29 marzo 2013

La dieta de los pájaros.



Teñir el suelo de amarillo o desinfectar.

Poco importan las caricias si lo que tengo es mío y es duro. ¿Hambre? Ubres. Huevos. Alcachofas. Qué podría darnos asco ahora. Qué palabra suena mal ahora. Ubres. Huevos. Cielo.

Quiero adelgazar llorando.   

27 marzo 2013

Conversaciones amorosas y "eugenidescas".


-Mi meta en la vida es llegar a ser un adjetivo -dijo-. Que la gente vaya por ahí diciendo: «Eso era tan bankheadiano», o «Un poco demasiado bankheadiano para mi gusto».
-Bankheadiano suena bien -dijo Madeleine.
-Es mejor que bankheadesco.
-O bankheadino.
-La terminación en «ino» es horrible la mires por donde la mires. Hay joyciano, shakesperiano, faulkneriano. Pero en «ino». ¿Quién hay por ahí que sea algo terminado en «ino»?
-¿Thoma Mannino?
-Kafesco -dijo-. ¡Pynchonesco! Mira, Pynchon es ya un adjetivo. Gaddis. ¿Cómo sería para Gaddis? ¿Gaddiesco? ¿Gaddisio?
-No, con Gaddis no se puede hacer —dijo Madeleine.
-No -dijo Leonard- Ha tenido mala suerte, Gaddis. ¿Te gusta Gaddis?
-Leí un poco de Los reconocimientos -dijo Madeleine.
Doblaron Planet Street y subieron por la pendiente.
-Belloviano -dijo Leonard-. Es superbonito cuando se cambia alguna letra. Con nabokoviano no pasa: Nabokov ya tiene la «v». Y Chéjov también: chejoviano. Los rusos lo tienen fácil. ¡Tolstoiano! El tal Tolstói era un adjetivo a la espera de formarse.
-No te olvides del tolstoianismo -dijo Madeleine.
-¡Dios mío! -dijo Leonard-. ¡Un nombre! Jamás había soñado con llegar a ser un nombre.
-¿Qué significaría bankheadiano?
Leonard se quedó pensativo unos segundos.
-De o relativo a Leonard Bankhead (norteamericano, nacido en 1959). Caracterizado por una introspección o inquietud excesiva. Sombrío, depresivo. Véase caso perdido.
Madeleine reía. Leonard se detuvo y la cogió del brazo, mirándola con seriedad.
-Te estoy llevando a mi casa -dijo.
-¿Qué?
-Todo este tiempo que llevamos andando. Te he estado llevando hacia mi casa. Eso es lo que hago normalmente, al parecer. Es vergonzoso. Vergonzoso. No quiero que sea así. No contigo. Así que te lo estoy diciendo.
-Ya me lo había figurado, que íbamos a tu casa.
-¿Sí?
-Te lo iba a decir. Cuando estuviéramos más cerca.
-Ya estamos cerca.
-No puedo subir.
-Por favor.
-No. Esta noche no.
-Hannaesco -dijo Leonard-. Testarudo. Dado a posturas inamovibles.
-Hannaesco -dijo Madeleine-. Peligroso. Algo con lo que no se juega.
-Quedo advertido.
Se quedaron de pie, mirándose, en el frío y la oscuridad de Planet Street. Leonard sacó las manos de los bolsillos para encajarse la melena detrás de las orejas.
-Puede que suba sólo un minuto -dijo Madeleine.
Jeffrey Eugenides, en La trama nupcial (Anagrama). 

24 marzo 2013

Meditación.

Il y avait du sang lourd sous ta peau   dans ta main tombé au bout des doigts   je ne le voyais pas humain.
Jaques Roubaud

Me puse contra la pared y no supe qué hacer. La vi demasiado blanca. La vi del color del huevo. La vi suplicando no me comas. La pared no era la sangre ni era el hueso. Cómo deshacerse de las palabras que todos cantan. La pared, y la pared, y la pared. Me puse frente al deseo. No pasó nada. 

