Ida y vuelta a Almería. Dieciocho horas de carretera y lluvia. Y quizá me esté volviendo loca. El Cabo de Gata era gris. El desierto era verde. Y en la radio del transporte Mónica Naranjo presume de garganta/seca. Y me dice versos (que ya quisiéramos algunas, que ya quisiera Pizarnik, por ejemplo, esos jodidos versos). Entre los escombros de mi soledad. Paraíso extraño donde no estás tú. Y aunque duela quiero libertad. Qué me pasa. Pienso. Por qué tiemblo. Qué me pasa. Pienso. Por qué quiero citarlos. Por qué enciendo Spotify y busco la canción que odio. Por qué la canto. ¿De qué sintetizador lolailo puede salir tanta poesía? Ida y vuelta. Madriz sangrienta. Dos horas de sexo. ¿Por qué tiemblo?
2 comentarios:
La mezcla de látex y folclore de la Naranjo es tan extraña como atrayente o igual es el efecto maricón.
Mónica Naranjo marca estilo y es auténtica en el escenario aunque forzada y artificiosa en las entrevistas.
Saludos
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