Yo estaba vivo. ¿Podía respirar? Probé respirar: no respiraba. La experiencia del deseo de insistir en la vida metiéndote más aire. ¿Podría yo vivir sin desear vivir? No respiré. En ese instante dejé de oír. “Y ahora me muero”, sé que pensé. Pero no morí: a mi cuerpo todavía llegaban las vibraciones de los sonidos bajos de la música. Era Wagner.
Fogwill
4 comentarios:
A ver si nos vemos que te debo una cosa por tu cumple. Un beso
Pasalo good en almeria. Ya sabes andestoy.
yahoramemuero
Me encanta este blog, pienso volver todas las veces que quieras.
Un saludo
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