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Me gusta hacer listas, ya lo sabéis. Hago listas para todo. Listas con las mejores canciones que me he bajado en los últimos meses. Listas con las ciudades a as que me gustaría viajar. Listas de las tiendas a las que iría si tuviera dinero para comprar ropa. Listas de mis libros: los preferidos, los favoritos del año, semestre, los olvidados, etc. Hace poco mi chico, Ibrahím B., subió a su blog una lista de tareas pendientes: la del comentario de todos esos libros que como crítico le llegan a casa y de los que es imposible hablar en los medios porque se acumulan, y se acumulan, y se acumulan... novedades editoriales que desaparecen como si nada (o en la lluvia como lágrimas) o qué sé yo. Mi lista no es una tarea pendiente, es otro juego más en el que enumero no lo mejor sino lo que más me ha gustado e todos los libros que he leído, abandonado o descubierto desde enero de 2011 hasta hoy.
0. Sylvia & Ted, de David Aceituno (Olifante).
Lo pongo en un podio celestial. Antes del 1, el 0, porque no quiero hacer trampas. Pero ocurre que, aunque fue publicado en 2009, Sylvia y Ted me parece el mejor descubrimiento de este año. Se trata, como ya conté en alguna entrada anterior, de un poemario formado por las voces de Sylvia Plath, Ted Hughes y la amante de este, que van construyendo una serie de poemas que a su vez tejen la historia real de la pareja. David Aceituno se mete en la piel de los personajes y escribe con un estilo parecido al de los protagonistas. Aceituno es el titiritero. En sus manos Sylvia se nos sincera y Ted nos cae mal. En sus manos vemos lo tristísimo de una historia que muchos desconocíamos. Olifante es una maravillosa editorial un tanto difícil de encontrar, sin embargo merece la pena acercarse a su catálogo. Si accedí a este libro fue gracias a la Feria del Libro de Soria donde me compré el ensayito (de la misma editorial) Poetas suicidas (2009) de Ricardo Fernández Moyano. Quien esté interesado en el tema del suicidio en la literatura no puede dejarlo pasar.
1. Leve sangre, de Jeannette L. Clariond (Pre-Textos).
Sin duda es el mejor poemario que he leído en mucho tiempo. Leer a Clariond es como degustar un plato finísimo y delicioso. El trato del lenguaje, del idioma (de los idiomas), de las imágenes. En Leve sangre asistimos a la pérdida de la fe, al momento de la madurez de la poeta en donde se deshace de una vez por todas de esa sangre espesa que es Dios. La Menopausia de la Fe. Por ejemplo. Un libro con el que uno sólo puede preguntarse: ¿por qué no había leído antes a esta poeta? ¿Dónde has estado todo este tiempo, Jeannette? ¿Por qué no fuiste antes la reina de mi canon poético personal?
2. El malestar al alcance de todos, de Mercedes Cebrián (DeBolsillo).
Vuelvo a hacer trampas, pero no del todo. El malestar al alcance de todos se publicó en 2004 en Caballo de Troya y no había tenido la oportunidad de leerlo, sin embargo, por fin, y con motivo de la publicación de su primera “novela” en Mondadori, La nueva taxidermia, DeBolsillo reeditó a principios de 2011 esta magnífica miscelánea de relatos y poemas de Cebrián. La nueva taxidermia me gustó, sobre todo la primera novelita que conforma el libro, sin embargo sigo pensando que El malestar al alcance de todos y sobre todo Mercado común (2006), son sus mejores textos. Me gustaría seguir leyendo a Mercedes. Me gustaría que publicara novelas y poemarios todos los días, todas las semanas: le pagaría, si pudiera, mucho, para que me entregara textos como los de El malestar al alcance de todos. Mercedes. Te necesitamos.
