Aleksandra Waliszewska
No tengo a nadie a quien rezar, pero sí
tengo a quien decir ‘te necesito’.
Pensaba esto en el camino de regreso:
varias horas cruzando el océano,
varias horas comiendo galletas de fresa
en París, varias horas mirándote
mientras duermes, dan para mucho. Dan
para demasiados sentimientos
como hormigas subiendo y bajando por los
párpados de mi jet lag. Así,
así me imagino la palabra amor, y la
palabra sueño, y el verbo envejecer.
Así, así me entretengo repasando tus
afiladas cejas mientras la noche
de Barcelona es diamante, y en su cielo
no hay nada salvo una luna gris
a la que no sé rezar.
3 comentarios:
precioso..me traes una sensación muy conocida,esos momentos de vuelo,cuando no estás en ningún tiempo.
sencillo y bonito, aunque... no te mosquees eh, pero tienes tendencia en muchos de tus textos a hacer listas por medio de repeticiones, no digo que sea bueno ni que sea malo, solo que es un recurso muy habitual y evidente en tus escritos, incluso en éste que no es muy largo (varias horas... varias horas... varias horas...) no sé ni si te habías dado cuenta o si es algo siempre intencionado y perdón por el atrevimiento.
Repito las cosas intencionadamente. Como una loca.
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