28 febrero 2010

Clouds Up.


“Tampoco. Estoy seguro de que todo ha sido producto de la fiebre”
Patricio Pron

De tanto pronunciar la palabra enfermedad los virus me inundaron. Vinieron a mí como una mala tormenta. Como una mala tormenta azotando Europa. Mi amor: no le digas a nadie que lloro cuando me duele. No le digas a nadie que el centro de mí es el centro de las nubes negras. No le digas a nadie que aquí dentro está la culpa. No digas que lloro. No dejes que lo sepan. Finjo. Soy fuerte. Finjo. Infectada. Finjo. Joven. Finjo. Y en la mesa del domingo las palabras se amontonan. (Estoy segura de que todo ha sido producto de la lluvia).

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay tardes de domingo que tienen ese efecto. Hoy, yo también lluevo. Pero cada vez menos joven, y cada vez más lejos. No se lo digas nadie, tú tampoco. Porque también hay imágenes que tienen el poder de arrancarte. Que te abisman en tu fondo negro, en tu interior de culpa untosa.
No le digas tú a nadie que un día quise ser crema kinesia, y objetos desordenados de un dormitorio.

camaradeniebla dijo...

fingir es dar forma a lo que no la tiene

:-)

¡salud¡

Más claro, agua dijo...

Hasta esa cosa tan terrible llamada "ciclogénesis" deja paso al sol...

Silvia dijo...

Yo no estaría tan segura.

alejandra dijo...

Si, hay tardes de domingo que tienen ese efecto, los lunes suelen tener otro efecto peor... Pero fingir, fingir todos lo hacemos, seguramente más de lo acosejable... menos de lo necesario.

alejandra dijo...

Sí las tardes de domingo suelen tener ese efecto... Fingir, todos lo hacemos, seguramente más de lo deseable y menos de lo necesario...

Unknown dijo...

Hay que tener cuidado con als cosas que uno piensa. De tanto fingir que estaba enferma para no ir al trabajo, mi cuerpo se lo creyó y caí enferma el fin de semana.
Hya que liberar otro tipo de pensamientos...

Luna Miguel dijo...

El problema, también

es fingir que uno está sano.



Ay.

janusz dijo...

Con esta cita inicié en el lejano 2003 un diario al que llamé Diario de Contrastes, por mi permanente obsesión por la falsedad de nuestras percepciones. Y porque casi siempre me limitaba a exponer mis síntomas sin encontrar respuestas que me consolaran.


"Considera con frecuencia la rapidez con la que seres y acontecimientos pasan y desaparecen. Como un río, la sustancia fluye eternamente, las fuerzas cambian perpetuamente, las causas se modifican de mil maneras. Casi nada es estable, y los abismos del pasado y del futuro en los que todo se desvanece están muy próximos. ¡Qué loco el hombre que en semejante contexto se envanece o se desespera o se apesadumbra, como si algo le hubiera causado una perturbación durante un tiempo considerable!"
MARCO AURELIO
Meditaciones, Libro V