10 mayo 2009

Une autre poetique de la ville.

Betty Blue
Esta tarde he vuelto a ordenar los libros. Las antologías ocupan la parte derecha de la balda superior. La novela a la izquierda. Filosofía y ensayo abajo. El resto es poesía y está ordenada alfabéticamente. Reordenar las estanterías es una de mis obsesiones. Saber dónde está cada uno de mis libros. Volver a tocarlos. Volver a olerlos. Admirar los que me gustaron y querer deshacerme de los peores. Hoy he vuelto a encontrarme con un poemario que me regaló Marisol, La ville est ce cri, de François Bon. Recuerdo que en su momento los poemas me gustaron bastante: breves, duros, difíciles. Entre sus páginas encuentro algunas de mis notas e incluso algunos versos traducidos.
sombra alucinada
la ciudad
los ojos del mundo
La ciudad como un grito. La ciudad inalcanzable y cruel. Una ciudad como Madrid en cuyos escaparates es imposible reconocerse.
«incluso la risa sonaba falsa
-prisioneros de la piedra y del cemento, de los cristales,
de la chapa, rebotando en los eternos
límites de los semáforos y las rotondas, la misma ciudad
sin embargo, parsimoniosamente inmóvil»
Ordeno la estantería.
Si el libro cae,
la ciudad rompe.

9 comentarios:

Dara dijo...

A Cat le gustaría escaparse para rozar con los dedos el orden de esa estantería, despacito, muy, muy despacio.




un miau de luna :)

Clipman dijo...

Si no sabes qué hacer con los peores ya sabes a quién se los puedes mandar :-D Los gastos de envío los pongo yo.

juan bello dijo...

las ciudades rotas también tienen su encanto

Lara dijo...

dan ganas de ir a olerlos

Clipman dijo...

Anda, no había visto todavía el video. Qué recuerdos de cuando intentaba tocarla al piano... :'-)

Luna Miguel dijo...

hablando de videos, te debo uno

Anónimo dijo...

¿Quién quiere reconocerse en los escaparates? ¡Viva el anonimato!
Las ciudades rotas son más habitables, eso seguro, es bonito sentirse uno más de los extraños.

Portinari dijo...

En mi desorden hay orden; dentro del caos, dicen... y yo soy a veces ese caos. Algún día mis libros parirán una cosmogonía.

Portinari dijo...

Por cierto, me has tocado a Glass, a las horas, a Virgina, a mi anciana Dalloway, siempre joven en su memoria... con ese vídeo del youtube.
Woolf era un mundo, secuestrado en el espejo de su cuerpo.
Glass, un reflejo que supo del inconsciente.
Ay... ese piano. Y los besos marchitos de las mujeres.

Un bacio Luna. Ti ringrazio questa musica.