22 marzo 2013

Hablando de cruces y de anclas con Gonzalo Torné.

Fotos de Laura Rosal




(Ayer, 21 de marzo en 2013 en Inusual Project. Gracias a todos los que pudisteis venir a celebrar el nacimiento de la criatura. Pinchando aquí podéis ver más fotos y una crónica alcohólica)

20 marzo 2013

Estoy aprendiendo a cocinar(me).


Retrato de Sara Álvarez Montenegro
Antes de que él naciera, yo ya había visto toneladas de animales, le digo.
Erlend Loe

Nos hablaron del vértigo, dijimos eso no existe. Nos hablaron de las luces. De cuánto veneno rezuman las manzanas. Cuánto veneno en el pan, en los jabones. Estamos cansados de tanto dormir. Estamos enamorados de tanto trabajar. Respiración. Tú meditas. Por mucho que la ensuciemos, la pared seguirá blanca. Respiración. Tú mentiras. Por mucho que conquistemos el gato se nos escapa. Suena una canción, una lavadora, un pájaro y ahora otra canción. Los libros se han quedado solos. Nos hablaron del vértigo, y eso qué es, dijimos. Otra matanza.  

17 marzo 2013

La tumba del marinero: un libro.

portada de Laura San Román
El presente libro hace que los anteriores poemarios de Luna parezcan un entrenamiento para la maratón. De acuerdo, sonará convencional, pero es lo que tenía que suceder. Y lo que quiero con esto decir es que La tumba del marinero encierra unas pasiones desproporcionalmente crueles, y a fin de cuentas, ¿no es el sentimiento poderoso e implacable lo que prevalece sobre los demás rasgos de la literatura?

Imagino así que la acción de esta “novela política” transcurre en un brumoso barrio marino. Entre su destartalado pabellón hospitalario, el psiquiátrico para corsarios que han perdido el norte por los cantos de la sirena, el vertedero sobre el que gaviotas y ratas voladoras planean en círculos, los pecios naufragados, los vapores del pescado podrido, las tabernas en donde se trapichea con el polvo blanco, los irritantes graznidos de las aves, un montón de adorables rufianes y algunos pocos observadores honestos. Y en su centro, ordenando todo lo demás, una lápida cuyo epitafio reza: «no hay cadáver».

Ciertamente, las aflicciones que azotan La tumba del marinero son más grandes que la vida (el cáncer, cómo no, pero también el lujo del agua caliente y la precariedad material, acompañada siempre de la degradación ética; la destrucción y el amor...). Aunque, pensándolo dos veces, es de justicia aceptar que la Gorgona que declama en ese dantesco barrio marino, apesadumbrada por la decrepitud de todo lo que le rodea, y de ella misma, aún conserva una buena parte de su inocencia, pues todavía puede distinguir entre el bien y el mal. La moral sigue presente en su espíritu, ¡e incluso llega a sorprenderse de la corrosión adulta! Y acepta que aún hay esperanza... ¿Nada más lejos de la realidad?

Lo dicho: no acepten imitaciones


(Texto de contraportada de Antonio J. Rodríguez)

Más: aquí. 


14 marzo 2013

Museum of Cancers.

Evan Bender
Posiblemente La tumba del marinero esté saliendo de imprenta en estos momentos. O quizá aún se estén pegando los pliegos. O quizá, quién sabe, ese libro en realidad no exista. Lo que sí sé es que uno de los textos que lo componen, Museo de cánceres, ha sido publicado en la revista canadiense Shabby Doll House, gracias a la generosidad de su directora Lucy K. Shaw, así como de Evan Bender, ilustrador, y Kevin Cole, quien tradujo el poema para esta ocasión. Es un placer estar en este número de primavera con textos tan chulos como los de Sophie Collins, Jacob Steimberg, Heiko Julien, Michael Inscoe o Sarah Jean Alexander, entre otros. Museo de cánceres lo escribí hace un poco más de un año. Quizá sea uno de los últimos textos que añadí al libro. Y bueno. Aquí os copio la versión en español... 


