31 marzo 2011

Tenían veinte años y estaban locos (II): “no me interesa la juventud”, entrevista a Berta García Faet.

Portada: Laura Muñoz Estellés
Berta García Faet (Valencia, 1988) es autora de cuatro libros de poesía: Manojo de abominaciones (2008), Night club para alumnas aplicadas (2009), Fresa y herida (2011, en prensa) e Introducción a todo (2011), este último de reciente publicación gracias al premio de poesía joven que promueve La Bella Varsovia. Escribe poesía, sí, mucha poesía, escribe teatro, escribe relato, escribe ensayo (para ella lo académico es igualmente creativo), estudia Ciencias Políticas y Economía y ha vivido en Boston, Nantes, Valencia y Madrid. Sólo estas breves líneas de biografía ya pueden asombrar al lector, pero puedo asegurar que sus logros o premios no son tan impresionantes como su propia poesía. Hace poco escribí unas líneas a propósito de Berta, pues, aunque la conozco desde hace apenas unos meses desde el primer momento admiré su actividad poética y sus versos. Berta se considera a sí misma un bicho raro dentro de las letras españolas. No le gustan los grupillos literarios y prefiere crear desde su soledad o aislamiento. A mí me recuerda mucho a figuras como la de Carmen Jodra, a quien dice admirar. No le interesa demasiado la “poesía joven”, prefiere sus lecturas de cabecera, descubrir y leer a los clásicos, etcétera. Uno puede estar más o menos de acuerdo con su visión de la literatura, a mí me pone nerviosa especialmente que compare la figura de Roberto Bolaño con la de una “moda”, sin embargo sus argumentaciones y pensamientos extraídos de esta entrevista me satisfacen bastante. Encuentro tras la figura de Berta García Faet a una autora seria y consciente de sus palabras, con mucho que decir sobre poesía, sobre sí misma, sobre lo que significa crear... y celebro además su solemnidad y templanza ante las críticas absurdas y ante todos los los obstáculos o comentarios banales que se suele encontrar un poeta primerizo: Berta hace lo que le gusta, porque quiere, para crecer, porque le conmueve, y, de este modo, ella también nos conmueve.

Quizá seas uno de los autores de nuestro país con más poemarios a tus espaldas y sin haber cumplido aún los 25 años. ¿Cómo te hace sentir eso? Siempre he pensado que las obras de juventud son muy importantes porque ayudan a definir la trayectoria de un poeta, hablo de casos como el de Carlos Pardo, David Leo García o Elena Medel, que desde muy jóvenes han publicado y de libro en libro se ha podido apreciar un trabajo y un desarrollo muy interesante y sugerente. ¿Crees que es importante publicar joven? ¿Crees que es importante tener en cuenta la obra de un joven poeta o que es mejor esperar a ver qué hará este, y si sobrevivirá, cuando cumpla más años y más libros?

Creo que cada caso es diferente y que la juventud, en sí, no significa demasiado; ser tardío o ser precoz es una circunstancia más, que en absoluto nos iguala. Una circunstancia puede que curiosa pero que no agota la cuestión. Al final lo que cuenta es si esa obra, cuando aparece o con el tiempo, emociona a alguien.

Sí que es cierto que actualmente es más fácil hacer un seguimiento diacrónico de los autores y sus estilos, tópicos, etc., pero en mi opinión ése no es el criterio relevante, porque puede acabar en fetiche. Personalmente, si me ocurriera eso a mí, no podría soportarlo. La literatura es lo que hay entre el autor y el lector, lo que el autor le da a leer e interpretar al lector con qué sé yo qué variadas y cursis esperanzas; pero desde luego la literatura no es el autor.

Muchos escritores se esfuerzan en crear algo independiente de ellos mismos: algo que, evidentemente, bebe de ellos, parte de ellos, está encarnado en ellos, pero que a la vez los trasciende, no en el sentido de superior sino de diferente. Cuando leo a mis autores amados intento no caer en la tentación de buscar fechas y circunstancias de su creación (cuándo fue compuesto esto, qué ocurría en su vida entonces…), pues creo que esto la banaliza. Además, hacer demasiado caso a la edad y al contexto (a la biografía en general) suele acabar en idealización, que es un horrible monstruo.

De todas formas me inquieta mucho este tema, el de la relación persona-autor y sus vasos comunicantes, que en poesía es un embrollo aún más oscuro. No niego que los haya y que no sean interesantes, pero lo que digo es que son mucho menos interesantes que la obra tomada como un objeto-regalo-carta en sí.

