11 mayo 2014

Resumen caótico de la semana en ocho actos.

En otro tiempo fuiste cisne real,
ahora te has vuelto muda.
Lal Ded

Soy místico, mas sólo con el cuerpo.
Mi alma es pura y no piensa.
Fernando Pessoa

Uno. Todo ocurre más rápido de lo que pensaba, la sangre está aquí, veloz, como el verano. Llevamos sandalias y cazadoras vaqueras. Si la indumentaria es confusa, los sentimientos lo son más. Es lunes, hablamos de religión. Me compro un cuaderno porque he comido sola.

Dos. Detesto el olor nocturno del mercado, como detesto las palabras herencia, tanatorio, orfandad. Detesto padecer de ritmo, parecer vacía, pertenecer a quién. Amo, sin embargo, los paseos en Pueblo Seco. Descubrirnos a nosotros mismos en pequeños espacios tétricos de la ciudad. Tú sales a correr y yo me compro una alfombra. Quisiera volar con ella. Comprender el ritmo. Pertenecerte a ti.

Tres. Gonzalo se marcha a Nueva York, dice, y echo de menos febrero. Qué bien se estaba en febrero, pienso. Qué egoístamente bien se estaba en febrero. Llevamos dos meses sin ver a Gonzalo. Su risa sigue siendo sana. Hay una enorme distancia ahora que sabemos solventar con el alcohol. Cerveza, vino blanco, perlas de sake. Si no fuera por la fruta, tendría el estómago quemado.

Cuatro. Las amistades son extrañas, nunca dejan de sorprenderme. Te digo que quiero estar tranquila. Que sólo me gusta comer con Mai y hablar de cómo escalar nuestras propias montañas. También pienso en las vacaciones. ¿Nos vamos a Oporto? ¿Y a París? ¿Y a San Petersburgo? ¿Con qué dinero? Sé que debería ser más amable. Sé que debería ser menos mala. Sé que debería ser más cariñosa. Pero detesto el olor del mercado. Lo detesto.

Cinco. Escribo con lentitud dos o tres piezas al día. Cuando hablo de lo que quiero recupero la confianza en mi profesión. El viernes noté cómo una pequeña frase emocionaba a una amiga. Eso es lo que espero de la escritura. Me preguntas si no será conflictivo el periodismo, y El Gaviero, y la poesía. Sólo es conflictivo cuando no te gusta, pienso. Pero a mí me gusta. Comunicar es una necesidad. Una tierna obligación.

Seis. Este ordenador no tiene la tecla 6. Cuando quiero escribirlo pongo . Mirad: . Esto es un . Un seis. Un . . . Este ordenador, que era tuyo y que ahora es mío, no sabe poner el día de mi nacimiento. Digamos entonces que no he nacido. Pensemos entonces en la evaporación de mil novecientos violeta.

Siete. Pero nada se evapora porque las noticias son buenas y las camisas son nuevas. Estreno camisa floreada para celebrar que una carta ha llegado a mí. Rezo (incluso si no rezo) para que mi hermoso hermano de México venga con nosotros. Si todo sale bien, saldrá. Si todo sale bien, te abrazaremos. Si todo sale bien, largo homenaje. Toda la vida. Largo homenaje.

Ocho. Lal, Lalla, Lalishiri. Incluso si no rezo, hablo contigo. Tu voz es la de una sirena que sólo conoció el desierto. Lal, Lalla, Lalishiri. Cuántas generaciones te han ignorado. Si fueras un hombre, todos te querrían. Si eres mujer, te encuentro entre los pesados libros geométricos, rotos, pesados, pesados, testosterona meditativa para las almas. Lal, Lalla, Lalishiri. Te casaste a los doce años y te divorciaste a los veinticuatro. A esa edad seré madre, te prometo, Lal, Lalla, Lalshiri. Te prometo escribiendo mal tu nombre que a esa edad no me divorciaré pero me casaré con mis vergüenzas y con mis flores abandonadas. Lal, Lalla, Lalishiri. Dices que los muertos no existen. ¿Qué puedo darte en ofrenda?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hermoso

Marisol / Greniers dijo...

Siempre que quiero una musa, termino leyendo tu blog, me encanta la forma en que redactas, no es nada nuevo eso. Y de nada nuevo haces cosas hermosas, eres la mejor**

últimamente me he interesado mucho en tus columnas de playground, pero debo decir, siempre prefiero éste blog.