30 abril 2013

Desbordar (2 de 3): David Meza.

Continuamos con este pequeño ciclo dedicado a tres jóvenes poetas desbordantes: Arturo Sánchez, David Meza y Al-amin Emran. Hoy contamos con un fragmento inédito del que será el Libro III de El Sueño de Visnu, de David Meza (próximamente en El Gaviero Ediciones). Para los que no conozcan al poeta mexicano: una introducción. Para los que esperamos con ansias su nuevo volumen: un regalo.

*

Bajo el horizonte un muchacho con lágrimas en los ojos dice que el tiempo no existe. El tiempo toma su sombrero y se va como un ave entre las ramas de la medianoche. La cuerda se ha detenido, y el agua del lavabo ha hecho de la casa un litoral donde los tiburones entran y salen de los cuadros en busca de más estrellas, un litoral donde las ballenas saltan y se revuelven entre las constelaciones, donde el cadáver de los cetáceos se transforma en polvo cósmico y arena; un litoral donde los delfines convirtieron la  literatura en arrecifes y corales. Alguien ha dejado de dar cuerda a nuestra casa y las escamas del reptil se incrustan en un sueño. Todo quedó revuelto. El siglo XVI tomó la forma de un barco negro encallado en la arena. Un muchacho salió del barco y dijo “Algunos hombres nacen más pájaro que hombre” y se fue volando. Entonces, pude escuchar una voz. Era como un evangelio de tierra entre las manos de otro. Un otro que llevaba su corazón extendido como la piel de un tambor y que sabía mi nombre. Pienso que ese otro bien pudiera ser el mago. El siglo XVII siguió flotando como los planetas en el cielo. Una vez bajó a mi casa de cuerda y me dijo “Si de alguna forma pudieses mezclar los sueños con la tinta de los calendarios, o decirle que le amas a una muchacha mientras un cometa le atraviesa el pecho; si de alguna forma pudieses revolver la música con las piedras y el agua con el pensamiento, si pudieses volverte noche, o volverte día para llenar el vacío de la muerte con las piedrillas del amor; entonces, quizá, tendrías lo necesario para empezar un poema”, y se fue. El siglo XVIII tomó la forma de una casa. De ella salió una zorra con la cola pintada de arcoíris. La miré fijamente a los ojos y me dijo “Si le abrieses la frente a un niño con un cúter te encontrarías con el mar”. Luego salió una tortuga. “Una canica que rueda y empuja a la otra nos enseña el milagro de la infancia”, fue lo último que se escuchó antes de que la tortuga desapareciese en un destello de hojas. Finalmente, salió un muchacho con todos los continentes dibujados al pecho. Me miró a los ojos, y cerró la puerta. El siglo XIX conservó la forma de un científico. Tomó todos los planetas y los hundió en una hoja. Luego acarició el agua de su curso. Tomó todas las palomas del cielo y las metió en un libro. Tomó todas las nubes de la noche y las guardó en su boca. Luego se quitó la piel y la puso en la rama de un árbol. Y es que todo quedó revuelto. Los Beatles saltaban de cometa en cometa hasta volverse aire. Cuando Harrison cantaba Hare Krisna una rosa negra se abría ante la mañana. Todo quedó revuelto. El mar empujaba las piedras de la playa hasta mi cama, el viento esparcía mis cabellos hasta el otro lado del mundo, un muchacho con escopeta le disparaba a la noche, y un niño se paraba a la orilla del sueño para comerlo. Todos los mares quedaron quietos. El tiempo cobró su cordura. El tiempo cobró su locura. El tiempo cobró su hiladura y nos dejó prendidos a una estrella.
David Meza

29 abril 2013

Como el ciervo huimos.







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Amapolas que son madres. Amapolas que dicen: esto no es así. Amapolas techno. Amapolas que... La amistad: ¿cuánto nos une? Queremos ser puros en este infierno (apenas un ladrido, un escarabajo, un pastel de queso, una piel de plátano, tres hombres bellos y mi amor). Amapolas que son nuestras madres y como el ciervo sobrevivimos. Sí. Como el ciervo. 

26 abril 2013

Escribir desde el estómago (III).

