25 julio 2009

Las Salinas (2).


Si pudiera me comería todas las algas de la playa. La sal no importa. La sal me gusta. Si pudiera tragaría toda la sal de la playa hasta ahogarme hondo, hasta que alguien trazara mi sombra de Ofelia Marítima y abrazara mi estómago lleno de algas. Tengo las vísceras amables. Tengo las vísceras entrañables. Y mientras tanto sigo escribiendo Ladridos porque el poema es Ladrido, porque el texto es Expresivo (comme il dit Christophe Tarkos). Si pudiera guardaría todas las algas de Las Salinas en mi maleta verde y me las llevaría a Madrid para cocinártelas, para metértelas por la boca lentamente hasta que no pudieras más y me besaras. Se las regalaría a los chinos de Plaza de España para que hicieran un postre venenoso que nos devuelva a la alcantarilla, que nos devuelva al río, que nos devuelva a esta playa sucia y oscura. Si pudiera y puedo: desconectar el teléfono, silbar Take Five, decir Te Quiero, comprender la marea, estornudar. Si pudiera me comería todas las algas. Nunca más volvería a pasar tanta hambre.