el mundo entero cambió.... mi mundo particular, pero también del que representa al panorama poético en España). Cada vez que hablo con alguien de nuestra quinta interesado en la poesía, todos estamos de acuerdo en que tanto su primer libro como Tara, fueron dos grandes inspiraciones en nuestra adolescencia. 

Recuerdo que en 2011 se cumplieron diez años de Mi primer bikini y que Unai Velasco y yo estuvimos tentados de hacer algo grande en homenaje... Algo que al final no terminó de salir pero que ya no hace falta realmente porque Elena acaba de recibir el premio a su esfuerzo, a su atención y a su dedicación por todos estos años. Hace sólo una semana las redes sociales se volvieron locas celebrando que en unos pocos meses (marzo de 2014) todos podremos sostener Chatterton en nuestras manos, su nuevo poemario, gracias al Premio Lowe de Creación Joven. 

Tuve el placer de leer Chatterton hace unos meses, y desde entonces me morí de ganas por publicar el primer poema del libro en este blog. Así que en cuanto me enteré del premio le pedí a Elena, por favor, que nos lo adelantara... y aquí lo tenemos. Muy atentos. Muy atentos. Una maravilla. Silencio. Miles de destellos:


ESTAMOS REALIZANDO OBRAS EN EL EXTERIOR.
NO UTILIZAR ESTA PUERTA
EXCEPTO EN CASO DE EMERGENCIA

Madurar
era esto:
no caer al suelo, chocar contra el suelo, contemplar el pudrirse de la piel
igual que un fruto antiguo.
Colchón justo para los dos; años que chocan la lengua contra los dientes una y otra vez que se tambalean en la boca
años
     del sentido incorrecto.
Con tres hilos de cabeza he tejido mi tiempo:
piensa en vosotros a mi edad, piensa en tres hilos de cabeza, qué te falta, qué te queda; piensa en tres hilos. Quizá
eso, madurar:
quizá Ulises boca abajo, quizá la orilla boca arriba,
eso que queréis me esperará diez años. Pensad en diez caídas; pensad en
diez hilos de cabeza. ¿Aquello? ¿La madurez? ¿Márchate, olor a lavavajillas, déjame con mi sueño?
¿O quizá en la boca uvas para el postre del color
de la rodilla que cae al suelo,
de la rodilla que choca contra el suelo? Me tambaleo. Y era yo el zumo en la garganta, y era yo el frío, era yo
las uñas y el estómago, quién era yo en mis años
con tres, en mi tiempo con diez hilos de cabeza. Hasta mi habitación
por la escalera de incendios un hombre
y su sentido contrario. Diez hilos de cabeza, veinte hilos de su pecho atados a mi pecho,
juro que amé
los golpes de sus piernas. Digo que
madurar era esto: que no pude negarme, digo que mis tres hilos de nada entre los dedos, y juré chocar y el suelo
lo juré. Pensé al suelo la caída
y el choque contra el suelo. Pensé el aliento pensé dije
tres hilos de cabeza: tambaleo.
Pensé en mi edad y pensé en vosotros y pensé
que nadie me avisó de madurar así, junto a la vida y el frío en el cajón
de la fruta que se pudre.
Elena Medel

17 noviembre 2013

Así me quedé después de Blue Jasmine.

El aliento es un hueso del que la carne se despega
Robert Bringhurst

1. Entiendo el nerviosismo. Intuyo que está loca desde el minuto uno. A veces nosotros también enloquecemos. Nos peleamos. Sacamos las uñas. Intuyo que está loca porque sabemos qué es estar loco. Quién está loco a nuestro lado. Y quién no. ¿Quién no?

2. Lloramos un poco y luego tragamos salsa picante. Los camareros de L'Olla de Sichuan nos sonríen y nos dan más alcohol. Debatimos sobre personalidades fuertes, sobre viajes hipotéticos, sobre qué poco nos interesa el panorama literario hoy. Hoy que sólo podemos hablar de trabajo. De personalidades fuertes. De ciudades hipotéticas. De que Blue Jasmine me hizo llorar. El terror se entremezcla con lo picante. Lo picante me salta a los ojos. El vino fuerte. La mandarina. El vino fuerte.

3. Os miro a todos y sonrío. Los chicos cerráis los ojos y las chicas movemos las manos. Pagar por unas cuantas luces, por unos cuantos bajos, por unas cuantas gotas de cerveza: la felicidad era eso. Los chicos cerráis los ojos. Nosotras movemos las manos. Es extraño estar aquí. Es extraño que aún sea tan pronto. Es extraño que vernos bailar me haga querer de esta manera. 

