29 julio 2012

Más allá de la quietud: la historia de una enfermedad que es la historia de nosotros mismos.

Hace un par de días indiqué en un post que estaba comenzando a leer el ensayo El emperador de todos los males. Una biografía del cáncer., de Siddhartha Mukherjee. Apenas he podido avanzar más de 150 páginas porque la lectura es lenta, no por incomprensible sino por deslumbrante, pues casi a cada párrafo tengo que pararme para anotar, subrayar o reflexionar sobre algo. Hay pasajes alucinantes sobre la historia de los nombres de las enfermedades, o sobre los problemas políticos que estos acarrean, o sobre qué pensaban las antiguas civilizaciones de ciertos males. Había pensado haceros una selección de citas de estas primeras páginas que he leído y sin embargo no puedo porque tendría casi que copiaros todo el libro. Os lo recomiendo muchísimo no sólo a los interesados en el tema del cáncer y la oncología sino a los lectores de poesía que verán en Mukherjee un verdadero compañero de lecturas y de sentimientos. 

Lo que sí os voy a dejar aquí es uno de mis pasajes preferidos. Atención al último párrafo, así como a la definición de metástasis. Hermoso:

[...]Con todo, a pesar de esos paralelos, la tuberculosis pertenece a otro siglo. También llamada consunción, era el romanticismo victoriano llevado a su extremo patológico: febril, inexorable, jadeante y obsesiva. Era una enfermedad de poetas: John Keats en su regresión silenciosa hacia la muerte en una pequeña habitación que dominaba la Plaza España de Roma, o Byron, un romántico obsesivo, que fantaseaba con morir de esa enfermedad para impresionar a sus amantes. “La muerte y la enfermedad suelen ser bellas como el resplandor palpitante de la consunción”, escribió Thoreau en 1852. En La montaña sagrada de Thomas Mann ese “resplandor palpitante” libera una febril fuerza creativa en sus víctimas: una fuerza esclarecedora, edificante y catártica que también parece estar cargada con la esencia de su época.

En el cáncer, sin embargo, abundan imágenes más contemporáneas. La célula cancerosa es un individualista desesperado: “un inconformista, en todos los sentidos posibles”, según escribió el cirujano y autor Sherwin Nuland. La palabra metástasis, utilizada para describir la migración del cáncer de un sitio a otro, es una curiosa mezcla de meta y stasis -más allá e la quietud, en griego-, un estado sin amarras, parcialmente inestable, que hace eco a la singular inestabilidad de la modernidad. Si la consunción mataba otrora a sus víctimas por medio de la evisceración patológica (el bacilo de la tuberculosis ahueca gradualmente el pulmón), el cáncer nos asfixia el cuerpo con demasiadas células, es consunción en su significado alternativo, la patología del exceso. El cáncer es una enfermedad expansionista; invade los tejidos, establece colonias en paisajes hostiles, busca un “santuario” en un órgano y luego migra a otro. Vive desesperada, inventiva, feroz, territorial, astuta y defensivamente; por momentos, como si nos enseñara a sobrevivir. Confrontar al cáncer es ponerse frente a una especie paralela, quizá aún más adaptada que nosotros a la supervivencia.

Si esta imagen -la del cáncer como nuestro desesperado y malévolo doppelgänger contemporáneo- nos inquieta tanto, es porque describe, al menos parcialmente, una verdad. Una célula cancerosa es una pasmosa perversión de la célula normal. El cáncer es un invasor y colonizador fenomenalmente exitoso, en parte porque explota las características mismas que nos hacen exitosos como especie o como organismo [...]

Siddhartha Mukherjee, p. 64 
del capítulo "Una peste privada"

27 julio 2012

Las cosas que nos gustan.








Blanco y negro. Vino blanco (una copa, sí, venga, sólo una). Y Federal

Los temas de siempre, sus casualidades y su comprensión.



Qué casualidad. Ayer recibí dos libros que no tienen nada que ver y sí lo tienen al mismo tiempo. Uno es Matar a Platón, de Chantal Maillard, quizá el libro de poesía que menos me gusta de ella, o quizá el que menos comprendo… por eso, entre otras cosas,  me reconforta leer a Òscar Solsona en la presentación de plaquette Decir el hambre que me regaló Stalker, cuando a propósito de  la autora dice “No entender sus lecturas. Atenderlas. Atender(se)”. El segundo libro que me llegó a casa (gracias a la generosidad de Paloma Castro) es un ensayo que Taurus publicó el año pasado, El emperador de todos los males. Una biografía del cáncer, de Siddartha Mukherjee, quien, según he leído por ahí, es uno de los mejores oncólogos del mundo. Este libro es una historia del cáncer fantásticamente contada. Sólo he podido leer unas pocas páginas (¡es un tocho considerable!) pero su lectura es fácil y muy poética en ciertos puntos. Al igual que muchos de los pacientes citados por Mukherjee, Chantal Maillard también pasó un difícil cáncer. Al igual que la esperanza y la ambición de Mukherjee, Chantal Maillard no se toma la enfermedad a la ligera. En Matar a Platón, y especialmente en Escribir, lo que predomina es la voluntad de quedarse. En la vida o en el papel, pero quedarse. Y es por esto precisamente que considero que los dos libros que ayer me llegaron a casa no se diferencian tanto el uno del otro. El primero será mi relectura. Y trataré de comprenderlo de una vez por todas. El segundo será mi estudio. Una herramienta de indagación más en este tema que nos rodea y que me obsesiona: literatura + enfermedad = enfermedad. Así sea. 