***
Museo de Cánceres


(Por eso amputarán tus pies. Por eso sellarán tus ojos con trozos de mapas antiguos. Por eso pronunciarán tu nombre en celebración del páncreas. ¿Comprendes? Por eso el útero es más oscuro -intestino y córnea-. Por eso amputarán el rezo. ¿Comprendes?)

-Luna Miguel Santos: viva / cáncer de azúcar

-Ana Santos Payán: viva / cáncer de mamá

-Pedro Miguel Tomás: vivo /cáncer de salud

-Chus Tomás: viva /cáncer de paciencia

-Pedro Miguel: muerto / cáncer de abuelo

-Mercedes Payán: viva / cáncer de soledad

-Manolo Santos: vivo /cáncer de familia

-José Ángel Valente: muerto / cáncer de luz

-Roberto Bolaño: muerto /cáncer de probabilidades

-David Foster Wallace: muerto /cáncer económico

-Marcel Schwob: muerto /cáncer de sífilis

-Antonio J. Rodríguez: vivo /cáncer de Europa

(Por eso me duele, ¿sabes? Por eso me duele la sangre: porque está fuera. Y dentro no duele y fuera mata. Y dentro no daña y fuera asusta. Qué intensa la sangre. Qué peligrosa. Por eso me duele, ¿entiendes? ¿Lo entiendes?)

-Daniel Clowes: vivo /cáncer fantasma

-Clarice Lispector: muerta /cáncer de audacia

-Alejandra Pizarnik: muerta /cáncer de jaula

-Miguel Hernández: muerto /cáncer de luna

-Jorge Luis Borges: muerto /cáncer de viuda

-Michel Houellebecq: vivo/ cáncer de pene

(Por eso no existo. ¿Ya te marchas? Por eso al curarnos todos nos fugamos. ¿Quién se queda? O peor. ¿Dónde?)


-Antonin Artaud: muerto /cáncer de loco

-TS Eliot: muerto /cáncer fenicio

-Eduardo Cirlot: muerto / cáncer de Astarté

-Édmond Jabés: muerto /cáncer de Egipto

-Antonio Machado: muerto /cáncer de Leonor

-Vladimir Nabokov: muerto /cáncer de fuego de cáncer de entrañas

-Thomas Pynchon: vivo/ cáncer de rostro

-Sharon Olds: viva /cáncer de satanás

-Dorothea Lasky: viva /cáncer de leche

-Virgina Woolf: muerta / cáncer de agua

(Por eso me ahogo. Por eso no entiendo el amor. Por eso no caigo enferma. Por eso sólo enfermo. ¿Sabes? Sólo enfermo.)

-Charles Baudelaire: muerto /cáncer de feo

-Arthur Rimbaud: muerto /cáncer de elefante

-Paul Valéry: muerto /cáncer marino

-Joyce Mansour: muerta /cáncer de mujer

-Paul Élouard: muerto /cáncer azul

-Lysiane Rakotoson: viva /cáncer de nieve

(Por eso estas manchas. Y esta piel. Como una cicatriz eterna extendida y blanca, mi piel es cicatriz, mi piel es el cordón umbilical entre la lengua y las axilas. Por eso estas manchas rojas. Por eso estas manchas negras. Por eso el olor a fruta: la lengua, las axilas)

-Emily Dickinson: muerta /cáncer de coño

-Anne Sexton: muerta /cáncer de coño

-Anna Ajmátova: muerta /cáncer de coño

-Sylvia Plath: muerta /cáncer de coño

-Marina Tsvetáieva: muerta /cáncer de coño

-Javier Marías: vivo /cáncer pesado

-Enrique Vila-Matas: vivo /cáncer de Enrique Vila-Matas

-Gonzalo Torné: vivo /cáncer espía

-Rodrigo Fresán: vivo /cáncer inquietante

-Tao Lin vivo /cáncer MDMA

-Ben Brooks: vivo / cáncer ciervo

-Unai Velasco: vivo /cáncer 1990

(Por eso vomitaba, ¿lo entiendes? Por eso la bulimia de aquellos meses intentando adelgazar para dar pena, intentando enfermedades impregnadas de no sé qué. Intentando la literatura. Por eso vomitaba, ¿te acuerdas?)