Me interesa mucho el tema de la juventud y por lo que he observado en tu obra, a ti también. No sé si estaré en lo cierto pero veo Introducción a todo como una especie de síntesis de tu anterior obra, quiero decir, que hay una serie de motivos que se repiten: la enseñanza -tú como alumna-, los veinte años, los amantes, la vida adolescente... ¿Crees que este libro supondrá un cierre a esa primera etapa de la que antes hablábamos?

Realmente no me interesa el tema de la juventud, sino el del envejecimiento o la madurez. Más en general, pienso en el tiempo y sus estragos en la identidad y las expectativas; me interesa cómo, del despliegue de posibilidades iniciales que parecían inacabables, nos vamos limitando a un número finito y más bien modesto de formas de vida. En otras palabras, en qué nos concretamos.

Sí es cierto que en estos libros hay referencias a la edad. Hay varios motivos, dos tontos y uno más importante. Un motivo es el meramente contextual y recordatorio; otro, el de mentir; y otro, el de cantar coplillas sobre la edad de oro en cuanto al amor fácil, utópico y radical: el de la pubertad. Cuál es el importante y cuáles los tontos, no lo sé muy bien.

Me alegro de que pienses que Introducción a todo puede cerrar una etapa, porque yo también lo pienso. Una etapa de búsqueda de estilo y experimentación. Sin pasar por ahí no hubiera podido llegar a donde estoy, que por supuesto no es el final ni la meta (porque no hay meta). Pero quiero decir que Fresa y herida y los libros en los trabajo ahora se parecen mucho más a lo que quiero decir y lo que siento que esos otros tres libros.

Siguiendo con el tema juvenil, ¿qué autores de tu quinta lees? ¿Qué blogs? ¿Qué te interesa de ellos? ¿Eres de los que opinan que hay una nueva generación o movimiento que está aflorando desde hace unos pocos meses o años, o simplemente crees que no hay relación ni motor común entre todos esos autores nacidos después de 1985 y que están publicando por primera vez?

No suelo leer a autores jóvenes o, mejor dicho, no suelo leerlos y releerlos, volver a ellos para disfrutar y emocionarme como hago con mis libros de cabecera. No es que no lea a jóvenes por principio; al contrario, me encantaría identificarme intensamente con alguien que no esté muerto y crear algo juntos. Pero, tal y como yo lo percibo (y lo percibo mal, pues tengo grandes lagunas de información), me siento bastante fuera de lugar en el panorama poético joven (si es que éste existe, como algo establecido). Quiero decir, no tengo contactos, soy más bien ermitaña, no me apasionan los recitales y los performances, y basculo entre niña mimosa y viejecilla grave; no encajo en lo que parece tan alegre y tan fluido y tan sociable y que, viéndolo desde fuera y sin participar, me parece bonito pero ajeno. Hay excepciones, claro: por ejemplo, a toro pasado, leí los libros más juveniles de Almudena Guzmán y me encantaron. También Carmen Jodra.

Respecto a los blogs, visito algunos (los de mi blogroll) aunque creo que están tristemente en decadencia, incluidísimo el mío, por aquello de la ineditidad y porque las redes sociales carcomen su corazón; envidiable ver cómo tú escapas de ese impasse. Destaco a tres autores jóvenes con blog, dos de ellos desconocidos y los tres, en mi opinión, absolutamente brillantes, y ojalá que publiquen en papel pronto: Anastasia Kontratevidi, Adrián Nicolás Penela y Bárbara Butragueño.

Gamoneda, Bolaño, Manuel Machado, Félix Grande, Rimbaud, Celaya... son algunos de los nombres propios que aparecen en Introducción a todo y que ya habían sido mencionados en algunos de tus anteriores libros. ¿Qué más? ¿Quién más? ¿Cuáles más son tus influencias? Hay muchos críticos y lectores que en blogs y en suplementos critican esa tendencia “más joven” (que personalmente considero una tendencia no tan joven y mucho más común de lo que parece) de la cita constante y de la referencia continua. Tú utilizas este recurso con soltura y con gracia, casi como si no pudieras escribir/vivir sin la fuerza de esos autores a los que citas y a los que lees. ¿Es una invocación, una simple cita, un homenaje?

