08 febrero 2010

Jódeme.


Cándido me habitas.
Suenas dentro y hueco.
Como un sucio cascabel.
Como un obsceno cascabel.
Y tengo en la boca un sabor a infamia.

6 comentarios:

Browner dijo...

He confundido la última palabra.
He leído infante.
Y me ha gustado más.
(Variaciones locas, lección 342)

Emilio Calvo de Mora dijo...

Pensé en un libro de poesía que hace mucho tiempo que no leo. Devocionario, de Ana Rosetti.
Si alguien sabe de un filtro que excuse mi extravío,
que explique el desvarío de mi sangre,
le suplico:
Antes de que se muera el jazmín de mi vientre
y se cumplan mis lunas puntuales y enteras
y mis venas se agoten de tantas madrugadas
en las que un muslo roza al muslo compañero
y lo sabe marfil pero lo piensa lumbre;
antes de que la edad extenúe en mi carne
la vehemencia, que por favor lo diga.


Escribe una mujer, y lo hace desde una mujer. Hay poesía femenina escrita desde dentro y poesía femenina hecha afuera. Eso me enseñó ese libro.

Lorena Machuca W. dijo...

OH! qué poderoso...
me gusta :)
y le va muy bien la imagen, también.
A mí también me gusta escribir y te invito a visitarme si quieres.
Saludos!!

costa sin mar dijo...

iuiuiuiuiuiuiuiui

Liquem Nuc dijo...

Cuerpos cavernosos... sin grutas

Natacha dijo...

Cándida me habitas