-Ana Santos Payán: viva /

-Ana Santos Payán: viva /

-Ana Santos Payán: está viva /

13 marzo 2013

Menú de drogas: tres libros de tres chicas que me gustan.


Mamma Andersson
Para esnifar: la poesía de Mira Gonzalez. Sexo. Adolescencia. Semen en el estómago. Versos que no son versos sino pequeñas historias muy íntimas. En la línea de Megan Boyle, Ana Carrete o Ellen Kennedy (esa pasión por lo anecdótico, por encontrar la flor en la basura, por desnudarse, psicoanalizarse, hablar de tú a tú...). Su primer libro I will never be beautiful enough to make us beautiful together (Sorry House, 2013) es uno de los mayores exponentes de lo que está haciéndose ahora en EEUU. Una poesía tan distinta a lo que en nuestro país llaman poesía. Un retrato de la propia Mira, tan loco, divertido y necesario.

Para chupar: las viñetas de mi querida Power Paola. Mañana sale a la venta Virus tropical (Reservoir Books, 2013) su primera novela gráfica. Una especie de autobiografía que a mí me recordó bastante a películas como Fucking Amal o a otros cómics como Ghost World. La primera vez que leí su Virus también pensé en jóvenes dibujantes españolas, como Blanca Miró. Una vez más la adolescencia, la pérdida de la inocencia, la relación con los padres, la intimidad desvelada... Quiénes somos y en qué queremos convertirnos. Ese es el verdadero virus. Una enfermedad que no deja de azotarnos en todo momento, aunque los días de la más tierna juventud ya queden lejos.

Para pincharse: las... ¿canciones? Los... ¿poemas? Los... ¿alaridos? Las... ¿terribles imágenes que Maite Dono nos regala en su nuevo libro, Sobras (El Gaviero, 2013), y que tan intensas entran en nuestras venas? Sí. Ha vuelto Maite Dono y hay que agradecer a los dioses que por fin podamos tener otro de sus libros con nosotros. Empezaré primero por lo “malo”: creo que es un libro difícil de digerir. Me diréis: “las sobras siempre lo fueron”. Y es cierto. Se trata de un libro difícil de digerir a propósito, porque lo que en él encontramos no son cosas bonitas, no son cosas agradables. Lo que no es fácil de escribir tampoco es fácil de digerir. Y por eso pienso que un lector que no conozca el trabajo previo de Dono, quizá no llegue a comprender el motivo de estos versos. Sobras es la segunda parte de Circus girl (El Gaviero, 2009) sin duda. Si en el primero se predicaba el “Mamaíta no soy mala”, y había un fuerte rechazo y posicionamiento ante la hostilidad del amante y de la madre, en el segundo la maldad no viene de terceras personas, sino del propio mundo. Ibuprofeno, o Desierto de Sonora Para obtener la Visión No dormir No dormir jamás nunca Quedarse así por culpa de amar Daturas o amapolas con saliva, y tragar Tragar cerrando los ojos Sonora y sola en el desierto del sueño […] Los poemas aquí no son tampoco poemas. Son canciones, alaridos, juegos de palabras, tinta prohibida, fuerte, dispersa. 

09 marzo 2013

The morning that God abandoned his throne.


Betty Blue
Hace unas semanas Robert Duncan Gray, el editor de Housefire Books, me propuso un reto: él me mandaba dos documentos secretos y yo escribía un poema inspirado en ellos. Me encantó la idea, así que acepté, llamé a Jeremy Spencer (editor y traductor de mi Bluebird and Other Tattoos) para que me ayudara con la versión inglesa del poema y me puse manos a la obra.

Ahora leo el texto publicado aquí y sólo pienso en los días en los que está escrito: antes de la mudanza, mientras ultimaba la traducción de Tracy K. Smith, cuidaba de un marido enfermo, y el Papa anunciaba que nos abandonaba. Para mí no es exactamente un poema, sino una pieza más de ese “a modo de diario” que a veces puebla estas páginas... y aunque originalmente no lo hice, hoy se lo dedico a mi padre. Él sabe por qué.