Gamoneda y Bolaño eran referencias con intención irónica: no me gustan y, sin embargo, tal vez sean los dos autores “de moda” (de moda desde hace décadas) que más me insiste la gente en que intente volver a leer.
Mis grandes influencias (podría decirse que me descubrieron ellos que había poesía más allá de Rubén Darío, que sigue encantándome, y de la generación del 27 y de Pablo Neruda, que nunca me enamoraron) fueron Luis Alberto de Cuenca, con su poesía-ficción (muy patente en Manojo de abominaciones), y como dices Manuel Machado y Félix Grande. Otros inmortales y que me influyeron: César Vallejo, Dámaso Alonso, Ángel González, Rosario Castellanos; más tardíamente, Sylvia Plath. También muchos filósofos (Cioran), novelistas y dramaturgos. Actualmente leo y releo y releo a Wallace Stevens, Wislawa Szymborska y Adam Zagajewski pero, en fin, voy descubriendo más autores y tradiciones.

Estoy de acuerdo contigo en que la manía de las citas no es específicamente joven, y para nada infantil. Más bien es una práctica honesta. Pero interpretar la intertextualidad es difícil. En mi caso, la cosa fue así: en los dos primeros libros, quería agradecerles a los citados la amplitud de miras que me dieron, así como repetir sus palabras; eran tan preciosas. En Introducción a todo, algo parecido pero, más que con una intención de reconocimiento (“os debo mucho”), con intención de inútil contextualización: “esto es lo que leo ahora” (a los veinte años que tenía entonces). En cualquier caso, no me parece justo no reconocer, al menos en algún momento de nuestras trayectorias, nuestras influencias, de quién partimos, quién nos dejó boquiabiertos, y esto pasa más bien al principio. Toda la literatura (toda la vida) es un diálogo, aunque haya momentos de pura creación individual. En los libros posteriores hay menos citas, supongo que por menos necesidad de explicitar y también por sentirme un poco más hecha.

Introducción a todo puede ser un canto revolucionario, una especie de grito muy fresco, crítico y necesario en el panorama poético actual. ¿Eres consciente de ello? ¿Me equivoco? ¿Nos ayudarán tus versos a “sobrevivir al postmodernismo y a la anfibología del mundo?

No tengo ni idea… Crítico sí que es, pero no creo que ayude a sobrevivir a la anfibología del mundo; al revés, me meto en la herida, y la acentúo, peligrosamente. Pero ojalá escriba yo algún día algo tan peligroso como la Carta de Lord Chandos de von Hofmannsthal.

Está de moda tachar de moderno (valga la redundancia) a quien escribe sobre redes sociales, Messenger, Google..., está de moda tachar de egocéntrico a quien escribe sobre sí mismo y sobre su circunstancia..., está de moda criticar al poeta joven, o mejor dicho, a la poeta joven por mencionar su sexo y a sus amantes. Podríamos decir, si fuéramos esos críticos, que Berta García Faet es una moderna egocéntrica y muy salida. A mí me parece una etiqueta muy divertida. ¿No crees? ¿Piensas que esos críticos y esa manera de asumir la literatura -esa manera de etiquetar bajo los prejuicios- está acabada o, por lo contrario, seguirá acechando a la poesía y a sus autoras? Me gusta tu manera de asumir las nuevas tecnologías como algo normalizado, superado y sin la voluntad de autores mayores que tú por querer “innovar” o ser “transgresor” sólo por introducir la palabra Módem en un verso. ¿Cómo influyen, sin embargo, en tu forma de escribir las nuevas tecnologías, tu blog y tu facebook? ¿O no es algo que te preocupe?

Espero que ese tipo de crítica superficial no se tome en serio… Como te decía, esos tres libros son muy experimentales y utilicé fórmulas que no me gustan mucho como lectora y que hoy ya no utilizo igual, pero desde luego habría que tergiversar bastante las cosas para suponer que, por utilizar la primera persona del singular, estoy hablando estricta y exactamente de mí. ¿A quién le interesaría mínimamente? Entonces la literatura sería voyeurismo, y aunque éste está muy bien en el porno, no creo que la literatura acabe ahí (de hecho, me siento en medio de una paradoja con este tipo de entrevistas porque también aquí pienso: ¿a quién le interesará esto?). Opino que, al menos la poesía, es sobre todo un encuentro; eso sí, entre dos yoes (o más, pero yoes). En cuanto al sexo… no sé si te habrás fijado que, junto a las evocaciones eróticas más hedonistas y sencillas, hay crítica, dolor e indiferencia, así como indagación sobre su naturaleza y su relación con el amor. O sea, que no es tan fácil y guay como interpretarían esos críticos.