24 julio 2012

The night is dark and full of terrors: resumen nostalyíq de la semana y otras movidas.

Me mido
Con un árbol alto.
Descubro que yo soy mucho más alto,
Porque llego hasta el sol,
Con mi ojo;
Porque llego hasta el mar
Con mi oído.
Aún así, me disgusta
La forma en que se arrastran las hormigas
Al traspasar mi sombra.
Wallace Stevens

Desde que todas las series que sigo acabaron sus temporadas duermo más y leo más y posiblemente como más. O quizá lo haga tanto como antes pero ahora reflexiono más tontamente sobre ello. Menuda chorrada, sí, pero es cierto. No hay día en que no detalle minuciosamente el menú de las próximas comidas, el cálculo del azúcar en sangre para poder permitirme el lujo de tal o cual galleta de una tienda vegana, todo orgánicamente puro y natural, todo fresco y sencillo, todo muy caro y muy delicioso porque es caro y la única diferencia entre comer caro y comer dinero está en el peso del producto. He dejado de fumar y de beber, ya no soy la que era antes. I'm a boring person! (Pero no rollo personajes de Tao Lin, eh, yo entristezco a  mi manera) He empezado a limpiar la casa compulsivamente, cada tres días huelo a lejía, he espantado a casi todas las cucarachas, he doblado la ropa, he vuelto a barrer. No hay día en que no cuente los minutos que duermo, no quiero ojeras ni quiero bostezos. No hay día en que no lea, en que no investigue, en que no busque otro texto que mostraros aquí y explicar así lo que el verano y la enfermedad me aportan. Menuda chorrada, sí, pero es cierto. Quizá porque desde que las series que sigo se acabaron la noche es más larga y más oscura. Me gustan, sin embargo, los terrores que esta alberga. Los míos particulares huelen a salas blancas, a páginas y a poemas. Mis terrores particulares se alejan de las conversaciones familiarmente superficiales y tranquilas en las terrazas de los bares hipsterosos de la calle Parlament. Mis terrores particulares se parecen más a esa casa sucia, a esa nevera vacía, a esa biblioteca coja que si no se alimenta no da más de sí. No sé si me explico. Echo en falta cosas tales como Juego de Tronos. Echo en falta cosas tales como la emoción al fotografiar mi rostro ¡ahora sólo hago fotos de mis manos! Tengo ganas de unas largas vacaciones no remuneradas. Espero que los libros me lleguen a tiempo. Espero soñar con los dragones durante seis horas y veinte minutos. Que el gato no se quede sin agua. Que la medicina no duela. Que mi cabeza vuelva a sospechar de cosas sencillas. Que haga frío... porque no me gusta Wallace Stevenes pero este es uno de los poemas más terribles que he leído. En fin. De qué hablamos ahora. ¿De todo lo que duermo? Tengo ganas de drogarme en la playa. O no. Me mido con la muerte y soy más alta. ¿Me mido con la muerte? Menuda chorrada. 

23 julio 2012

Pornografía del alma.

Tengo ingenio
donde otros tienen
un cuerpo
Ingeborg Bachmann

Hace poco mi colega Sandra Martínez y yo intercambiamos unos emails a propósito del libro No sé de ningún mundo mejor (Hiperión, 2003) de Ingeborg Bachmann... aunque no sé si deberíamos llamarlo "libro" pues se trata más bien de una suerte de ordenación deliberada de un montón de folios que en un principio ni la propia autora ni su familia querrían haber publicado. Pero ya sabemos cómo son estas cosas y cómo es nuestro infinito gusto por la pornografía del alma del escritor... ¿queda algo de Roberto Bolaño por publicar, amigos, las listas de la compra, quizá, y revisaron todos los cajones? Diarios secretos, emails, cartas, cualquier cosa. Pornografía pura del alma y la eterna discusión sobre cuál es el límite de todo aquello... pues... ¿no escribe uno para que el pensamiento perdure? ¿Entonces... está mal o está bien que un editor lo publique? ¿Es bueno o es malo que un lector acceda a los pensamientos más frágiles de sus autores preferidos? No sé. Ya no lo sé porque como lectora soy la primera en querer "saberlo todo". Por eso, a pesar de algunas cosas que explicaré a continuación, creo que No sé de ningún mundo mejor es una curiosa obra a tener en cuenta por todo lo que un lector de Bachmann e incluso un lector habitual de poesía puede obtener de sus páginas.

Este libro, decía, no es un poemario acabado sino una recopilación de textos fallidos, a medias, sin corregir, plagados de imágenes repetidas hasta la saciedad por la autora, para llegar, al fin, al perfecto verso. Imagino este "libro" y en mi mente aparece una habitación ¿de hospital? con cientos de poemas escritos a máquina esparcidos por el suelo. En estos textos se percibe a una Ingeborg mucho más pesimista que en otros poemarios, mucho más seca, directa, descuidada e incluso masculina. El tema que recorre todos sus textos es el de la soledad y la enfermedad. La poeta aquí es consciente de que está sola y moribunda y de que sólo puede confiar en esos seres blancos que la rodean -las enfermeras-. Se siente sin familia, se siente sin amigos, se siente completamente desamparada y borracha ¿os podéis creer que llegados a este punto la voz de nuestra misteriosa y dulce Ingeborg se convierte en la de una especie de Bukowski con vagina -o sin ella- tan solo un poco más delicado? Así es. La autora de No sé de ningún mundo mejor es una poeta sucia, vagabunda, una mente brillante encerrada en la desesperación de la antesala de la muerte, con el cuerpo lleno de heridas y de medicamentos. 