Por otra parte, las personas que trabajan con la creatividad, es decir, artistas, escritores, músicos y filósofos, no toman sus decisiones racionalmente, como es sabido, sino que siempre escuchan una vocecilla en su interior. Confían en su gut feeling, en su "sentimiento intestinal", como se dice en los países anglófonos, o actúan "desde las tripas" (es decir, por intuición): dejan a sus asociaciones seguir su curso libre y feliz, como a sus excreciones. Y si un suceso les sienta "como una patada en el estómago", a menudo lo digieren expresándolo con palabras u obras mordaces. "Algunos médicos derivan del estómago todas las enfermedades", sostenía el poeta alemán Jean Paul: "Aspiro a explicar por el mismo motivo y aún más fácilmente el origen de la mayoría de los escritos y demostrar que en la producción de un libro la corriente nerviosa del cerebro trabaja menos que la satisfecha bilis del estómago". También Gustave Flaubert atribuye al estado de ánimo de su sistema digestivo sus manifestaciones literarias; el escritor se esforzó en contener, con todos los medios disponibles, sus excesos de ira de carácter fecal, como describe en la carta antes citada, le vienen a la boca, para poder compactarlos y darles, posteriormente, uso literario: "quiero conservarlos, trabarlos y hacer papilla con ellos, y embadurnar el siglo XIX del mismo modo que se doran las pagodas hindúes con boñiga de vaca". Según esta concepción poético-excremental, el proceso creativo de la escritura es, ante todo, un asunto de la digestión, es decir, una mecánica corporal no controlable de manera racional. 
Florian Werner

25 abril 2013

Desbordar (1 de 3): Arturo Sánchez.

Charles Burns
Hace poco mi colega y poeta Arturo Sánchez me dio a conocer al también escritor Al-amin Emran gracias a una fantástica traducción que más tarde colgué en Tenían veinte años y estaban locos. Es curioso. Cuando Arturo me presentó al autor, no pude pensar en otra cosa: David Meza. Y más curioso aún. Cuando este verano leí por primera vez a Arturo, no pude pensar otra cosa: David Meza. En realidad Meza (México, 1990), Emran (Francia, 1989) y Sánchez (España, 1990) escriben cosas bien distintas... pero encuentro en lo que crean una sensación de desbordamiento continuo. Palabras de un vaso que no deja de gotear y que nos salpica hasta incluso resultar incómodo... y sin embargo siempre queremos más. Queremos beber de ese vaso. Queremos que nos ahogue. No sé. Estos tres chicos no se parecen en nada, vale. O sí: se parecen en muchas cosas. No sé. El caso es que me apetece mucho compartir con vosotros algunos de los textos de estos autores. Primero Arturo Sánchez, otro día un inédito de David Meza (de esa esperada y hermosa segunda parte de El sueño de Visnu) y por último un poema Al-amin Emran... Y así, con Arturo, comenzamos... Mucho cuidado:


Plegaria extraviada 

¿Qué les pasó a los palacios de barro y a las sonrisas en el puerto exhausto?
No temíamos el contagio en el suelo sucio, en las tierras del Terror o bajo los neones sin resurrección.
Todo esto es muy raro.
Siento en mis muñecas las raíces de la desinfección y aun así

Pavos reales de otros mundos viven en gasolineras abandonadas
Perros feroces aúllan a la luna helada, melancólicos, estresados y depresivos.

Eduardo Manostijeras se pasea sonriente en las mieses.
Cambiaré el yodo por pinturas de guerra y el alcohol por sangre.
Me rodean incontables ojos de hombrecillos de arcilla.
El tigre sonriente ha pasado como un ovni

Recordado solo en las fantasías de los locos.

El chamán de veinte años ha vivido todas las vidas

Y llora en un local okupa desertado.

¿Qué fue del beato vagabundo de sol y asfalto?

¿Dónde acabó el american bum?

Y jurarían haberle conocido, algunos hombres nacidos por la mañana.
Hemos viajado de la hospitalidad al hospital en una fuga de sumisión.
A partir de ahora quiero que se me conozca como el perro con botas.

Venid a husmear conmigo los perfumes olimpiacos de las estaciones de servicio.