Respecto a las nuevas tecnologías, sí que han salido en algunos poemas, pero sin ningún tipo de pretensión o impostura. Podían tener una función meramente descriptiva o, en otras ocasiones, de paradigma… Me interesa el tema de la distancia, física y emocional, y hoy para hablar de eso hay que hablar de qué contrasentidos nos manchan cuando utilizamos e-mail, redes sociales, etc. Es la decadencia de la piel y el contacto, con sus pros y sus contras, pero que habrá que seguir investigando.

En mi forma de escribir las nuevas tecnologías, por lo tanto, no influyen de manera especial. Son excusas para hablar de lo de siempre: amor, límite, intensidad, tiempo, identidad, soledad, placer.

Después de Introducción a todo y de Fresa y herida, ¿qué proyectos literarios tienes en mente? ¿Poemarios? ¿Quizá prosa? ¿Prensa? ¿Ensayo?

Ahora mismo estoy trabajando en dos libros de poesía y en teatro. También en pequeños ensayos académicos que, aunque aparentemente forman parte de un mundo diferente y más feo, para mí son casi lo mismo. Literatura, filosofía y ciencias sociales son una extraña una. En realidad, desde cualquier ámbito o disciplina, siempre trato de los mismos temas y evoluciono en ellos paralelamente.

¿Qué significa formar parte del catálogo de La Bella Varsovia? ¿Y qué se siente al ser invitada a un festival como el de Cosmopoética con un cartel como el de este año?

Me gustan mucho las cuidadas ediciones de La Bella Varsovia y en ese sentido estoy muy contenta. Ahora tengo que descubrir más, pues realmente antes de ganar el premio había accedido a pocos de sus libros. El cartel de Cosmopoética es impresionante. Yo intentaré ser fugaz y leve, para no martirizar y sobre todo para anclarme en el lado del público y aplaudir.

Para terminar, y por cambiar un poco de tono, ¿nos dirías dos o tres canciones o grupos -a modo de BSO- que hayan acompañado la escritura de esta pequeña gran obra tuya, Introducción a todo?

En esta época, es decir, hace dos o tres años, escuchaba a Leonard Cohen, que sale en un poema. Otro poema se retrotrae a mis tiempos en Boston, hace como seis años, y ahí escuchaba Queen. Pero no puede hablarse de banda sonora… Como me afecta demasiado, escucho música, casi siempre clásica, con mucha moderación. La dosifico. De lo contrario sería una muchacha perpetuamente emocionada y eso sería bastante incómodo. 

30 marzo 2011

Tenían veinte años y estaban locos (I): entrevista a Juan Bello... la poesía arde aquí.

Portada de María Simó
Parece que Premio Pablo García Baena de Poesía Joven siempre nos trae buenos regalos y voces geniales, desde las de Diego Llorente o el jovencísimo Cristian Alcaraz, hasta las de los últimos ganadores, Berta García Faet y Juan Bello Sánchez: muy interesantes, los dos, muy buenos, los dos, con muchas cosa que decir, los dos. El caso de Juan Bello Sánchez (Santiago de Compostela, 1986) es curioso aunque cada vez más común, me refiero al hecho que Juan sea un autor que ha nacido en Internet y que poco a poco y en sólo unos años ha accedido al papel. Un autor que supuestamente publica su primer libro ahora mismo, en abril de 2011, pero que quienes lo hemos seguido desde sus inicios en la blogosfera sabemos que El futuro es un bosque que ya ardió en alguna parte no es más que su “segunda obra”, pues la primera obra de estos autores blogueros siempre será su propio blog: ese libro en continuo crecimiento y desarrollo que viene a significar hoy en día la bitácora personal. En El futuro es un bosque que ya ardió en alguna parte encontramos la voz de un poeta que añora la infancia y al mismo tiempo mira al futuro de una manera desganada, solitaria, quizá melancólica. Hay múltiples referencias a sus autores de cabecera o a sus ídolos musicales. Hay lemas en inglés, secretos escritos en voz baja e imágenes muy pictóricas que a veces recuerdan a la poesía o a algunos versos del loco Juan Carlos Mestre. El verso de Bello Sánchez es limpio y precioso, breve y punzante. Siempre vivo.

