Una noche sueño que estoy durmiendo sobre el césped, frente a un río. Cuando me despierto me doy cuenta de que no tengo corazón. Busco con la mano, busco, busco. Ya no está, no hay nada. Nada, sólo un gran hueco, un vacío, un agujero enorme en mi interior.
Lionel Tran
Lionel Tran
Leo este fragmento de Sida mental y recuerdo aquel poema que la señorita Astrid nos hizo aprender de memoria: Un soldado joven, boquiabierto, la cabeza desnuda ,y la nuca bañada por el fresco berro azul, duerme; está tendido sobre la hierba, bajo el cielo, pálido sobre su lecho verde donde llueve la luz. Se trata de El durmiente del valle de Rimbaud. Astrid lo recitaba. Astrid lo recitaba. Astrid lo recitaba mientras nosotros repetíamos el fru-fru de son coeur.
Han pasado dos años desde aquellas clases de literatura en el Lycée Masséna y ya no me acuerdo del poema. A penas soy capaz de reproducir los últimos versos. Esos que tanto se parecen al vacío sueño de Lionel Tran. Esos que aún quiebran la boca de Astrid. Esos que no quiero volver a recitar: los perfumes no hacen vibrar sus orificios nasales. Duerme bajo el sol, la mano sobre su pecho, tranquilo. Hay dos agujeros rojos en su costado derecho