The best was having nothing. No hope. No name in the throat.
And finding the breath in you, the body, to ask.

Tracy K. Smith


I
Primero nos quisimos con alientos negros.
Entregábamos nuestras lenguas
al hedor de la mañana,

entregábamos.


II
El camión de la basura corrigió el olor
apartando de nosotros cada bolsa
de ropa vieja, cada cremallera,

cada tacón.


III
Después: el desayuno. Grillos acomodados
en la garganta de un periquito
en la garganta de cuántas gaviotas

furiosas.


IV
No sabes qué es la envidia
pero sabes qué es la muerte.
No sabes qué es la envidia,

o viceversa.


V
El trabajo y las palabras, cuatro
tristes mariposas. El llanto porque
no pagan, cuatro tristes canciones.

¿Quién las tararea?


VI
Europa envenenada de globos.
Es un virus que se extiende
y nos convierte en animales.

Se parece a la galaxia.


VII
No entiendo lo que cuenta Dennis.
No entiendo lo que cuenta Tracy.
No entiendo lo que cuenta Sylvia.

No entiendo mi adicción a qué.


VIII
Comemos y dormimos largas siestas.
Otra botella de vino. Otro cigarro
para afrontar la tarde. Para salir

de ti.


IX
Las vacas hacen muuuu.
Los salmones: chop chop chop.
El amor siempre nos dice:

hahahahaha.


X
Por último, en la cama, animales olorosos.
Por último, en la cama, mareados por la droga.
Por último, en la cama, rezamos al Señor:

que esta noche, por favor, no me despierte sin manta.

08 marzo 2013

Comer puede matar (oda a la fruta fea).

Aleksandra W. 
¿Que no ven frutas feas en los estantes? ¡Normal! Los grandes distribuidores se las cargaron. Es duro, muy duro, ser una fruta fea.
Isabelle Saporta

Hace poco llegó a mi buzón el poemario de una joven poeta titulado Digestión idílica, en donde muchos versos rememoraban imágenes que desde hace un tiempo me obsesionan, muchas de ellas relacionadas con los insectos, las cucarachas, la comida y esas cosas. Este librito me hizo pensar en un texto que aprecio mucho, titulado Mi relación con la comida, de Angélica Liddell. Fue Maite Dono quien me lo regaló hace unos años. Se trata de un ejemplar fotocopiado (es prácticamente imposible de conseguir) de una suerte de monólogo de Angélica en donde nos cuenta sus años más precarios en casas destrozadas, y cómo durante aquel tiempo de desdichas y asco, acabó muriendo su apetito. 

Pues bien. La sensación que una tiene al leer el ensayo Comer puede matar (Debate, 2013) es bastante parecida. Si bien en algunas partes de este breve texto no hay nada que no hayamos podido leer antes en La jungla o en Comer animales (libro, por cierto, que del que sólo conozco fragmentos ¿alguien me lo presta?), la manera de narrar, contar y resumir de su autora siempre resulta brillante. El asco hacia la cucaracha de Liddell y la brutalidad de la matanza de Sinclair se convierte aquí en el horror que sentimos hacia nuestros supermercados, hacia nuestras neveras y hacia todas aquellas cosas increíbles que la industria ha desarrollado para que cada uno de nosotros pueda tener una mesa repleta de mierda. Bonita, sí. Pero mierda. Sabrosa, sí. Pero mierda. Mortal, sí. Pero qué importa. 

Isabelle Saporta es muy divertida. Todos los capítulos de Comer puede matar están plagados de ironía y destilan un gran carácter. Saporta critica fuertemente a la sociedad francesa, pero en realidad cada una de las cosas que dice podrían aplicarse sin ningún problema a los errores que en nuestro país cometemos. Este Libro negro de la agricultura francesa es también un Libro negro de nuestra alimentación, o mejor, de nuestro comportamiento. Porque al final es nuestra mente, nuestra manera de actuar y nuestra continua tendencia a cerrar los ojos lo que se ve más afectado. 