La fragilidad del poeta es curiosa. De la fragilidad de los poetas nacen verdaderas joyas. La fragilidad de Ingeborg Bachmann se desvela en sus obsesiones y repeticiones. Sin ir más lejos, el poema "Suave y quedo" es uno de los más repetidos del libro, y es aquí donde percibimos la impotencia de la autora: se pasa páginas y páginas intentando introducir esta simple expresión "suave y quedo" y no parece conseguirlo nunca... sin embargo, al lector cada vez le arropa más, cada vez le importa más adivinar dónde caerá "suave y quedo", qué es "suave y quedo", cuándo volverá a aparecer y por qué a nuestra heroína poética le hace tanto daño. La fragilidad de esta poeta es tan curiosa y reiterativa como aquella que poetas como Leopoldo María Panero desprenden. Frágiles y enfermos, sus voluntades sintonizan con las de quien nos los lee. Frágiles y enfermos, y vuelvo a Bolaño, o a Plath, por ejemplo, autores que de lo mental infectan lo corporal y viceversa. 

Pero Ingeborg no pretende dar pena. Ella quiere explicarse a sí misma ante la muerte. Quiere contarse a sí misma sus miedos y sus errores porque su aliento es el de la desesperanza. Enferma, en una cama de hospital, sabe que va a irse pero no sabe cuándo. Y es tan terrible la espera, se dice. Es tan reconfortante y extraña la luz blanca... Ingeborg no pretende dar pena porque los poemas que aquí encontramos no tienen otro lector que la muerte y ella. Por eso ha de ser fuerte. Por eso son tan bestiales y suculentos estos textos pornográficamente exhibidos ante nuestros ojos. Los que no quiso mostrar y sin embargo escribió para que voyeurs como nosotros también nos estremeciéramos... y eso es bueno... o... o no... Ya qué más da. 

22 julio 2012

Amapola es la palabra más dicha por los poetas (un simple apunte para un simple domingo).


Y afuera, tras la ventana,
Amapolas finas, frágiles y arrugadas
Como la piel en carne viva
Ted Hughes

Se ha ido la luz después de la erección.Y entonces me levanto pegajosa. Me ducho pegajosa. El calor del Raval nos envuelve pegajosos a cada hora. Se ha ido la luz. La cucaracha ha entrado en la trampa. Ya van cinco en una sola tarde. Se ha ido la luz. Natalia Litvinova me ha mandado un poema de una autora que desconozco "la erección de la rosa", dice la poeta. Pero se ha ido la luz después del semen. Todo depende de la luz. ¿Has visto? A ti que te inyectan vida. A ti que sangras por los dedos. Se ha ido la luz después del mordisco. Comemos tartaleta de albaricoque y gemimos. Un domingo. Sólo un domingo. Se ha ido porque no tiene nada bueno que ofrecernos. 

21 julio 2012

Toda la poesía está en Ted Hughes.

Un comentario cualquiera:
Amapolas y cuervos. Nonatos y dioses. Su voz severa. Femenina testosterona la de sus huesos. Trato de descifrar por qué su literatura es así. Así de exuberante, así de sexy, así de dura, así de infinita. Abro "El azor en el páramo" y no encuentro más que magnificencia. No exagero. No exagero. Él es el poeta que quiero ser. Él es el poeta que quiero leer. No me atrevo a decir mucho más porque su voz supera cualquier cosa que deba decir. Hughes y su contemplación. Hughes y su muerte. Hughes y su voz severa. Su voz severa. Su voz severa. 

Una cita cualquiera:
Mi sangre ociosa se hiela
Al ver cómo la alondra se esfuerza en llegar a su nube
Escalando con dificultad
En medio de una pesadilla
Ascendiendo la nada

Una vídeo cualquiera:

20 julio 2012

Dos citas como dos patadas (porque el dolor es una alerta y la alegría un producto) en el estómago.




Y yo soy la carga

De un ataúd escoltado por golondrinas.

Y yo soy el agua
Llevando ese ataúd que no se callará.

Las nubes están llenas de cirugía y colisión,
Pero el ataúd huye, -negro diamante,

Rubí rebosante de sangre,
Esmeralda rompiente en sus costas

Ted Hughes


escribir
hacia la extenuación

para que se derrame el dolor contenido
desde el inicio del mundo

escribir

para rebelarse
sin provecho

a pesar de la derrota ya prevista
porque no hay rebeldía que no esté justificada

ni violencia que no sea, en el fondo,
inocente,
escribir

con derecho al llanto
Chantal Maillard

17 julio 2012

Lejía y Birgitta.