3. Richard Yates, de Tao Lin (Alpha Decay).
He hablado mucho te Tao Lin. Han hablado mucho de Tao Lin. He contado muchas veces cómo me enamoré de él hace cinco años, cuando leí su blog, y en 2009, cuando leí su primera novela traducida al español. Richard Yates me parece acertado porque representa muy bien a la generación a la que creo que pertenezco: las conversaciones de gmail, el new spleen de los personajes, las drogas y las pastillas para dormir, el histrionismo, la soledad del adolescente que pasa horas y horas delante de una pantalla, pero que tampoco está solo porque está conectado a Facebook pero que sí está solo, porque, joder, la pantalla no es la carne: qué pardillos somos. Y las redes sociales que ayudan al amor. Richard Yates es muy divertido. Ojalá Alpha Decay siga publicando a Tao Lin, ojalá algún editor de poesía se decida a publicar sus libros, porque son mucho mejores que su narrativa. Ojalá os acerquéis a Eeee eeee eeee (El tercer nombre, 2009) una novela mucho más delirante, parecida a un capítulo cachondo de Padre de familia o Los Simpson. A tope. De Alpha Decay, en este 2011, me ha gustado leer Padres ausentes, de Pablo Muñoz (mi querido Alvy Singer, divertido y sensato) y Thomas Pynchon, un escritor sin orificios de Rubén G. Martín. La apuesta por la juventud de esta editorial no es un truco de marketing, por la modernez o algo así de cutre. Se trata de una apuesta por el futuro. Y yo confío.
4. Alma, de Javier Moreno (Lengua de Trapo).
Hace un rato intentaba leer Una belleza vulgar de Damián Tabarovsky (Caballo de Troya, 2011) y no he podido pasar de la página cuarenta y cinco. Quizá que a Ibrah no le guste nada Literatura de izquierda (Periférica, 2010) me haya influido, o quizá es que no me gusta ese libro y punto. En la contraportada alguien escribe algo sobre las novelas sin argumento. Sobre las novelas sin argumento pero con argumento. No sé. En este sentido soy mucho más fan de Alma, la última novela de Javier Moreno, que es mucho más bonita, emotiva, poética, entretenida, mucho más parecida a la última literatura francesa que me gusta: Levé, Mréjen o Tran... una de esas supuestas novelas sin argumento pero con argumento que sí, sí, sí consiguen contarte una historia a base de acumulación de información y experiencias. Muy a favor de este giro en la obra de Moreno. Soy muy fan de Acabado en diamante (La Garúa, 2009), su mejor poemario y de algunos de los textos que sube a su blog. Y no, Alma no es una copia de Levé. No sean vagos, pasen de la página cinco. Aunque si les desespera tanto como a mí Una belleza vulgar (y miren que el título me prometía) entonces, bien, les dejo marcharse.
5. Dime qué, de David Leo García (DVD Ediciones).
Efectivamente, no podía faltar. Dime qué es el libro que más tiempo llevo esperando leer. Creo que fue en 2009, en Cosmopoética, cuando David Leo García -por aquel entonces no sabíamos que un año y medio después seríamos vecinos, amigos y miembros de la fucking crew de Puerta de Toledo, que por cierto, ay, en pocos días se acaba para siempre -no en nuestros corazones, claro, claro- me dijo que acababa de terminar el que sería su segundo libro de poemas. Ya lo anuncié aquí, y ya se lo he oído decir a muchísimas personas. Quizá junto a Elena Medel o Ben Clark, cuyo último libro, Basura (Delirio, 2011) también es genial -una sucesión de pensamientos paradójicamente limpios sobre un mundo sucio- sea uno de los mejores poetas que conozco nacidos en los años 80. Dime qué es imponente. Demasiado. Su discurso, su ironía y su saber tejer los versos. A veces David viene a casa y me dan ganas de meterle un puñetazo y decirle: ¿¡cómo cojones lo haces tan bien, cabróoonnn!? Pues eso. Top Five. Bien.
