31 octubre 2008
30 octubre 2008
Too drunk to fuck.
como vidrio caliente cuando crucé la puerta.
Fogwill
29 octubre 2008
28 octubre 2008
Pájaros desérticos.
Lina odia todo aquello donde florece la sensualidad. Está celosa de todo, de los amores de todos. Siente celos cuando ve a las parejas besarse por París, por los cafés y por los parques. Las mira con una extraña mirada de rabia. Desearía que nadie hiciera el amor porque ella no puede hacerlo.
Anais Nin
27 octubre 2008
26 octubre 2008
Sol misterio.
Fin de semana.
22 octubre 2008
20 octubre 2008
Las tardes largas.
soy una virgen
de puro acetileno
Sylvia Plath
Viento, viento otoñal.
(No te acostumbras al barro,
a las hormigas voladoras).
(No te acostumbras al charco del portal).
17 octubre 2008
14 octubre 2008
Renfe Cercanías.
un nombre –no tiene
ninguno. No yacían allí. Algo
yacía entre ellos. No
veían a través.
Celan
12 octubre 2008
Domingo contigo en Madrid.
Emportés par la foule qui nous traîne
Nous entraîne
Nous éloigne l'un de l'autre
Je lutte et je me débats
Mais le son de sa voix
S'étouffe dans les rires des autres
Et je crie de douleur, de fureur et de rage
Et je pleure...
Entraînée par la foule qui s'élance
Et qui danse
Une folle farandole
Je suis emportée au loin
Et je crispe mes poings, maudissant la foule qui me vole
L'homme qu'elle m'avait donné
Et que je n'ai jamais retrouvé...
Edith Piaf
09 octubre 2008
Sed.
Yukio Mishima
me llamas desde el sueño:
enjaulado,
careces de acento,
de ningún lugar
procedes,
escucho,
rodeado de muros y espejos,
sólo tu silueta sola,
escucho,
el vidrio
resuena,
y no sabes que estoy cerca,
no sabes que en este sueño
mi carne también es cristal
08 octubre 2008
Catulo bajo la lluvia.
El lunes por la tarde mis nuevos compañeros de
Sin embargo el sol del lunes decidió esconderse bajo nubes pesadas de martes lluvioso. Rebeca me esperaba en Arrebato, librería de segunda mano del barrio de Malasaña, donde se venden también los libros gavieros. Rebeca me hizo algunas fotos en la sección infantil, me regaló un libro precioso de Catulo y luego la llevé a una cafetería de la calle Espíritu Santo en la que hasta hace poco mi amigo Fran Úbeda tenía expuesta una de sus fotografías.
(Situación de la poesía -por otros medios-, a la luz del surrealismo, Manuel Crespo)
Desde que mi vida es metaliteraria tengo bastante miedo de las metáforas. Son peligrosas en tanto que armadas de verdad. Si sigo haciendo caso de ellas, de las palabras o de su simbología, terminaré diciendo que también están cargadas de futuro; cosa que sospecho que está escrita ya. De lo que me he dado cuenta hoy es de que desde que las cosas son como son desde que las pongo por escrito, sucede que el futuro lo había dicho, que las cosas son en tanto que las escribo, que las metáforas se hacen realidad.
Por eso me duele una inquietante muela del juicio a los treinta años, porque en realidad tengo cinco y me están saliendo los dientes. Por eso llovía hoy, como diría un italiano, dapertutto. Me la anunciaron incluso; yo no la esperaba. Es mejor así. Llovía cuando llegaba a la librería el Arrebato y cuando Luna Miguel y yo salimos de allí. Llovía cuando tomábamos café en un recoveco de Malasaña, aún una terraza, como si la lluvia fuera metáfora, como si no importara, como si nada.
Llovía cuando apareció Izas, dejó un paraguas a mis pies, un paraguas negro, sobrio, de aspecto masculino, un objeto que siempre quise tener y, como nunca tuve, me tapaba con lo que en Bilbao se llama choto y capucha en otros lugares. Siempre me pareció mejor parecer un duende que llevar un paraguas demasiado evidente, un paraguas para sordos. Ya saben: chillón. Sin embargo hoy debería ser un día gritón, paroxista sobre todo, actividad un tanto trasnochada pero eficaz.
Paroxista, patafísica, surrealista. Como dice Breton de la belleza: convulsiva. Dice más el buen señor: La belleza será convulsiva, o no será. Inevitable. Como diría mi padre: impepinable. Razón: allá. Donde no sabe nadie. Lo que no está escrito. Sabe latín. Esta tarde le pedí a la poeta Luna Miguel que me dejara regalarle un libro. No se atrevía a elegirlo pero me dijo que quería algo de Catulo, que quería tatuarse su verso del gorrión, que la ilustradora Laia Arqueros iba a dibujárselo.
Catulo apareció, como la lluvia, cuando no lo esperábamos, envuelto en plástico, como si fuera él quien nos estuviera esperando. Luna me dejó regalárselo y yo encontré a Pedro Salinas. De El Arrebato debíamos salir las dos con un libro, y ambas nos llevamos lo que necesitábamos. Hace años que me hacía falta Salinas y apareció cuando debía ser, como sucedió siempre con Ángel González. La edición que he comprado está prologada por Jorge Guillén, ¿se puede alcanzar mayor perfección? Será por mi amor a la poesía castellana que me pueden las ganas de poner sobre la mesa un concepto del todo anacrónico como la justicia poética.
Pero fue así, de verdad que sí. Por eso ahora, en casa, no me extraña que en el otro libro que compré, Situación de la poesia (por otros medios), una edición del grupo surrealista de Madrid, se cite como referencia dinamizadora la revista Salamandria, que editaban los padres de Luna Miguel, ahora al mando de El Gaviero. ¿Cómo va a extrañarme? Nada me extraña ya, ésa es otra gran metáfora, ahora las señales, los azares que no existen pero se aparecen, las conexiones, lo inimaginable, lo maravilloso, lo visceral, lo real visceralista, me parece normal.
Hemos llegado a ese punto ya. Ese en el que el plural mayestático deja de ser metáfora, ése en el que me siento parte de un movimiento, algo que está sucediendo, algo que, va en serio, estoy viendo. Lo escribí en un reportaje del verano, decía así: "Bolaño se ha convertido en maestro de las nuevas generaciones, sobre todo de los noveles, nuevos detectives salvajes que pululan con sus libros en las manos y recitan consignas real visceralistas, 10 años después de la publicación del libro".