Si algo llama la atención de tu obra y de tu blog es la cantidad de poemas que escribes, es decir, la rapidez y la energía con la que subes textos a la red y armas poemarios. ¿Qué diferencia hay para ti entre lo que vas colgando en tu blog y lo que luego guardas en un documento word? ¿Cómo es tu proceso de creación? ¿Haces una selección previa de los poemas de Internet? ¿Corriges mucho tus textos?

A la hora de crear para mí no existe ninguna diferencia. Escribo constantemente, impulsivamente. A veces son simples notas. Otras veces poemas enteros. La diferencia existe a la hora de conformar un poemario. En ese momento hago una selección. Procuro buscar la variedad de temas y corrijo algunos poemas hasta que estoy contento con el resultado final. A veces me encuentro con algunos poemas que tratan de lo mismo, y lo que hago es reescribirlo como un único poema, cogiendo las ideas o los versos que mejor encajen, como si se tratara de un puzle. Pero para mí tiene tanta importancia lo que sale en mi blog como lo que puede aparecer en un libro. Simplemente cambia el medio.

Otra cosa curiosa no sólo de tu figura de poeta sino de la de muchos de tus coetáneos es el hecho de empezar a escribir una bitácora digital y en apenas tres o cuatro años publicar vuestro primer libro, de poesía, narrativa o ensayo, hablo de Matías Candeira, de Alvy Singer, de Laura Rosal... ¿Crees que eso os une de alguna manera? ¿Crees que ese hecho podría identificaros como algún tipo de generación o de grupo, o es simple casualidad tecnológica, casos aislados?

Podríamos decir que es algo que tenemos en común, sí, pero para hablar de generación creo que tendrían que pasar unos años. Algunos autores se quedarán por el camino, otros seguirán estando en el panorama literario. Es entonces cuando, echando la vista atrás y revisando la obra de cada uno, se podrá hablar de una generación. Somos muy jóvenes, todavía estamos buscando nuestra voz.

Hablando de grupos y de generaciones. En algún momento Berta García Faet, tu compañera de premio de La Bella Varsovia ha dicho no sentirse identificada con el panorama poético actual, del mismo modo autores como Alberto Guirao, autor de un librito magnífico titulado Ascensores, han dedicado poemas a “su generación” evocando Aullido e intentando expresar su desconcierto ante “esto que está surgiendo”, es decir, ante el nacimiento de voces poética nacidas a partir de 1986 y que parece que tienen mucho que decir. Más allá de los jóvenes autores surgidos de blogger, ¿consideras que perteneces a alguna generación? ¿Consideras que el estado de la poesía joven hoy día es bueno? ¿Admiras a alguno de tus coetáneos? ¿Crees necesario un nuevo Aullido que os reivindique u os separe?

Realmente no tengo trato con ningún poeta, más allá del que se establece en el blog y en las redes sociales. No sé si pertenezco a algo, a un movimiento o corriente literaria, pero es cierto que me siento más influido por autores cercanos a mí en el tiempo que por los clásicos. Es innegable que pertenecemos a una edad, a una misma época, y, por tanto, tenemos inquietudes similares. A veces creo que la gente tiende a pensar que hablar de generación es algo negativo, y busca romper con ello. Pero como ya dije, pertenecemos a una misma época, y eso nos define. Puedes llamarlo generación, promoción, quinta… No creo que deba preocuparnos eso, son etiquetas que coloca la sociedad, pero al final está la obra de cada uno.

De mis coetáneos admiro profundamente a dos: David Leo García y José Daniel García, aunque este último ya no es tan jovencito (espero que me perdone ja ja).

¿Qué significa para ti ser poeta y ser joven? ¿Tiene algún sentido la denominación de poeta emergente? El otro día la poeta gallega Eba Reiro se refería a algunos detractores, anónimos o haters como “racistas de la edad” porque dice estar harta de ver rechazo y condescendencia para con los más jóvenes, ¿estás de acuerdo con eso? ¿Te has sentido discriminado o no es algo que te importe?

Hace un par de años, un profesor de mi facultad que acababa de publicar su primer libro de poemas me dijo que ningún joven podía ser un buen poeta. Entonces pensé en Rimbaud. A mí, sinceramente, me da igual lo que piense alguien que ya ha perdido el pelo. Para mí ser poeta es algo que va íntimamente ligado a ser joven. Durante la juventud es cuando más experiencias y cambios se viven. ¿No es, por tanto, un buen momento para escribir sobre ello? Yo no quiero convertirme en uno de esos poetas sesudos e intelectuales que se cuestionan la sociedad en la que viven, no quiero tener nada que ver con “la voz de la experiencia”. Tal vez dentro de veinte años cambie de idea y me tenga que tragar mis palabras. Pero para entonces puede que ya haya perdido el pelo.