Toda la tarde con agua que arde y que huele a qué. Cuando limpio con lejía me siento otra persona. Huelo a crueldad, sí, a crueldad contra el insecto. Quiero enseñaros  ahora las mejores citas (a mi juicio), las que me hicieron temblar leyendo a Birgitta Trotzig. Quiero que las leáis y que las coleccionéis y que luego leáis también a Birgitta entera y en todo su esplendor. Con las manos de lejía, os copio algunas:

La luz llega como un ácido, penetra, corroe, flotan las islas de la piel del pasado con grandes poros, flotan y dan vueltas, es un remolino
bocas fracturadas, negras, llenas de heridas. Ojos diluidos, deslumbrados, de las pupilas inexistentes la luz ve la luz imparable

***

El olor del matadero
Las partes blandas de la humanidad son aplastadas, troceadas, machacadas

***

Las caras se exhuman como piedras. El sol en el cielo, inmovilidad. La sombra de luz llameando succiona pájaros, viento, tierra. La inmovilidad está en fuerte movimiento. La piel ciega crece sobre la herida. Las caras estallan.

Los niños están sentados al borde del camino.
Ven visiones.
Ven un mar, un mar de sangre.

***

La membrana brillante que fulgura y, debajo, la realidad sangrienta como una entraña.

***

Uno piensa en un edificio rígido como una nube transparente e inmóvil que sonríe, el edificio crece en los cerebros, se hace cada vez más alto, ahora se yergue y se mece sobre la tierra. La gran máquina del mundo lo cubre todo y se cierra. La vigilancia, que habla sin cesar aunque sea muda, es total. Las almas pesadas se hunden, van a parar al fondo del palacio de cristal, ahora está claro que las almas existen, se dibujan claramente desgarbadas, gateando, lesionadas, heridas, incompletas

***

Cómo es el mundo. Ellos cargan la culpa que me toca. El manicomio es negro. Allí aparecen y viven caras maravillosas. Se alzan de la culpa que todos compartimos. Sobresalen de las paredes asesinas y pegajosas como plantas de un material completamente diferente, claro, fresco, orgánico, crecen en la culpa como la rosa en la sangre negra. La masa de caras salvaje sucia y dulce.

***

Cuánto ha cambiado el mundo y cuánto ha vuelto a cambiar, cuántas vueltas ha dado la rueda del espíritu del mundo. Cuán lejanos están esos destinos ¿quién lee sus cartas todavía? Luz del ocaso, inmutable y helada a través de los pinos (agujas de pinos sobre las tumbas, como cuando el siglo era un niño, agujas de pino en la arena, recuerdo del sabor del mar) -¿eligieron bien o eligieron mal? La tierra del otoño. Los que eligieron bien y los que eligieron mal forman ahora el mismo campo, abandonado

***

Un raro hedor, un gato muerto. Los contornos de los huesos sobresalen contra el pellejo y el pelo mojado, un gato barcino demacrado y de sucio pelaje, es la humillación de la fuerza perfecta del cuerpo y de la astucia, es un desecho, uno de los millones de objetos de basurero segregados por la gran urbe -una pequeña cara animal semejante a la de un niño y al mismo tiempo a la antigua cara del poder, mirando fijamente con grandes ojos rígidos que, en el momento postrero, no se cerraron, y ya nunca más podrán cerrarse, ahora miran hacia una existencia que no pertenece a la vida ni a la muerte, un estado intermedio, laberíntico y siniestro

***

Que la vida se abre. Ha sido tocada y se abre
Aún cunde el silencio del nacimiento, la quietud inmóvil viviente.
Las plantas crecen en la tierra, los cuerpos en las tumbas. El sol cae a través del ojo multicolor que irradia

***

La forma verbal, un pájaro del alma, sale volando de la boca del cuerpo humano, un acontecimiento inasible está ocurriendo: la epidermis del yo desaparece, el lenguaje sale volando como un ave migratoria a través del mundo, por sobre los mares, el mundo también vuela.

***

La culpa tapa todas las grietas. La culpa lo deja todo entero y sin vida, un bloque cerrado. Ni una sola entrada por ningún sitio, soledad cerrada, sellada
La reconciliación es: ruptura, trituración, movimiento hacia el exterior

***

la vida hace daño, la vida estropea, la gente se inclina y se dobla negándose

***

Las sienes de los niños son delicadas y en ellas se acurruca una sombra especial, como si estuvieran debajo de un ala. La infinitud de la vida se mete en ellas de visita, allí elige sus caminos incontables, sus desfiladeros, sus veredas, sus fuentes subterráneas

***

El silencio es una garganta. La laringe no puede.

***

(El sentimiento así: que si hubiera sabido cantar -si hubiera tenido voz- entonces yo hubiera sido yo. Entonces no hubiera tenido que escribir sino sólo ser)

***

El hombre es una mariposa extraña

***

Del pelo crece la hierba

***

Yo tuve un sueño. El niño muerto yacía en el musgo. Una voz dijo: ¡Desespérate! Todo lo demás es hipocresía. ¡Desespérate!
Pero el niño que fue enterrado – de su delicado pecho silencioso crece una tormenta, una canción enfurecida más aterradora que el fin del mundo

Birgitta Trotzig, Contexto. Material (Visor)

16 julio 2012

Una entrevista con Sandra Mansour... que diga... Sandra Martínez.

