Quito
la piel de la piel
saco
el ojo del ojo
extraigo
las entrañas de las entrañas
raspo
la carne de la carne
arranco
el corazón
del
corazón
vacío
la sangre de la sangre
hiervo
los huesos hasta que no quede nada
más
que los huesos
escurro
el fango de sesos
y
dejo sólo los sesos
lo
empapo todo
del
aceite exprimido de la vida
come
come
Ted
Hughes
4 comentarios:
El otro día, en el quirófano de cirugía digestiva, vi rajar a un hombre y sacarle las tripas, mientras él respiraba tierno bajo la mascarilla. Y me acordé de ti; de ti y de todos los poetas que andan sueltos de vísceras y sesos, y que ninguno -podría jurar- no ha visto en su vida. Es muy jugoso usar palabras brutales, tanto que algunos se pierden en ellas. Lo que ya no tengo tan claro es si le es lícito a esos algunos utilizarlas en símiles o imágenes, dado que no se puede comparar o usar algo que no se ha experimentado, algo cuya magnitud no se conoce.
Qué estúpido razonamiento cuando tú no tienes ni idea de lo que los demás han visto, sentido o imaginado. Por favor. Pero uy, disculpa, vuelvo a mi castillo de gominolas en donde no hay violencia ni sangre.
viva la prepotencia
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