Se apaga el árbol. Se apaga la ventana. Se apaga la ciudad y Bunny Munro ha muerto. Hay noches en las que leo esos poemas y no entiendo nada. Hay noches en las que escribo mi voz, y no comprendo. Pero también hay noches hermosas. Noches de amor y madrugadas desayunando gulas con cava tras la fiesta. Pasaré la Noche Vieja con alguien que me quiera y no me mienta; contesté a mi abuela. Pasaré cada Noche Muerta con alguien que me quiera y no me mate; contesté. Mujer, desnúdate y estate quieta. Frente a la ventana. Frente a la ventana apagada yo no escribo poesía. Yo siempre digo que no escribo poesía: epigramas, mentiras, pensamientos tan estériles. Mujer, desnúdate, frente al espejo. Porque hay noches en las que miro y no veo nada. Hay noches en las que poso y no hay reflejo. Hay noches en las que no sé bailar y no sé beber. Y sé que otros se besan y a mí me da igual. Y sé que otros quieren besarme y a mí me da igual. Porque yo quiero así cada Noche Anciana. Noche que sale. Noche que empuja hacia la frontera. Así, todas las noches: cuando la literatura (y el resto de esas cosas que quizá también importen), nos deja solos, nos deja tumbados y enrojecidos como árboles que se apagan.
7 comentarios:
...cuanto más desnudos os mostraís..más hermosos..de sangre y vísceras estamos echos.
En otros muros/mundos estas pintadas son Arte.
Me encanta.
Y menudo temazo!
Un pá.
tus noches ancianas son, a pesar de los no-reflejos que mencionas, de lo más prolíficas
tantas noches...
Letras absolutamente, casi bellamente tóxicas.
a mí me robaron mis gafotas DG en la noche anciana :(
El texto es brutal. No suelo comentar mucho, pero he vuelto a esta entrada ya varias veces -ahora, por ejemplo.
Un beso!
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