Todos empezamos a escribir sin haber digerido aún a nuestros maestros. Sin embargo hay algunas personas cuya digestión es más rápida, lo que les permite seguir alimentándose y saber cómo hacerlo. Sandra Martínez es una joven pintora, poeta y bloguera, además de una lectora voraz, que ha sabido dejar danzar a su estómago a un ritmo perfecto, limpio, sensato e incluso precoz. Nació en Valencia en 1995 y aún es una "chica de instituto". Tuve la suerte de conocerla en el Encuentro de Jóvenes Poetas que se celebró el pasado mes de abril en Baeza, organizado por el gran António Alías. Allí, entre el público del acto, se encontraba nuestra Sandra, misteriosa, oscura y pequeña. Creo que primero supe de ella por Goodreads, más tarde por Tumblr y luego por su blog y su Facebook. Es activa en las redes sociales, tiene un blog fantástico (de hecho, hace unos meses escribí un artículo para Vanidad en donde la reclamaba como It Girl de la Blogosfera Literaria). Pero más allá de las etiquetas, de la edad o de cualquier elemento extraliterario, lo que más me ha sorprendido y me sigue sorprendiendo de Sandra es su pulso a la hora de escribir, su tranquilidad, su violencia contenida. Su poesía es y no es una poesía adolescente. Lo es porque habla del crecimiento, del descubrimiento, de la sorpresa ante la contemplación primera... y no lo es porque no hay en ella infantilismos, ni copia descarada a sus maestros, ni la poca seriedad o dedicación que podría definir a un poeta de diecisiete años -ella los cumple en unas semanas-. Me siento muy identificada con ella y al mismo tiempo admiro su trabajo, tanto el pictórico como el poético. Espero que a vosotros también os enamore. Aquí os dejo nuestra conversación: 

LM: ¿Cuándo empezaste a sentirte atraída por el arte y qué fue primero, la literatura o el dibujo?
SM: Empecé escribiendo poemas por amor, pero luego lo olvidé todo, y más tarde descubrí que me apasionaba el arte gracias a un profesor de dibujo, aficionado a la lectura. Yo había dibujado desde siempre, como muchos niños, y había escrito cuentos para clase, pero hasta ese momento no era consciente, ni de lo que había escrito ni pintado. A partir de ahí empecé a leer prosa, descubrí Internet y me creé blogs para escribir, subir fotografías, etcétera. Finalmente, hace algún tiempo, por diversas influencias comencé a leer poesía, y poco después a escribirla. Por lo tanto fue todo prácticamente paralelo.

LM: ¿Cuáles fueron tus principales influencias a la hora de pintar? ¿Y de escribir? ¿O crees que forma parte de un todo en tu obra?
SM: Es un conjunto, y todo influye de una manera u otra; tanto lo que me gusta como lo que no. No pintaré como los cubistas porque es un arte que no me gusta, eso lo sé, pero sin embargo admiro a Louise Bourgeois, Kiki Smith, Tracey Emin, Marina Abramovic, Tina Modotti, Frida Kahlo, Dalí, la época azul de Picasso, etcétera, y probablemente lo que haga tenga que ver con sus obras. En cuanto a escritores ocurre lo mismo. Todo lo que leo es relevante, de la misma forma que los artistas e igual que sucede con todo lo que me rodea. También la música es importante.

LM: Tienes perfiles en todas las redes sociales habidas y por haber ¿dónde te sientes más cómoda? ¿Para qué utilizas cada una? ¿Crees que la difusión de la literatura actualmente debe hacerse por estos medios?
SM: Creo que es una obsesión. Me siento más cómoda en las que utilizo diariamente: Facebook, Blogger, Tumblr, Twitter, Goodreads. Utilizo Facebook como cualquier otra persona: para estar en contacto con personas a las que no veo a diario, charlar con amigos, seguir a gente, colgar cosas que me gustan o simplemente me apetece compartir y los enlaces de mis actualizaciones en el blog. Quizá es la que más me gusta, la más cercana. Twitter es una especie de recopilación de pensamientos, más exhibicionista. En Blogger creo posts de vez en cuando para juntar, de cierto modo, cosas que me gustan y palabras que surgen de lo que me gusta. Tumblr no lo utilizo ya prácticamente, excepto, de vez en cuando, para buscar imágenes mediante los tags o para escribir en un diario nocturno privado que creé hace poco. Goodreads me ayuda, junto a la lista de libros que leo que tengo en mi blog, a llevar un control, ya que siempre pierdo las listas que hago en papel. Creo que es bueno que revistas, fanzines y noticias sobre literatura se hagan mediante las redes sociales.

LM: Háblanos de tu blog, de cómo te expresas con él y de qué quieres mostrar.
He tenido infinidad de blogs desde hace tres o cuatro años en los que escribía palabras personales o cosas que inventaba, y colgaba mis fotografías e imágenes y textos que me gustaban. Básicamente ahora hago lo mismo. Concibo el blog de una forma muy común, como si fuera un cuaderno en el que recorto y pego cosas que encuentro y admiro, y donde también escribo. Lo que quiero mostrar es este tipo de cosas, que hablan de mí de otra manera.

