23 febrero 2010

Memoria táctil: de Bradbury a Fresán.


Me tranquiliza que algo de lo que creo recordar -algo que sucedió- me ofrezca una evidencia
física e incontestable de su existencia.
Rodrigo Fresán

Ray Bradbury fue un visionario. Supo desde Fahrenheit 451 que el libro de papel estaba destinado a desaparecer. Los libros electrónicos deberían llamarse Fahrenheits. Me gustaría ir por la calle y sacarme el Fahrenheit y presumir: ya tengo en la memoria de mi FRH la última versión comentada de Infinite jest junto a otros dos mil títulos que no pienso leer, ¿a que mola? Acumular, coleccionar, tenerlo todo a un click táctil y al final no tener nada. Ray Bradbury volvió a ser un visionario: que sólo la memoria salvará a la literatura. Pero no me hagan caso. Pienso en esto a raíz de un comentario crítico que tenemos que hacer en la universidad a propósito del la película. Y me aburro. Es así. Me aburro aquí tan sola viendo esa película tan mala. Recuerdo entonces el libro. El libro sí que me gustó. Me gustó mucho y yo quise ser Clarisse McCellan en un tiempo en que las lolitas jugaban en mí. Era Niza, creo. Era noviembre. Tenía casi dieciséis años y el libro se quemaba en mis manos. Era la época del Loco. Del Basquiat francés y estúpido que me dejó fría y enamorada. De él conservo dibujos en los que la letra E está compuesta únicamente de tres líneas horizontales como el mismo Basquiat hacía en sus pinturas. ¿Qué significan esas líneas horizontales en mi vida? ¿Por qué se repiten? El domingo pasado Ibrahím B. y yo fuimos de la mano a Art-Madrid y dimos una vuelta por aquel espacio de galeristas gafapastas. Nos gustaron algunas obras. Sólo algunas. Pero de entre todos los artistas jóvenes que allí exponían no pude apartar la mirada de los Aullidos de Javier García Herrero. Mundos contaminados. Genaración beat. Letas E hechas de esas mismas interferencias que tanto me obsesionan. Palabras que arden. Our Love. Dream. Brains. HOWL. Palabras que arden. Palabras que arden. Mi alma. Bradbury lo dijo.

12 comentarios:

Ibrahim B. dijo...

Esta mierda me pone. Ouh sí. Me gusta ver cómo COSES. Me interesa mucho la escritura de la entrada.

Luna Miguel dijo...

Qué pasa, orejitas.

Múu.

Maria dijo...

No será la primera vez que tras haber leído un libro, al tiempo, te decepciona la película. Bueno, tampoco has dicho que te decepcione, igual ya esperabas que fuera así de mala.

Recuerdo el Art-Madrid del año pasado, lleno de modernos sí, pero, qué vino más rico daban en la sala VIP ^^. Saqué en clave que hay una galería en Sevilla cuyos artistas me gustan, TODOS, fue extrañísimo... ¬¬

Lunera, ¿llegará tu libro a presentarse en el Califato?
Un beso.

Luna Miguel dijo...

Eso espero María.
Sobre todo porque Laura lo ha sacado al mismo tiempo y queremos presentarlos juntas!

Doctor Odio dijo...

Es cierto, qué mala (y aburrida) es Fahrenheit 451, pero el libro(según mi modesta opinión) tampoco es una maravilla: el estilo de ciencia ficción softy de Bradbury es un poco empalagoso.

Lo único bueno de la película es ver arder tantos libros juntos: eso siempre tranquiliza.

Luna Miguel dijo...

A ti lo que te mola es ver arder frikis.

Doctor Odio dijo...

Usted me va conociendo...

Pero todavía guardo unas cuantas sorpresas.

Anónimo dijo...

Qué bueno lo del Fahrenheit. A partir de ahora, nada de e-book, nada de libros electrónicos...¿Cómo? ¿Qué todavía no tienes un Fahrenheit? En realidad, los bomberos de Bradury serán los informáticos "formeatadores" del futuro. En vez de quema de libros, formateo de Fahreheits. Por cierto. En 1965 vieron la luz dos películas que planteaban la desaparición de la lectura. Las dos fueron obras de "la nouvelle vague": de Truffaut y de Godard. La primera es Fahreheit 451 (no es tan mala!) y plantea el fin de la novela. La segunda es Alphaville, que habla de la desaparición de la poesía. Esta segunda es la buena, una aunténtica obra de arte. Una película impactante. Luna, hazte con ella.

Saludos,

Lucas G.G.

Enrique M. dijo...

Si te refieres a la de Truffaut (que desde luego no es mi preferida de su filmografia, pero tampoco merece la excrecion que le dedicas. De hecho, esta pelicula se podria encuadrar en una serie de films que hizo basadas en novelas, todas ellas bastante mediocres, como La sirena del Mississipi, Las dos inglesas y el amor, o la misma Fahrenheit 451. Y de todas estas, la que mas se salva de una quema cinematografica bradburiana es precisamente Fahrenheit), "tan mala" me parece una reduccion de "1, 2, 3", petarda.

Otra re-vision de Fahrenheit es, como dicen arriba, Alphaville. No basada explicitamente en el libro y si bastante interesante

Un abrazo

Luna Miguel dijo...

Perdone usted.

Javier García Herrero dijo...

muchas gracias a tí, Luna. esta es una de las cosas más bonitas que pueden pasar cuando expones un trabajo. me alegro de que te gustara.
tu blog está muy muy interesante. te seguiré.
no tienes a cortázar entre tus autores más queridos?

Martina dijo...

"Crónicas marcianas" es profundamente poético.