Hay muy pocos libros que me pongan cachonda. Hay muy pocas lectoras que para mí hayan superado cualquiera de las mejores escenas que Belladona protagoniza en mi ordenador. Sin embargo Lolita secreta (Melusina, 2012) es uno de esos libros. Se trata de un texto anónimo, las Confesiones de Víctor X, escrito por un ruso loco y extraño que nos narra el esplendor de su despertar sexual a eso de los once o doce años, y todo lo que viene después. Dice Vladimir Nabokov en la contraportada que se divirtió mucho conociendo la vida amorosa de este ruso, puesto que parece imposible de lo alocada y desenfrenada que se nos presenta. El protagonista era apenas un niño cuando empezó a masturbar clítoris de niñas, a masticarlos, a examinarlos, a hacer el amor o incluso a acostarse con varias mujeres mayores que él, cual lolito, cual Don Juan adolescente.
Si algo interesa de esta serie de anécdotas anónimas no es otra cosa que cómo están narradas. Nada hay de original en el contenido (salvo la edad del narrador), pero sí en la manera de contarlo. Muchas veces he hablado en este blog de lo profundamente aburridas en que se convierten las historias de lolitas y nínfulas después del proceso de seducción o incluso del primer coito. En Lolita secreta el autor sólo nos muestra ejemplos de seducciones, primeros coitos seductores o la sensualidad del sexo adolescente, para él el más puro, mucho más que el de los adultos y el más salvaje. Lolita secreta, pues, no es un libro de niñas perversas, sino de edades perversas: esos años que todos recordamos, los del descubrimiento y el placer.
El pulso narrativo hace de esta historia algo insoportable. Los niveles de erotismo se salen de los límites en ciertos momentos, e incluso es necesario parar la lectura. Beber un vaso de agua. Dar un paseo. Pensar en otra cosa. O bien, no sé. Pensar en cualquier cosa que no sean las peligrosas y depravadas anécdotas de este niño diabólico que aborrece el sexo tanto como lo practica, que lo practica tanto como lo ama, que me hace aborrecerlo o querer practicarlo tanto como lo leo, despacio y con el corazón alterado... La traducción de este librito, además, la ha hecho una mujer preciosa, mi amiga Elisabeth Falomir Archambault y no sé si ese dato le da un grado más de sensualidad al texto, o qué...
Hay muy pocos libros que me pongan cachonda, decía, los cuentos eróticos de Anaïs Nin... o Sade... o Nabokov... o esos títulos infames que a veces publicaban en la colección La sonrisa vertical... o incluso algunos pasajes de la obra de Bolaño... Después de todo Lolita secreta se lleva el premio en esta lista. Creo que es una verdadera joya. Leedlo con cuidado, por favor. Y disfrutad.
8 comentarios:
Gracias por la recomendación Luna. Hay un libro de alto, también, alto contenido erótico, y es más por la época, es más por la prohibición en su cultura. Seguro que lo conoces "Confesiones de una máscara" de Yukio Mishima. También el descubre demasiado joven el placer, desde los nueve años...
I wanna cum on you when you're hot
No quiero que se acabe, no. Maravilloso trabajo de la Bella Babette. Esos momentos en los que la prosa se convierte en un análisis anatómico perfecto, y todo huele y brilla y muerde.
Ok, pensaré en ti cuando lo lea.
;)
Leer Lolita en Teherán pone bastante. H.Miller sometimes. A mí me pone bastante A.Vallwey. Esta feria me la tiro fijo.
a mi es difícil que un libro no me ponga cachondo, al menos en algún pasaje. hasta kafka logra excitarme - ahora me estoy leyendo "américa", no se si lo has leído, pero descubro muchas analogías con sade y deliciosos párrafos de un sadomasoquismo encubierto -
Hola Luna.
Te invito a leer "PervertiDos. Catálogo de parafilias ilustradas". Seguro que lo añades a tu lista, o al menos te servirá de referencia.
Me encanta tu blog.
Esto no es un comentario, sino una disculpa, creo que te he enviado el comentario repetidas veces por error, no he dado cuenta que has habilitado la moeración de comentarios y pensé que bloger estaba fallando .
Mis disculpas.
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