LM: Tu poesía está aún inédita pero ya has publicado en algunas revistas y antologías. ¿Te conformas con este tipo de acercamientos o sientes, como muchos otros poetas, la necesidad de publicar?
SM: Por el momento no tengo necesidad de publicar de forma individual sino de leer y escribir. Me gusta participar en las antologías porque son una especie de reto. Además, pese al vértigo que supone este hecho, es muy gratificante que haya personas que se fijen en lo que escribo y quieran que forme parte de algo que están creando. Siempre ayuda que alguien confíe en lo que haces.

LM: ¿Lees en digital? ¿Crees que la poesía encontrará su lugar en este formato?
SM: Ocasionalmente. En concreto en poesía, cuando descubro a un autor siempre recurro a Internet para conocerle a él y conocer su obra, mediante fragmentos o libros publicados en la red. Después de esto, si el primer acercamiento ha sido grato, busco la forma de hacerme con un documento físico para leer. Por una parte porque al leer me gusta subrayar, marcar, y en el formato digital es algo que no puedo hacer, y además porque valoro mucho el libro como objeto y me gusta poseerlo físicamente por el hecho de que sea ese y no otro. Esto es algo que cambiaría si el soporte fuera electrónico y almacenásemos en él todos los libros que leemos, pero no deja de ser simplemente algo personal. En el caso concreto de la poesía, como se hablaba por aquí hace unos días, creo posible la coexistencia del formato analógico y el digital, siempre que permitamos a las editoriales que continúen trabajando tal como lo hacen ahora.  Es en este género necesario para mí anotar, etcétera, como decía antes, por lo que actualmente no pienso que este formato sea cómodo para leerlo, ya que no estoy acostumbrada y actualmente no me permite continuar leyendo de la misma forma que lo hago ante un ejemplar en papel. De todas formas es posible que en un futuro mayoritariamente desaparezca el libro tal como lo conocemos ahora, y entonces se debería encontrar la forma de leer poesía en un soporte digital de forma que no desaparezcan ni nos veamos privados de todas aquellas cosas que valoramos en los libros en papel, a excepción de la idea de tocar sus hojas, el olor y ese tipo de aspectos.

LM: Tus tres libros preferidos
SM: Hace tiempo, mientras escribía una redacción para clase sobre mi libro favorito, descubrí que los más importantes para mí son: Fahrenheit 451, de Ray Bradbury; Lolita,  de Vladimir Nabokov; y La elegancia del erizo, de Muriel Barbery. Pienso también en Historia del ojo, de Georges Bataille, ahora.

LM:  Tus tres libros más detestados
SM: Siento un poco de desprecio por todos los libros que no he acabado de leer, pero solamente odio la crónica de Ramon Muntaner.

LM:  Los tres libros que desearías haber escrito
SM: Me encantaría haber escrito los tres poemarios que he leído de Joyce Mansour: Gritos, Desgarraduras y Rapaces. Significaría poseer esa fuerza que tanto admiro para sacar los sentimientos, dejándolos caer mientras algo dentro se quiebra lento o estamparlos con los ojos muy abiertos. A veces como un rezo, ella deshaciéndose. También el miedo. Y esa súplica tan visceral: “Déjame amarte / Me gusta el sabor de tu sangre espesa / Que tanto tiempo conservo en mi boca desdentada. / Su ardor me quema la garganta. / Me gusta tu sudor. / Me gusta acariciar tus axilas / Chorreantes de dicha. / Déjame amarte / Déjame lamer tus ojos cerrados / Déjame agujerearlos con mi lengua puntiaguda / Y rellenar el hueco con mi saliva triunfante / Déjame cegarte.”.

LM:  Tu poesía está plagada de referencias a la literatura escrita por mujeres, también al mundo fotográfico, a la naturaleza, a los pájaros y a los ciervos. ¿De dónde crees que viene esa obsesión por lo natural en la poesía joven si casi todos los autores habitan las ciudades y no el campo?
SM: Supongo que es el hecho de estar diariamente rodeados de ciudad lo que hace que al escribir intentemos escapar de ella, o simplemente que por alguna razón nos llama la atención y encontramos la poesía en otro tipo de cosas dentro de ese núcleo urbano. También la influencia de aquellos a quien leemos. En mi caso me interesa aquello que tiene o ha tenido vida pero que a su vez se nos escapa y nos resulta ajeno. Me obsesiona no conocer el por qué e intentar descubrirlo de forma personal estableciendo comparaciones. De cualquier forma hay veces que esa realidad de habitar en la ciudad y estar rodeada de determinadas cosas entran en juego y se tienen en cuenta.

LM:  Tres animales que te fascinen
SM: Me fascinan los ciervos por sus cuernos -como ramas- y por la muerte en esos animales tan bellos, el color del pelaje de los zorros y la silueta y vuelo del pardal.

LM: Tres animales sobre los que apenas se ha escrito y habría que hacerlo
SM: ¿Insectos? ¿Los sacrificados? No se me ocurre ninguno en especial. 

LM: Además de los animales, tu blog está repleto de citas. ¿De dónde sacas el tiempo para leer? ¿De dónde sacas tantos libros? ¿En qué te basas para elegir un libro y no otro?
SM: Cuando tengo clases mi horario me permite tener las mañanas y las noches libres para poder leer, ya que voy al instituto por las tardes, no duermo en exceso, salgo poco y no estudio demasiado. Ahora, en vacaciones, dispongo prácticamente de todo el día para leer y escribir. Los libros suelo comprarlos, sacarlos de la biblioteca o pedirlos prestados. En cuanto a la hora de elegir un libro u otro para leer, normalmente suelo buscar por Internet. Otras veces los elijo instintivamente de las estanterías de bibliotecas y librerías por su diseño. Y en un número inferior de ocasiones me guío por las recomendaciones de personas que pienso que tienen un gusto similar al mío.

