Con todo el yeso
de los malos campos,
eras junco de amor, jazmín mojado.
Con sur y llama
de los malos cielos,
eras rumor de nieve por mi pecho.
Federico García Lorca en Sonetos del amor oscuro (Lumen)
Fuerte, tranquila luminaria, en el límite
colocada: arriba la noche se hace exacta.
Nosotros nos derrochamos en la oscura
zozobra sobre la que se yergue tu pedestal.
Lo nuestro es: ignorar la salida
de la extraviada circunscripción interior,
tú te muestras sobre nuestros obstáculos
y los enciendes como una alta montaña.
Tu júbilo está por encima de nuestro reino,
y apenas captamos su precipitado;
como la pura noche equinoccial de primavera
estás tú dividiendo entre día y día.
¿Quién sería capaz de infundirte algo
de la mezcla que secretamente nos enturbia?
Rainer María Rilke en Antología Poética (Colección Austral)
Preguntas, buen amigo, a qué suspiro,
qué me hace tan extremo estremecerme:
me estremezco y suspiro de pensar
que hasta Homero, con todos sus saberes,
y Ciceron estaban
tan locos como la bruma y la nieve.
W. B. Yeats, de Antologia Poética (Debolsillo)
mis pupilas negras sin ineluctables chispitas
mis pupilas grandes polen lleno de abejas
mis pupilas redondas disco rayado
mis pupilas graves sin quiebro absoluto
mis pupilas rectas sin gesto innato
mis pupilas llenas pozo bien oliente
mis pupilas coloreadas agua definida
mis pupilas sensibles rigidez de lo desconocido
mis pupilas salientes callejón preciso
mis pupilas terrestres remedos cielinos
mis pupilas oscuras piedras caídas
Alejandra Pizarnik en Poesía completa (Lumen)
Son bagazos del insomnio,
mechas carbonizadas de velas torcidas,
toque de alba
en cientos de campanarios blancos...
tibio blanco de la ventana
bajo la luna de Chernigov,
son abejas, melilotos,
polvo, tiniebla y ardor.
Anna Ajmátova en Soy vuestra voz (Hiperión)
3 comentarios:
recién despertados olvidamos el veneno
Por un segundo,
el veneno
Caído en la adolescencia
La huella más lenta.
El purísimo rencor.
Podrían hablar inclusive, de sexo, sexo con drogas, o yo soy la que esta drogada.
Rojas,
calientes,
intensas gotas de sangre golpean su pecho;
y mientras, entre sus manos escapa la vida
y piensa,
y recuerda las noches bañadas en polvo de yeso
y no siente,
y no padece,
sólo nota dos ríos calientes.
No está a la altura de los que citas, pero bueno, es mi pequeá aportación xD
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