El gato que huele a
mojado también huele a carne. El gato de las encías rojas,
rojísimas, llenas de azúcar. Aprendo a combinar los sabores: el
higo aquí, el queso aquí, la pera, la manzana, el tiempo de su
cocción. Aprendo porque no tengo nada salvo este espacio: la manta
aquí, el teclado aquí, los libros, mi cuerpo, los dientes rojos de
los gatos.
El suelo que huele a mojado también huele a café. Me
empeño en esconder las baldosas. Que nadie las vea. Que nadie las
huela. Me empeño en no tener secretos: no aguanto los problemas de
los otros. No aguanto que me pese o que me duela el jodido secreto de
los otros.
Así trabajo y así cocino. Así solo trabajo y así solo
cocino. Hay alcohol en los dientes de los gatos. El cachorro que me
muerde parece un ciervo. La amistad que me conmueve contiene frases sencillas:
hablamos de monedas, de pelajes, de maternidades tiernas.
Ya no sé qué
más decir. Ya no sé qué más lamer. Ya no sé qué más mezclar.
Combino con gran acierto los sabores de mi
pereza.
3 comentarios:
me gusta el post, para todo A que pertenece a B sal y pimienta.
a mi lo de libro de recetas con la palabra "carne" se me va por otro lado, en fin, el libro parece antiguo.
para todo A que pertenece a B sal y pimienta.
Más de lo que parece dice este post...
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