LM: Como autora jovencísima tienes una perspectiva privilegiada de la generación de poetas jóvenes que ahora están comenzando a publicar y a hacer cosas (véanse, por ejemplo, los autores de Tenían veinte años y estaban locos o todos aquellos que rondan Pop SerialNew Wave Vomit, etc.  ¿Qué vicios y qué males encuentras en sus posturas? ¿Qué cosas favorables? ¿Te sientes identificada con ellos?
SM: El único inconveniente que encuentro, que por supuesto también puede ser positivo, es partir de un medio tan automático como Internet donde todos tenemos voz y es tan fácil publicar como eliminar, por lo que muchas veces podemos no ser conscientes del trabajo que conlleva y apresurarnos. Por lo demás es cierto que hay una serie de temas muy comunes en los que no deberíamos quedarnos, pero todavía me queda bastante por conocer. En algunas ocasiones me siento identificada, al igual que me ocurre con autores anteriores, y en otras simplemente compartimos el uso de Internet, aunque creo que cada uno lo ve y utiliza de forma distinta.

LM: Por último, ¿nos mostrarías alguno de tus poemas de los que más orgullosa te sientas?
SM: (Quizá por ser uno de los últimos y formar parte de una serie de textos que estoy escribiendo sobre la leyenda de la Voladora elijo este.)

Tristeza era ser una fina capa de piel y de hojas.
El manto negro cuando estorban las manos.
La superfície bajo tus ojos es una fina capa de llanto.
Seres mitológicos. La voladora.
Arrojas infortunios sobre nosotros.
Ponzoña para los vivos.
Semejas la excepción de las palomas.
Adoleces de nuestros cuerpos y los inundas en soledad.
Ponzoña para los vivos.
Sentencias nuestra extinción.
Las entrañas. Pájaro crepuscular.
El rostro elevado era estar repleto de súplica.
Piedad o roca que desgarre el tejido.

Tristeza era estar repleto de un lago
por hierba de ramas cortantes atravesado.

15 julio 2012

El bosque gris.




Ahora está claro que las almas existen, se dibujan claramente desgarbadas, gateando, lesionadas, heridas, incompletas
Birgitta Trotzig

Maté una cucaracha en el portal y ahí siguen sus alas. Ahí. Ha desaparecido todo excepto sus salas. Sus alas que eran un anexo. Sus alas que no eran ni siquiera su cuerpo. Qué quedará de nosotros. Qué quedará de las mariposas, se pregunta Birgitta... por el terror de sus alas negras...

13 julio 2012

"La muerte es fea...", descubriendo a Birgitta Trotzig.



Poesía que es un Yo y que es una Sociedad. Poesía que es una crítica a ese Yo, a esa Sociedad. Descubrí esta poesía, la de Birgitta Trotzig gracias a la recomendación de mis amigos Ruth Llana y Enrique Morales hace unos meses en Baeza. Acababa de leer algunos de mis textos de Los estómagos a propósito de los animales y el vegetarianismo y entonces Enrique me dijo mira este poema. Había en ese poema un Yo y una Sociedad. Un Yo y un Mundo... pues ese Mundo que la poeta Trotzig retrata es el que cruelmente habitamos y nos habita. Trotzig es brutal sin ser desagradable. Política, poesía, sangre, luz... todo envuelto de una tensión que en ocasiones me recuerda al Valente más desgarrador e incluso -y perdonad si me equivoco, pero podría dar resultado para describirla- a un cruce entre Ingeborg Bachmann, Chantal Maillard  (en sus diarios) y Gotfried Benn... algo así. Tengo que continuar leyéndola y sé que seguiré sacando cosas buenas de su lectura. Gracias,  Enrique, Ruth, y muchas. 

12 julio 2012

En realidad detesto a los pájaros.



--- Es esta una antología de plumas griposas Dono Callejón Novo Gorría que admiro y hermanas Ramos Martínez Llana entre otras compañeras de sexo raza pluma Roberts Benegas Camacho Albizuri Mejer Manrique algunas sangrantes otras Tapia dice que somos gracias. ---
Hijas del pájaro de fuego (Fin de viaje, 2012)

10 julio 2012

Conversación eterna de animal a animal (fragmentos de un poema en donde Ingeborg Bachmann da la mano a Delhi y siente al fin su suavidad).


[...]
Mi querido hermano, dame un poco de agua que aclare mis ideas. Soñar es como alimentar a las palomas: no recibimos nada a cambio salvo su fealdad.

[...]
Mi querido hermano, si soy cruel con mis amigos es porque no soporto adivinar en sus fallos mis posibles fallos. Si soy cruel con los insectos es porque no soporto ver en su asco mi posible asco. Si soy cruel con el amor, con el padre, con el hermano, es porque detestaría en mí la ingenuidad y la decepción de mis actos. Hay tantos lugares en los que crecer y hacia tantas direcciones. Sospecho tantos ojos a los que atender y tantas palabras. Si los animales muertos van a nuestro estómago, a dónde nosotros, a qué clase de cielo gástrico, a qué asesino…  

[...]
Mi querido hermano, no trates de comprender ahora el exterminio de las plagas.