Espiritual ateo y generoso demente, perro con botas, ¿adónde fuiste?
Chamán de veinte años, tigre sonriente, perro con botas, santa trinidad del ángel borracho a tientas en la tierra.
Buscaré un baño de gasolinera para lavarme de la convicción aséptica.
Compraré un fusil para disparar a las nubes de ojos como estorninos.
Se abren los infiernos y vuelven a brotar en la tierra los locos enamorados.
Cuándo será que las parejas enamoradas volverán a jugar desnudos en el colchón sin sábanas de una habitación vieja y destartalada.
Aquellos que, hasta las cejas de marihuana, seguían filosofando en el metro nocturno.

Aquellos que descargaban barcos en el puerto y solo se perdían en libros viejos.

Me escuchan con sorna los convictos artífices de su suerte en la ciudad esterilizada.
Convictos de la convicción con sonrisas de reojo, hombrecillos de arcilla.
Y apagaré las luces y las señales. 

Deberá volver la aurora, bestia de sangre, a cubrir el planeta.
El mundo se tiñe de rojo cuando las venas explotan en los ojos. 
El asesinato se repetirá.
Sácanos ya del hospital.

Ángel ebrio, que estás por los suelos

Santificado sea tu nombre.
Arturo Sánchez

24 abril 2013

Can you give me something for the pain?

Aleksandra W.
Can you give me something for the pain?
Sophie Collins

Dejo de creer en el hambre.
Sonia Fides

La cultura humana se basa en la mierda.
Florian Werner


Pero insisto, ¿puedes darme algo?

18 abril 2013

910 páginas de Anne Sexton.


Muerte,
necesito mi pequeña adicción a ti,
necesito esa vocecita que,
hasta cuando asciendo desde el mar,
toda una mujer, completa,
dice mátame, mátame. 
Anne Sexton

No podríamos dejar de escribir la palabra sangre, porque es lo que nos llena. No podríamos dejar la carne ni tampoco el hueso. Y qué decir de las princesas, todas tan pálidas, como el interior de una canica que rueda en tu garganta. Otra vez otra vez otra vez me estás hablando de tumbas. El peso de las piernas, tus ojos grandes quieren cerrarse, dijiste adiós Sylvia adiós Mamá, ¿quién se despedirá de mí? No podríamos dejar de escribir la palabra muerte, porque es lo que nos llena.

17 abril 2013

Más allá de la quietud (un cuaderno que cruza el océano).

Queridos amigos,

hace poco lo anuncié en Facebook, pero también os lo cuento por aquí. Resulta que a mediados de mayo un cuaderno con mis poemas aparecerá en Melón Editora, una pequeña pero matona casa editorial de Buenos Aires, Argentina. El librito, de no más de 30 poemas seleccionados de entre todos mis libros, y algún inédito, se titula Más allá de la quietud (recordad de dónde viene este título, esta obsesión: aquí). Me hace mucha ilusión esta publicación al otro lado del océano. Me hace mucha ilusión compartir casa con autores como Natalia Litvinova y Felipe Herrero. Me hace mucha ilusión poder tenerlo pronto entre las manos.

Muchas gracias por el apoyo y las lecturas,

Luna.

15 abril 2013

10 razones para odiar el calor.


1. Llega el calor insoportable el médico me dijo no enseñarás esas piernas no dejarás que el sol encienda tus cicatrices no dejarás

2. Llega el calor insoportable la cama sigue fría quizá los sueños no entiendan de invierno o primavera la cama sigue fría

3. Llega el calor insoportable trabajar se ha convertido en no abarcar lecturas

4. Llega el calor insoportable las gaviotas merodean los tejados cercanos y el gato salta nervioso porque quiere hablar con ellas

5. Llega el calor insoportable aún visto de negro el médico no me deja adiós a las falditas cortas todo un verano de luto

6. Llega el calor insoportable pero aún no he sudado

7. Llega el calor insoportable y como cosas que le gusten al gato porque tú te has ido y quizá si comparto estas migajas con Delhi me sienta menos sola

8. Llega el calor insoportable soy antipática no quiero ver a nadie

9. Llega el calor insoportable imbécil confías y luego mienten

10. Llega el calor insoportable lo espero cicatrizando bajo las mantas  

14 abril 2013

Poetas pacientes (o viceversa).

Efectivamente Ebrio de enfermedad es una joya para los amantes de este tipo de "literatura enferma". Quizá lo que más me ha gustado es esa parte en la que el autor pide al médico que introduzca la literatura en su formación e incluso en sus tratamientos. Anatole Broyard dice que todo enfermo guarda un poeta dentro, y también señala que es al médico al que le corresponde desarrollar esta faceta de su paciente. 

