Escribir para curar, en esta ocasión con la poeta y traductora mexicana Daniela Camacho. Aunque la conocía de las redes desde hace varios años, fue hace poco cuando comencé a leerla (su blog de arriba a abajo, sus traducciones, su Facebook). Hay una pequeña vía que en ocasiones va de su palabra hasta mi muñeca. También hay transfusión. También medicina. Escribir para curar. Escribir como quien entrega vida:
[OH-236]
Escritura de súbito: al cuerpo que está por destruirse lo precede
una voluptuosidad.
L’autómata, l’abandonada al esplendor, l’acalorada en una cama
blanca, en una ciudad sin agua.
Un corte por debajo de la piel. Anomalía. Piel de color blanco-rosa.
De color rojo-amarillo. De color ya no
respires. Escupe sangre, escupe palabras deleitosas por última vez.
Antes de aborrecer el lenguaje, memoriza secuencias extrañas (o
sueña un jardín con flores nucleares). Como un vértigo. Como quien se ata al
pensamiento una melodía arruinada:
CARCINOMA mucoepidermoide de glándula parótida (2.1
x 1.8 cm.)
predominantemente quístico (89%) con estroma
desmoplásico e inflamatorio
con focos de extraluminización de mucina y reacción
granulomatosa focal
con células gigantes de tipo cuerpo extraño
con extensión a la dermis
sin neoplasia
en bordes quirúrgicos
Alguien ha venido a explicarle la ejecución. Las líneas del
cuerpo. Por ejemplo: esto es un don. No. Un reemplazo.
[Después de tener sexo, abrirán las ventanas. Mi radioactividad no
es contagiosa. Por ejemplo. En un país lejano, sacrifican caballos en mi
nombre.]
De repente: ser un campo de batalla. La muy desesperada. Rabiosa
de sí.
No hay más que una compasión un poco sucia en el hombre que la mira.
Ella, insolente. Desnuda como todos los enfermos.
A esta hora, el paisaje de la fascinación es improbable. Muy cerca
de la habitación de los metales han construido una máscara para contener el
furor. Asfixia a la medida de su rostro.
¿aún
me
reconoces?
Lo despiadado resplandece. Imposible mirar fijamente su herida y
no quedar seducido/a. El encierro, la
promiscuidad, las células oscuras del deseo se están multiplicando
como los accidentes.
(Daniela Camacho)
5 comentarios:
Me parece un poema impresionante. Desnudos como todos los enfermos. Creo que esa es la más cruda realidad. Cuando estás enfermo el cuerpo adopta una autonomía que aniquila tu dignidad (o al menos lo intenta).
Daniela es un ser hermoso. Y una gran poeta. En Centroamérica la queremos todos.
Karen Valladares
vaya tela... clap, clap, clap
Me dan mucho asco las aletas de tu nariz. Lo siento.
Puedo moverlas como si fuera a volar <3
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