6. Confesiones a Alá, de Saphia Azzeddine (Demipage).
Una novela muy cruda. Muy bruta. Hay quien se queja de la brutalidad de la colección de textos femeninos de la editorial Melusina pero a veces creo que la brutalidad occidental es mucho menos bruta que la oriental. Confesiones a Alá es el testimonio de una mujer oprimida en el Magreb. Una mujer que intenta escapar de su propio infierno y que tiene una condena casi mayor que la de ser mujer: ser hermosa, ser libre, ser lista y tener ganas de vivir. Sapha Azzeddine es toda una celebridad en Francia. Fue mujer de un famoso actor y cada vez se ha ido haciendo más popular con sus novelas. No me extraña. Gran apuesta la de Demipage. Ojalá hubiera tenido más prensa y se hubiera hablado más de esta obra muy personal pero a la vez muy política. Me gustan las mujeres fuertes. Y, por supuesto, amo a Azzeddine. Creo que en el catálogo de Demipage las mujeres están cobrando cada vez más fuerza: dentro de poco van a sacar una antología de mujeres bastante interesante (no sólo por las participantes sino por el formato epistolar del libro) y hace unos meses salió a la luz otro libro extraño pero especial: Mis ceniceros, de Florence Delay. Me gusta especialmente este lado experimental que está explotando Demipage. Háganme caso. Demipage no es ñoña. Demipage mola.
7. Renacida, de Susan Sontag (Mondadori).
Es curioso. Muchos de los libros que menciono en este post los he reseñado para 330ml y están esperando en la cola de publicaciones. Es un placer hablar de lo que a una le gusta. Y Renacida es un diario juvenil muy interesante para quienes comienzan a leer o a descubrir el mundo de la literatura (Renacida también supone una importante guía de lecturas) y también para los admiradores de esta gran autora. Los miedos en la adolescencia, lo prepotentes, soñadores, ingenuos y tiernos que podemos llegar a ser en nuestros primeros años como lectores o escritores. Susan Sontag tiene mucha fuerza y es como un huracán de ánimos. Si son cotillas y les gusta conocer los pensamientos más íntimos de los grandes autores de nuestra literatura: aquí, Sontag.
7. El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia, de Patricio Pron (Mondadori).
Pron es Pron. Y Pron, en este libro, no es tan Pron quizá porque a ratos lo es demasiado. Quiero decir. Para quien lo conozca personalmente y se haya leído su última novelita sabrá que la primera y las últimas partes del libro son Pron en estado puro, en una conversación cualquiera de domingo comiendo churros con chocolate y contándonos sus batallitas, cual abuelo joven y gracioso. Me gusta ese lado confesional, al principio divertido y al final muy tierno para con su familia y la historia de sus padres. Los hijos son los detectives de los padres: esa es la idea. Por eso Pron articula el libro mediante una historia familiar que le toca investigar. Un poco de política, otro tanto de biografía, otro de intriga y otro de humor: la mezcla perfecta, dirán. Por eso Ibrah bromeaba con lo de Pron y el Nobel. Pero eso no es lo que importa. Lo que a mí me importa es la repercusión que está teniendo el libro. Ya se sabe: al tercer libro, los críticos tienen derecho a machacarte. Y yo no creo que El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia sea un desacierto y no estoy de acuerdo con sus críticos más feroces. Tampoco creo que sea el mejor Pron, aunque podría haberlo sido. Sé (y lo sé porque lo he leído en Una puta mierda, en El comienzo de la primavera y en sus relatos) que el muy hijo de puta se guarda un as en la manga. Que está haciendo cosas grandes: aunque quizá lo que como lectora espero es su futura Gran Novela.... y que lo que a muchos les pone nerviosos es que le salgan las cosas tan bien, o que le vayan tan bien como aparenta. Quizá Mondadori haya publicado -y vaya a publicar- novelas mucho mejores, novedosas o atrevidas: Enard, Lethem, Gopegui, Cantavella, Foster Wallace, Olmos... De momento, en este Top 10 Luna-Love, Pron ha encontrado su sitio.
