08 mayo 2013

15 razones para leer a Joyce Mansour.


He seleccionado quince citas de Gritos, Desgarraduras y Rapaces de Joyce Mansour (Igitur, 2009) que me resultan motivo suficiente para que se convierta (si es que no lo era ya) en una de nuestras autoras de cabecera. Por su belleza, por su crueldad, por sus imágenes lúcidas y sangrientas. Su vos es un músculo inflamado que asusta y deslumbra. Atentos:
*

No comáis los niños de los otros
Pues su carne se pudriría en vuestras bocas repletas.
No comáis las flores del verano
Pues su savia es la sangre de los niños crucificados.
No comáis el pan negro de los pobres
Pues está fecundado por sus lágrimas ácidas
Y echaría raíces en vuestros largos cuerpos.
No comáis a fin de que vuestros cuerpos se marchiten y mueran
Haciendo germinar sobre la tierra en luto
El otoño.

*

Tu cabeza separada de tu cuello cortado
Es el comienzo de la eternidad.

*

Animales que amamos abrazamos y en su cama asfixiamos
Animales sin familia mas con cariño enterrados
Ese mundo cruel de afectos comprados.

*

He visto cómo te embriagas con el rico olor de los mataderos
Llena la boca de sangre
Plenos los ojos de sueño

*

Islas de las enfermedades
Con leprosos como loros
Mar de silencio helado por el elocuente reloj de la vejez
Gritos de una joven perra descuartizada
El hospital vela por sus muertos-vivos no nacidos.

*

Fiebre tu sexo es un cangrejo
Fiebre los gatos se alimentan de tus tetas verdes

*

Mi risa vuela alto
Más aún que los sombreros de los cardenales
Más alto que la esperanza.
Mis senos sonríen cuando el sol brilla
A pesar de mis vestidos a pesar de mi marido
Soy feliz fea como soy
Porque los buitres me quieren
Y Dios también.

*

Sucedió al principio.
El primer poeta orinó su amor

*

Me he comido los ojos de tu yegua preferida
Durante mi parto
Y mi niño ha muerto cuando al mundo venía
De ahí sus relinchos.

*

La muerte es una margarita que duerme.

*

Y cuando he buscado su rostro en el cielo
El sol celoso ha ocupado mis ojos

*

Mezclo mi aliento con la sangre de los búhos
Y el latido de mi corazón aumenta
Con el de los locos

*

Es preciso que bese tus pies antes de darme al mundo
Es preciso que pecador yo peque hasta la bestialidad
Para olvidarme de todo para recomenzar todo
Para aprender a esperar

*

Tentáculos que aprietan con más fuerza que una enfermedad.

*

Caeré como una hoja
Sola digna y sin maquillaje

Joyce Mansour

5 comentarios:

Humbert Humbert dijo...

Aunque en este blog se cumple muchas veces el refrán de ‘entre col y col, lechuga’, en general es bastante útil porque su seguimiento -y ocasional lectura- permite el descubrimiento (o redescubrimiento) de autores singulares.

No conocía a la Joyce Mansour, pero alegra saber que está muerta; los autores muertos son los únicos que me interesan, más que nada porque es imposible que te los encuentres casualmente en la discothèque o en el burdel. Porque conocer personalmente a un artista significa, en la mayoría de los casos, empezar a odiar su obra.

Su poesía, aunque en principio interesante, no me mata, sólo me enferma un poco, pero por suerte también ha escrito algo de prosa. On verra.

Anónimo dijo...

Interesantes conclusiones, las tendré en cuenta, si señor! Esa manera de mirar hacia dentro... que espectáculo. Las lechugas también vuelan y los pájaros son comestibles

Anónimo dijo...

A mí me ha dado la risa al leer tu propuesta de Mansour. Suele pasar si el efecto que te produce algo (unos versos, un escrito, una película, una canción)es el opuesto al que espera, por malo, claro.
Me queda la duda si en la traducción han descuartizado, en trozos infumables, la belleza de los versos.


Uno de la Judería

LEONARDO dijo...

Pedazo de poeta y pedazo de mujer Joyce Mansour, es de ésas de las que aunque no hayas leido nunca nada basta con leer por primera vez un par de versos suyos para que pienses: ¡¡¡ésta si!!!
Siempre me pareció mucho mas visceral e interesante que sus amigos surrealistas con sus jueguecitos de cadaveres exquisitos y otras tonterias....., tambien sorprendente para mi que fuese tan amiga del jerarca estalinista (y poeta mediocre) papá Bretón, el cual no la llegaba ni a los tobillos. En fin, algún encanto tendría el Pope.

Saludos y libertades.

FEDERICO OCAÑA dijo...

demasiado desconocida por desgracia. maravilloso libro -de cabecera