Decía que esta reflexión me gustó, o bueno, más bien me emocionó, porque me acordé de aquellos posts que escribí durante el último verano a propósito de lo que tenían en común Siddartha Mukherjee y el oncólogo de mi madre, ambos grandísimos lectores; y también de mi desacuerdo ante aquella sentencia de Sontag, para quien poesía y cáncer nunca podrían estar unidos

Puede que haya quien no esté de acuerdo con eso de que la literatura nos hace mejores personas... sin embargo yo sí soy de las que piensan que libros como este son necesarios... porque nos curan. 

Por eso quiero un médico con sensibilidad. Y eso parece un oxímoron, una contradicción en los términos. Un médico es un hombre de ciencia. Imagínese cómo sería tener por médico a Chéjov, que era médico. Imagínese tener por médico a William Carlos Williams, que era poeta, o a Walker Percy, que es novelista. Imagínese cómo sería tener por médico a Rabelais, que era médico. ¡Dos mío, vaya si podría hacer magia con él!
A. B.

12 abril 2013

La moda y la #enfermedad.

Richard Tennant Cooper
Esta mañana he recibido Ebrio de enfermedad, de Anatole Broyard y no he podido evitar comenzar a leerlo en el mismo ascensor, después de sacarlo del buzón y abrir el paquete temblorosa. Tenía mis dudas sobre si este librito confesional me enamoraría o no porque desde hace un tiempo ando saturada de lecturas que se acercan a este tema. Si bien "lo enfermo" es algo que me ha llamado la atención desde el primer momento en que comencé a buscar hacia dónde orientar mi biblioteca (y también mi escritura), en los últimos meses he sentido que las mesas de novedades de nuestro país se llenaban de este hashtag literario, conformando una especie de  canto coral o apología del dolor a veces incomprensibles. 

Por suerte, y por lo que he podido leer en la últimas horas, Ebrio de enfermedad se aleja de cualquier "moda de la lamentación" y se convierte en uno de esos libros que uno agradece tener en las manos. Si bien es cierto que fragmentos como "Hacia una literatura de la enfermedad" nos pueden resultar demasiado cercanos si ya hemos leído textos como El emperador de todos los males o clásicos del tema como La enfermedad y sus metáforas, hay en la escritura de Broyard algo profundamente hipnótico, quizá por su lirismo crudo, que nos invita a seguir leyendo aunque ya intuyamos hacia dónde puede llevarnos. 

La historia de Broyard comienza como muchas otras: Juan Gracia Armendáriz, Susan Sontag, Melanie Thernstrom... O bien: un cuerpo que contrae una enfermedad y que decide combatirla desde la Literatura, no sin antes probarla, degustarla, leerla en otros, preguntarse ¿¿¿¿por qué???? o incluso a veces amarla (lo queramos o no, es nuestra inseparable acompañante, y eso marca). La historia de Broyard, decía, comienza como cualquier otra historia, pero también está narrada como nunca. Me encanta la crudeza, la sinceridad. Aún me quedan algunas páginas para terminarlo, pero me alegro de sólo con las dos primeras y fantásticas partes todos mis reparos se hayan quedado a un lado.

Lo que más "detesto" de Ebrio de enfermedad es las ganas de leer más y más que acaba provocando. En la mesilla avanzaba lentamente El fin de la enfermedad, de David B. Agus (Ariel, 2011), y de la estantería acabo de desempolvar dos libros en los que no puedo dejar de pensar: El sentido de la enfermedad, de Shinoda Bolen (Kairós, 2009) e Historia cultural del dolor, de Javier Moscoso (Taurus, 2011). Si os fijáis, todos están concebidos como ensayos o incluso como manuales de autoayuda y han proliferado en los últimos años. Broyard lo dice con razón: el enfermo necesita su propia literatura. Y quizá eso sea porque: su estado del alma es distinto (Woolf). 