9. Fronteras del lenguaje. Antología 2005-2011, de Uljana Wolf (La Bella Varsovia).
Ha sido muy difícil elegir un título de entre todas las novedades de La Bella Varsovia, pero sin duda Uljana Wolf (Berlín, 1979) es una de las publicaciones más importantes de su catálogo, por ser la primera traducción de la editorial (la traducción es quizá su punto más débil, del libro, digo) y, sobre todo, por traer a España, de la mano también de Cosmopoética, a una de las nuevas voces de la poesía alemana. Es genial que de una maldita vez empiece a publicarse poesía europea de autores jóvenes para poder saber qué se está haciendo más allá de la frontera, joder. Uljana es joven, precisa, me recuerda a una especie de Ana Gorría pero más ruda. La Bella Varsovia no tiene aún distribución nacional, pero si les interesa el libro puede encontrarse fácilmente en Arrebato Libros (Madrid). Decía que era difícil decidirse por un libro de poesía de La Bella Varsovia porque en estos meses han publicado algunos muy recomendables: Introducción a todo, de Berta García Faet; Odio, de David Refoyo o El futuro es un bosque que ya ardió en alguna parte, de Juan Bello. Como anuncié, en septiembre aparecerá la antología en papel de Tenían veinte años y estaban locos, con 26 autores nacidos entre 1984 y 1992. Cuando la Feria del Libro de Madrid termine os enseñaremos la portada y la lista definitiva de los autores. Esto marcha. Gracias.
10. Ultraviolencia, de Miguel Noguera (Blackie Books).
A mí no me gustaba demasiado Miguel Noguera hasta que lo vi hace poco en la presentación de su libro. De hecho, ahora mismo creo que sólo me gusta él. Sólo sus expresiones. Su humor. Su “narrativa”. Él me hace reír. Cristo mal. Ultraviolencia es un catálogo de ingenio, de risas, de genialidad. Me enganché a Blackie Books gracias a Noguera. Mola la variedad del catálogo de la editorial. X, de Percival Everett es un libro muy bueno, a mi juicio, me gusta su prosa, y la historia. Ahora lo estoy terminando, pero tanto el libro como su autor (que actualmente está en España) nos han enamorado a todos. Tapa dura. Letras duras. Fin de la lista.
Y... bueno...
Hay algunas novedades que no están mal (o nada mal): La legendaria rebelión de los fumadores de Julio Fuertes (Papel de fumar), Obras completas de Lois Pereiro (Libros del Silencio), Contraataque de Siegfried Sasson (El Desvelo), Wendolin Kramer, de Laura Fernández (Seix Barral) o Vida de Pablo de Carlos Pardo (Periférica). Hay otros que me han decepcionado un poco como Dogos de Antonio Portela (Pre-Textos), Cuaderno de Saì Gòn, de Pablo Escribano (El Desvelo), Criaturas abisales de Marina Perezagua (Los libros del lince). Y sobre todo hay otros que no he leído y que quiero leer como La tierra nos agobia, de Jorge de Gimeno (Pre-Textos), Los enamoramientos de Javier Marías (Alfaguara), Chronic City de Jonatham Lethem (Mondadori), JOP de Jim Dodge (Capitán Swing), Lila, de Emily Roberts (Ediciones Oblicuas) o Porno Ficción de Diego Doncel (DVD). Aunque, quizá, después de tanta novedad editorial, de tantos libros que te miran desde las estanterías y te gritan y te taladran la cabeza y te vuelves loca, muy loca y se te quitan las ganas de leer pero luego quieres más libros, y vas a la Feria del Libro y ves TÓXICA de Françoise Sagan (Ático de los libros) y QUIERES MÁS, QUIERES MÁS, QUIERES LEER MÁS TENER MÁS CONSUMIR MÁS, AHHHH! Drogas. Libros. Drogas. Me gusta hacer listas. No sé por qué. Y ahora. Me voy a dormir. Ahh... Ahhhhhh... Ay.
1:29am