[...]

06 julio 2012

Me voy al campo, pero ya vuelvo, ya.

dije: -hoy es día de lavar al gato? ahogaré sus uñas para clavarme en ellas la naturaleza sigue su curso un papa tropieza y cae anverso sobre sus fieles palomas mil sobre una plaza de ciudad desconocida la biblia de los infieles


la hierba se tumba
el animal piensa que es inútil
piensa en un dios arcaico
en un dios seco
en un objeto que amará
después de haber muerto
 (...
Maite Dono

04 julio 2012

La matanza en la poesía de Ingeborg Bachmann.

He recuperado la lectura de esta poeta y he entrado más que nunca en su universo celeste y vibroso (sí, vibroso). Mirad cómo se acaricia el estómago y la sangre esta poeta. Mirad: 

Con claro torbellino de cuchillos se acerca el día de la matanza,
el viento matinal afila las cuchillas embotadas
y con la brisa se almidonan los mandiles
de los hombres reunidos en torno de las reses.

Se atan más fuerte las sogas,
hay espuma en los morros y la lengua nada;
el vecino se ocupa de la sal y la pimienta
y se tasa el peso de las víctimas.

Los muertos quieren pesar menos aquí,
pues lo vivo, al que no le falta sangre,
-¡y se resiste más que la vida sobre la báscula!-
marca aquí lo que ninguna aguja registra.

Por eso evita a los perros con los belfos calientes
y al vil que se emborracha de sangre fresca
hasta que las sombras la traducen
en charcos negros de un bien sin amo.

Y un vómito de sangre más tarde: rubor
la primer vergüenza, porque dolor y culpa existen,
y las tripas de los animales vaciados
se transforman en señales de un próximo futuro:

porque a la carne dulce y a los huesos con tuétano
no les llega un aliento del que tú no careces.
La saya de la abuela junto a la rueca quieta
sin que nos demos cuenta la cubren telarañas.

Hay en los ojos lágrimas. Los años van a pique.
La ceja joven siente el lápiz blanco.
Salen lo esqueletos de las tumbas,
las cruces con la seca escritura de las flores.  
Ingeborg Bachmann, 
de Invocación a la Osa Mayor (Hiperión)

03 julio 2012

La selva en casa.

El sol era enemigo... o... no... cómo era... el sol era el amigo del.... no sé, qué decía Elizabeth, qué decía... aquél poema, el mismo de los vientres dorados, el que hablaba de los vientres dorados, aquél poema... aquella cucaracha dorada que nos quitó el sueño, ya no lo sé... pero mira, mira cómo bosteza, el animal doméstico, y sin embargo parece que ruge. 

Valente Revival: mi lugar en el mundo.


Publicado hoy en El Cultural


Pisé el desértico mar del Cabo de Gata a los tres años. Mis padres me arrastraron hasta allí en lo que fueron sus primeras vacaciones como adultos, o padres, o lo que quiera que fueran en aquel 1994. Siete horas de tren hasta Almería, otra de autobús hasta el Cabo y huelga de basuras en aquel pueblo aún diminuto y (siempre) feucho. Bueno, todo pasó. El horror pasó. Lo feo pasó porque, cuentan mis padres, allí estaba ese mar, al final de todo, ese poniente inmenso, sólo horizonte, para no volver a querer mirar hacia atrás. Se enamoraron y desde 1996 no han dejado las tierras almerienses. Crearon allí su nido, también mi nido, con el Cabo como paraíso.
En aquel tiempo, durante los noventa, yo aún no era consciente de que por esas mismas tierras rondaba el poeta al que más tarde admiraría tanto: José Ángel Valente. Cuentan mis padres que a los siete años me llevaron a un recital suyo y que el poeta pasó un buen rato hablando de las maravillas del Cabo de Gata, de su parque natural y de su puesta de sol. “La puesta de sol del Cabo de Gata es la herida de Dios”, un poco cursi, en principio, esta metáfora, pero certera, porque si he de elegir un lugar y un instante precisos en este planeta, me quedo con el Cabo de Gata hacia las nueve de la noche y en verano, y con ese cielo magnífico y una cerveza del bar El Cabo, y las olas y el mar ahí, sí, ahí y el cielo ahí, sí, ahí... y no sé si será la herida de Dios lo que veo ante mí, o la herida de José Ángel Valente, llena de sal... y que ahora tanto echo de menos.


01 julio 2012

Que sea aún la oscuridad.

Despertar y que esté aún oscuro, te huelen las manos a sexo, te limpias las manos con la lluvia, te muerdes las manos con esos dientes esos dientes y Bishop se escapa a tu comprensión tú que lees a Philip Roth y entiendes la testosterona qué haces procurando feminidad: los dos son tan íntimos, los dos son tan íntimos. Soñé con el maltrato y con las moscas. Llevo días dándole vueltas a todas las marcas que hay por la casa: el condón bajo la cama, la ceniza en la terraza, el olor de las manos, de las manos, de las manos. Habla para él. Hablo para mí. Es una pelusa pero asusta. Despertar... sí, y ver la mascota llorando.