Entonces, pienso: ahora todo me cuadra. Vivimos en una sociedad enferma donde la muerte y la degradación están siempre revoloteando sobre nuestras cabezas. Vivimos enfermos y por eso necesitamos nuestra propia Literatura... pero claro. ¿Hasta dónde la frivolidad? ¿Y la falta de pudor? ¿Y la canalización de todos nuestros dolores? ¿Hasta cuándo la #enfermedad seguirá siendo #literatura, y viceversa?

Con todo, me marcho la cama a seguir leyendo al señor Broyard. 
Que la tarde es apacible. 
Que el dolor aquí no pesa.

11 abril 2013

Mujeres tontas mujeres listas mujeres tristes mujeres.

Descorazonadora historia la de nuestra rubia imponente... aunque más que imponente es tonta y del montón. No sabemos si tiene sentimientos porque los oculta. No sabemos si es luchadora, porque se deja llevar por la ignorancia de los hombres que la acompañan. ¿Es ella también una ignorante? ¿Qué ocurre cuando una mujer que podría tenerlo todo decide quedarse escondida, alimentarse de sus problemas, y finalmente no tener nada? Una ignorante, quizá, o una infeliz. Una mujer corpulenta, sexual, con problemas mentales ¿fingidos?, con dificultad para mantener a sus amigas, adicta a la bebida, adicta al juego, adicta a los hombres que le harán daño, y lo peor: adicta a que le hagan daño. Podría ser un retrato de época (de hecho lo es), de cuando ellas buscaban la independencia a tientas y se encontraban consigo mismas y sus futuros destrozados. Podría ser un retrato de época y sin embargo es un retrato tan actual. Dorothy Parker da voz aquí (con ironía y también con compasión) a lo que será el modelo heroína de nuestros días: esa persona (ya da igual hombre o mujer, aunque intuyo que ocurre más en el segundo caso) trastornada con ganas de explotar su tristeza y de demostrar al mundo que su rostro es el más demacrado. Recordemos: la enfermedad está de moda. Recordemos: la ignorancia está de moda. Recordemos: aquí sólo vale el que mejor se lamenta.

Me ha parecido, en definitiva, un libro alucinante sobre los límites de la tristeza y sobre el fracaso personal. Esta edición de Una rubia imponente publicada por Nórdica es además preciosa, y hace llevadera con sus ilustraciones la crueldad que el libro esconde... Y pienso... No seamos rubias imponentes. Seamos Dorothy Parker.  

10 abril 2013

Uno de mis cuentos preferidos de Ibrah B.

Portada de Laura San Román
Más adelante os contaré cosas del proyecto FICCIÓN RARA que hemos desarrollado en PlayGround para este mes de abril. Pero hoy sólo quiero compartir con vosotros este cuento de Antonio J. Rodríguez. Porque sí. 

07 abril 2013

La dieta de los cerdos.

Reconozco que no entiendo la noche pero es que tampoco entiendo el día los paso aquí encerrada sucia y encerrada para qué ducharse para qué el agua ahora si sólo me entrego a mi trabajo a mi labor rosada y comestible me cuesta entender la noche me cuesta entender la amistad me cuesta entender a otros esqueletos llenos de carne llenos de sueños llenos de asco pero es que tampoco entiendo el día las horas que suceden ovulando y no tengo nada orinando y no tengo nada no tengo nada salvo este barro a qué se parece vivir me pregunto y estoy cansada de comer manzanas de comer estiércol estoy cansada de ver crecer mis muslos de ver arañar mis noches tener lo mismo que comprendo o quizá luchar por nada. 

06 abril 2013

04 abril 2013

Barcelona - Sevilla - Almería - Barcelona: una guía turística del alma, o algo así.








1. Sufrir el trastorno de los días completos (completa la vida, completo el hambre, completa Literatura, completa amistad). 

2. Siempre se me hizo raro ver el mar desde el cielo (acostumbrada sólo a su horizonte)

3. Mamá con la cabeza naranja. 

4. Papá con sueños y cristales bien guardados.

5. Un sitio lleno de Vírgenes: ojos llorosos. Cerveza.

6. Cerveza. Vino. Cerveza.

7. Doce horas de tren.

8. Ana Pedro Elena Alberto Antonio Javi Marga María Juanma Pliyo Carlos Carmen Carmen Isa Isa Paco Paco Kika Julio Marina Diego Ángel Teresa Más Más Todos

9. Creo que lloré en algún momento.

10. Cansancio. Vino. Cansancio.