06 diciembre 2012

Die young, stay... los jóvenes Sylvia y Ted.


(Aproximaciones a la belleza del marido III)

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Había otra mujer. Es una situación en la que se encuentran muchas parejas de casados jóvenes -en las que quizá se encuentran más parejas de las que no-, pero es una situación que habitualmente no dura: la pareja o bien vuelve a conectar o se deshace. La vida sigue. El dolor, la amargura y la espantosa inquietud y la culpabilidad por cuestiones sexuales disminuye y desaparece. Las personas se hacen mayores. Se perdonan a sí mismas y se perdonan una a la otra, e incluso pueden llegar a comprender y se perdonan a sí mismas y perdonan a la otra debido a que se trató de una cuestión de jóvenes. 
Pero una persona que muere a los treinta años en pleno desconcierto de una separación, permanece fija para siempre en ese desconcierto. Para los lectores de su poesía y de su biografía, Sylvia Plath siempre será joven y estará enfurecida debido a la infidelidad de Hughes. Nunca alcanzará la edad en que los tumultos de la juventud puedan ser vistos con una cierta comprensión, triste, sí, pero sin ira ni ansias de venganza. Ted Hughes ha alcanzado esa edad -la alcanzó hace algún tiempo-, pero la fama póstuma de Plath y la fascinación pública con la historia de su vida le han arrebatado la paz que trae consigo la edad. Dado que él formaba parte de esa vida -es la figura más interesante de ella durante sus seis años finales-, también permanece fijo en el caos y la cofusión de su último periodo. Como Prometeo, cuyo hígado devorado se reconstruía diariamente para que diariamente se lo pudieran volver a devorar, Hughes ha tenido que contemplar cómo se cebaban sobre su yo de juventud biógrafos, estudiosos, críticos, autores de artículos y periodistas de diarios. Extraños, que según Hughes no saben nada de su matrimonio con Plath, escriben con autoridad de propietarios. 
[...]
Janet Malcolm

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas tardes.

A no ser que hayas traducido tú este fragmento, ¿por qué te cuesta tanto poner los nombres de los traductores de los libros en otras lenguas que citas?

Janet Malcolm, "La mujer en silencio", traducción de Mariano Antolín Rato, Gedisa, 2003.

Luna Miguel dijo...

No indico datos de la edición excepto cuando me apetece remarcarlo.

Gracias.

Anónimo dijo...

Pues parece mentira, tú que también eres traductora, pero es tu blog.

Saludos.

Kuchepo dijo...

Disculpa que mi comentario no tenga nada que ver con esta entrada, hace tiempo leí en tu blog sobre un libro que leías y me fascino la manera en cómo describían el cáncer.

No encuentro esa entrada ¿Podrías, si no es mucha molestia, decirme el título del libro y el autor? Me gusta mucho tu blog, lo leo de vez en cuando. Felicidades.

Luna Miguel dijo...

Amigo, siento la tardanza, ¿es esto?
http://www.lunamiguel.com/2012/08/el-cancer-y-sus-metaforas.html?spref=tw