Recomiendo este libro no sólo a vegetarianos o amantes de los animalitos... Lo recomiendo a todas las personas que alguna vez en su vida hayan ido a un supermercado. Los que alguna vez hayan cocinado. Los que alguna vez hayan comido. Los que (¿todos?) tengáis estómago. 

06 marzo 2013

Sangre en las manos, y también poesía.






(Nota a esta edición)


No se trata de poesía femenina, ni de poesía feminista, ni de poesía afeminada, ni de poesía que nazca del asco, ni de poesía que nazca del dolor, ni de poesía sangrante, sangrada, manchada de sangre, no se trata de poemas coagulados, ni de úteros, vulvas, palabras malsonantes -lo de ahí abajo-, no se trata de destacar, ni de ser igual, ni de justicia poética a través del rojo tinte. No se trata de nada de eso pero se trata de todo lo enumerado, y sí, y no, al mismo tiempo, de todas las cosas.

Lo que el lector encontrará entre estas páginas es un catálogo de reflexiones desde la poesía a propósito de un tema tan vulgar como es la sangre (menstrual, imaginada, o el vientre, o la maternidad, o la enfermedad misma). No una antología de mujeres y para mujeres sino un repaso a este tema literario tantas veces tratado y en tantas ocasiones malinterpretado o despreciado, a través de las que he considerado las voces -de mujeres, ahora sí- más representativas de la literatura contemporánea, así como las más prometedoras de entre las jóvenes creadoras en lengua castellana.

Cuando me acerqué a ellas para hablarles de Sangrantes, algunas dudaron, otras supieron exactamente de qué querían hablar, otras temieron que la idea generara repulsión “sobre todo entre los hombres”, otras “sobre todo entre las mujeres”, pero todas aceptaron, pues entre su obra publicada o entre sus proyectos más cercanos, el tema siempre había estado latente. Para algunas, comprobaréis, el asunto de la sangre es un tema político, para otras roza el misticismo, la lucha por la vida, el dolor de la pérdida o incluso la celebración del ciclo.

De este modo he querido leer el resultado final del libro como un catálogo, sí, pero también como una perfecta representación de cuáles son las concepciones posibles de la sangre menstrual a partir de unas voces que guardan en común un aspecto: el momento de la purificación del cuerpo que siente y escribe. Del cuerpo que mancha y deja ese rastro inteligente que el lector, decía, encontrará entre estas páginas. 




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03 marzo 2013

Bebida carbonatada energética con taurina (el resumen de una semana frenética).













(A modo de diario)

Creíamos que no, pero sí, y aquí estamos (bueno, aquí no, porque ando en la Hacienda Padrol-Castro chupando un poco de Wifi y terminando lo que ni siquiera pude empezar). Creíamos que no, pero sí, nueva casa preciosa y grande, nuevo despacho para nuevo contrato: el del libro, el del trabajo, el de la traducción, el del propio piso. Soy vecina de Laura y David. Soy vecina de Carlota. Soy vecina de Ben Brooks. Soy vecina de Iago Fernández. Ya no soy becaria. Soy feliz. Soy. Demasiadas cosas. Corrijo La tumba del marinero, leo libros que disfruto: Mira Gozález, Cristina Morales, Isabelle Saporta, Vanity Dust. ¿Qué más?  Desordenado. Todo desordenado. Sangrantes en la calle. Mamá me manda Sobras. Portada en Vanidad. La quinta casa que comparto con el amor de mi vida -me refiero a- bueno-ya-sabéis. No quiero sonar cursi, pero es que soy feliz. Tengo ojeras y he consumido así como varios millones de litros de Monster. Energía. Energía pura. Prometo ser buena. Prometo seguir trabajando. Prometo ser feliz a pesar de. Creíamos que no, pero sí. Aquí estamos. Demasiadas cosas. Cuando aclare todas mis ideas os contaré. Lo juro. Os contaré.