08 octubre 2009

Sobre Madriz como desierto (re).


Traslado mi casa: aquí. Aquí donde llueve. Aquí donde el viento. Donde el árbol de la ventana y no el aloe, el cactus o palmera. Un año mirándote, árbol, y no sé tu raza (sí, la raza de los árboles, su marca, su condición). Es posible que no exista este árbol que veo desde mi cama, desde el ordenador portátil cuando escribo, cuando juego a BeJeweled 2 obsesivamente. Ese árbol no existe como no existe la hierba ni la rata ni el charco ni el pájaro muerto ni el graznido familiar de los transportes públicos. El asfalto es soledad. Cuatro torres inmensas. El asfalto es silencio. La carretera es la grieta. La soledad, en la Gran Ciudad, es más amplia todavía que en la piedra blanca. Y pienso que quizá, en un tiempo primitivo anterior al tiempo (escucho a VLM) esta ciudad fue una única superficie gris. Ese centro de la nada (escucho a Lhasa) donde gritar A Nadie. Ese desierto que no tiene ni principio ni fin (repite Lipovetsky) y sabe tóxico, como las cintas negras de las escaleras mecánicas.

6 comentarios:

S. dijo...

Es verdad es verdad es verdad

Luna Miguel dijo...

Mme,

voy a ir comprar un carrete Polaroid.

Call me y damos una petit vuelta por donde sea.

Bisoubisou.

alberto dijo...

eso va a ser del riego

IM (Invisible Man) dijo...

Hola.

No creo que seas una pésima poeta y peor persona. Acaso culpable de escribir demasiado bien a los dieciocho años (recuerdo a Rimbaud), de haber leído tanto ya y con tanto acierto. Me gusta el texto: poesía envuelta en prosa que logra lo que denuncia el título.

Enhorabuena por tu éxito.

A. Delon dijo...

Nena,
¿no eres un poco jóven -de edad- para estar todo el día con Bordieu, Gipollestky, y todos esos plastas del neo-pensamiento, en la boca? Te diría como el título de aquella peli francesa: "No en la boca". ¿No sois un poco demasiado viejos pellejos/yayos para tanto saqnto botellón? _Dios mío, lo subversivo de ir a pillar licores al chino.

El fascinante look del malditismo/lolitismo...

Julio Castelló dijo...

En esta ciudad, es cierto, la gente es arena...