4. Mai tiene los ojos rojos, nos ha fotografiado a todos en el mismo punto. Recuerdo que yo tenía frío. Recuerdo que poco después me corté la melena. Miriam y Raquel también se ríen. Tú tienes hambre. Todo huele a marihuana y tengo ganas. Tú tienes hambre. Compramos un cuaderno cuadrado y se lo damos a la anfitriona. Compramos fideos. Mi abrigo está mojado. Mis pupilas son tan sencillas. 

5. Qué tranquilo duermes después de esta mamada. Qué tranquilos están los gatos, quizá porque llueve. La lluvia nos relaja a todos. Yo leo a Oliver Sacks. Yoga en el salón. Un poema de Brinhurst. Tenemos vino bueno para cenar. Tenemos libros buenos pero ahora no los queremos. Recuerdo que sonaba Blue Moon. Y que la ropa nos pesaba. Sí. Toda la ropa. 

15 noviembre 2013

Destellos y silencio, pequeña antología de la poesía joven europea (2): David Teles Pereira.

Kendra Yee

Continuamos con la serie dedicada a los mejores poetas jóvenes de este continente. Hace un par de días en este mismo blog pudisteis leer el poema París de Sam Riviere. Hoy le toca el turno a David Teles Pereira, poeta portugués nacido en 1985 que actualmente reside en Lisboa, donde escribe, edita, traduce, lee y agita con amor el género poético. Conocí a David gracias a mi amigo Antonio Alías, quien tradujo este espectacular texto para Tenían veinte años y estaban locos (aquí); pero no volví a saber de él hasta hace apenas una semanas, cuando comenzamos a intercambiar emails proponiéndonos proyectos y hablando de los mundillos poéticos de nuestros respectivos países. David conoce muy bien nuestro idioma, y él mismo ha traducido al español el poema que os copiaré más abajo. Para mí, su voz es una de esas que debería estar en nuestras mesas de novedades literarias, en nuestras estanterías y en nuestro imaginario.

Pero ahora silencio. Se acercan más destellos:


Friedhof der Namenlosen

It must often be like this
We darken gently as you count the days
Ian Hamilton

para Helena

Un hombre habla sobre la extinción anónima
mientras observa la huída de la tarde
a través del canto de las alondras.
Dieciocho años de fiebre, añade,
y una cruz débil de silencio en lugar del nombre.
El sueño de todos los siglos lo ahogó como un agua oscura.
En el fondo, esto es lo que la poesía trata,
hacer del añoro papel y con ojos de tormenta
trazar los límites del horror en la tierra,
vientre hueco que no hereda más que huesos.

Nacimos en imperios distantes,
me escribes acerca de la eterna juventud de los muertos
y yo solamente sé que el camino hacia el olvido es el mismo
donde quiera que estés. Pero aquí, en la casa de
aquellos que no tienen un nombre como sudario,
o en cualquier otro lugar, nuestro amor
es una cartografía distinta, es otra melodía.
David Teles Pereira

14 noviembre 2013

De cuando maté a Michel Houellebecq por error.


Gracias 89plus. Gracias Sam. Primero mato a Houellebecq, luego tengo un gallito, luego pronuncio mal esto y lo otro e incluso hay una lágrima. Pero aquí está la lectura. Y eso. Gracias.

13 noviembre 2013

Comer (2): ñom es el nuevo yummy, y otras historias.

Hace un tiempo me propuse comenzar un "diario de comida" en este blog, pero entre unas cosas y otras no pasé del primer post (pido disculpas, ay). La crítica gastronómica es un género que me queda grande por todo lo que desde aquel momento fui descubriendo, de ahí que aún no me haya animado a seguir, a pesar de que en mi Instagram o en mi cuenta de Foodspotting las imágenes y los comentarios sigan surgiendo; o incluso de que algunos de vosotros me comentarais que después de Comer (1): el tamaño satisface, descubristeis una nueva y genial hamburguesería.¿Sabéis que no he vuelto a ese sitio desde entonces?

En las últimas semanas, sin embargo, he vuelto a escribir bastante a propósito de la comida que como, de la que no como, de la que me gusta o no me gusta comer y de la que os recomiendo. También he leído mucho. Y he cocinado mucho. Y he hablado con verdaderos profesionales del tema, que me han ayudado a entender mejor la verdadera dimensión de los alimentos y sus sabores. Libros como Saber comer, de Michael Pollan (Debate), o Gastropoesía, editado por La Bella Varsovia. Libros de Martín Caparrós, de Mónica Escudero, de Mikel López Iturriaga... Con todo, hace dos sábados publiqué en S Moda una columna (puede leerse aquí) a propósito de las "sectas de la comida", un texto sobre aquellas veces en las que nos volvemos un poco locos al elegir nuestras dietas; y hoy, en PlayGround, firmo un artículo bastante largo en el que trato este tema y muchos más. Aquí os dejo los primeros párrafos, y os invito, si os apetece, a leerlo:

***
Regla uno: 
Comer comida
Michael Pollan

Comer mola
Todo comienza en 2006. Cory Kennedy, la entonces musa adolescente de Cobra Snake, pulsa el play de su discman y el tema “Keep Your Hands of my Girl” de Good Charlote aparece en el YouTube mal grabado de Nylon Mag. Cory mueve la cabeza, el pelo, los hombros y la mandíbula. Cory mola mucho porque baila mientras come; come mientras baila; se retuerce de placer mientras arrastra algo que parece salsa, o hummus, o qué se yo, con un trozo de pita tostada. A decir por el aspecto del plato, cualquiera lo consideraría asqueroso, pero su esfuerzo por regalarnos hipnóticos movimientos punk con la boca llena acaba por hacernos desear cualquiera de los productos que pudiera haber en su bandeja.

Todo empieza en esa época, porque nosotros, como Kennedy, tenemos quince o veinte años, y aprendemos entonces que la comida es una cosa guay, divertida y puramente estética que definirá nuestra manera de ver el mundo. O lo que es más importante, la manera en que el mundo nos verá a nosotros: mucho cuidado a partir de ahora con qué elegimos en el comedor. Mucha atención a cómo mordemos la manzana, el plátano, el pico del pan… Practicamos con nuestras pequeñas cámaras digitales tan de Carrefour 2005 la manera en que dentro de seis años subiremos a Instagram las fotos de nuestros menús. La comida, intuimos, lo es todo. Nos da la vida. Nos construye.

12 noviembre 2013

Destellos y silencio, pequeña antología de poesía joven europea (1): Sam Riviere.

Destellos y silencio es un verso robado a Ingeborg Bachmann, del poema Cantos durante la huida, incluido en el libro Invocación a la osa mayor. Es una imagen que me gusta especialmente porque sin duda define el estado de la poesía más joven de nuestro continente. Europa: ese lugar silencioso donde aparentemente nada ocurre, pero cuyas regiones brillan de tanto en tanto a causa de esas voces que son destellos, y que si nos fijáramos un poco más en ellas serían fuegos, y que si las atendiéramos cuidadosamente serían enormes soles para hoy y para el futuro. 

Escribe Arthur Rimbaud en Una temporada en el infierno que es preciso huir de este continente, pero en esta ocasión quiero contradecir al poeta, y armar una pequeña serie de post con esas voces que están aquí, muy cerca de nosotros, y que sólo pueden invitar a que nos quedemos a escucharlas. Algunas las he conocido a través de la labor brutal de 3AM Magazine por dar a conocer autores de todo el mundo. A otras he llegado a través de amigos, de recomendaciones, o incluso de viajes tan alucinantes como el que hace poco realicé a Rumanía, en donde se me abrió un mundo de cosas brutales. 

Poco a poco iré subiendo los poemas, intentaré que todos ellos estén en español, o al menos en inglés. Pero hoy me gustaría comenzar con un poema de Sam Riviere (1981), una de las voces emergentes más importantes de Reino Unido, cuyo primer libro 81 Austerities fue publicado en Faber & Faber en 2012, y desde entonces no ha dejado de recibir críticas excelentes. El siguiente poema pertenece a una plaquette previa, y es una traducción que ha hecho el traductor y también poeta Alberto Acerete. Alberto conoce bien la obra de Sam, y es un gran lector suyo. Mi agradecimiento a él por este trabajo de traducción, y también a Sam, a quien conocí hace unas semanas en Londres y me dejó maravillada.

Y ahora silencio, queridos lectores: se aproximan enormes y hermosos destellos


París

A mediados de un verano tormentoso
conociste a una joven ciega en una librería.
Sus dedos acariciaban los adornos
de los lomos, justo cuando estiraste el brazo
y tocaste sus descuidados rizos.
En un parque cercano, sus besos fueron tan certeros
como pellizcos. Cuando le posabas una mano
en la cadera, la costilla o el tobillo, sus ojos
parpadeaban, desmemoriados como las fuentes,
y cualquier movimiento precipitado estaba hecho a tu medida.
Durante toda una semana soñaste
a través de campanas en caída y aves de paso
con un edificio que sobresalía por encima de las iglesias,
tan alto que tu estómago se tambaleaba
y el suelo alzaba el brazo con su estúpido deseo.
Solo se quedó una vez. Afuera, los coches suspiraban
y tonos de lluvia contenían la habitación
en la que su mirada inquieta releía sin descanso el techo,
en la que cada movimiento sacádico se frenaba y repetía,
captando lo que nunca llegarías a entender.
Sam Riviere
(Traducción: Alberto Acerete)