Galicia es tierra de, sobre todo, buenas poetas, desde la joven anteriormente mencionada Eba Reiro, hasta algunas de las autoras más influyentes del panorama como Estíbaliz Espinosa, Yolanda Castaño o Maite Dono. ¿De qué autores gallegos actuales eres seguidor? ¿Hay mucho movimiento de recitales, festivales y performance? ¿Estás contento con la vida literaria de tu ciudad o echas de menos la actividad de otros lugares como Madrid, Córdoba o Barcelona? Ahora que vas a recitar a Cosmopoética, ¿qué esperas del Festival Internacional de Poesía? ¿Cuál de los poetas que asistirán al encuentro te llama más la atención?

No soy seguidor de ningún autor gallego en particular. Me gusta Maite Dono. Me gustan algunas cosas de Yolanda Castaño. Me gustan algunas cosas de Agustín Fernández Mallo. Me gusta un librito titulado Berlín, de María Lado. Sobre la vida literaria en mi ciudad, una de dos: o no me entero o es prácticamente inexistente. El año pasado pude ir a un recital de Yolanda Castaño. Fue lo único. Así que tengo que reconocer que echo de menos la actividad de otros lugares. Un ejemplo reciente: pasé dos días en Madrid y asistí a la presentación de un libro de poesía.

Sobre Cosmopoética, desgraciadamente he tenido que cancelar mi presencia en el festival por motivos personales. Pero no tengo ninguna duda de qué poeta es el que más me atrae de los que acudirán: Charles Simic.

Tu poemario está muy bien construido: los poemas en los que se evoca a la infancia, al futuro, a la naturaleza, a los personajes literarios o influencias musicales o el cine. A veces recuerda a eso, a una especie de libro de pequeños homenajes. ¿Qué autores, además de los fugazmente citados o mencionados en El futuro es un bosque que ya ardió en alguna parte son tus mayores influencias a la hora de escribir? ¿Y cuál sería, aunque se pueda intuir, la banda sonora de tu primer libro?

Son muchas las influencias: Rimbaud, Bob Dylan, Ray Loriga, David Leo García, Efraim Medina Reyes, José Daniel García, Benjamín Prado…

La banda sonora es mucho más sencilla. Las canciones de Bob Dylan sobrevuelan todo el libro y, además de los que se mencionan explícitamente (Tom Waits, Leonard Cohen, Syd Barrett…), también están The Doors, Nacho Vegas, Howlin’ Wolf, The Velvet Underground, The Jon Spencer Blues Explosion o Bright Eyes.

María Simó ha ilustrado tu libro. Su trabajo es impresionante y según se puede ver en las redes sociales tenéis una relación que viene desde hace tiempo. ¿Hasta qué punto se compenetran vuestras obras? ¿Te interesa el arte? ¿Crees que la poesía es más bella cuando se encuentra en un libro con papel bonito e ilustraciones? ¿La edición es importante para ti o sólo el contenido de un libro?

Claro que me interesa el arte. Aunque no puedo presumir de entender. Me limito al “me gusta”- “no me gusta”. El trabajo de María Simó es cierto que es impresionante, y muchas veces hablamos de hacer cosas conjuntamente. Aunque hasta este momento solo esta cristalizó. Y la verdad es que estoy muy contento con el resultado.

La edición me parece importantísima. De hecho, me presenté al premio de La Bella Varsovia porque me encanta cómo presentan los libros. Sus portadas consiguen que te detengas, al menos durante un momento, a mirar el libro. Y si lees un buen poema y al lado ves una hermosa ilustración o fotografía, creo que a cualquiera le resulta más atractivo. Y no me refiero a que gane el poema con una buena imagen, simplemente creo que son buenos complementos. También me gustan mucho los libros de El Cangrejo Pistolero. Es cierto que pagas tres o cuatro euros más que por cualquier otro libro, pero merece la pena.

El futuro es un bosque que ya ardió en alguna parte es tu primer poemario publicado, ¿pero guardas más en el cajón? ¿Qué proyectos tienes después de este? ¿A quién, a dónde, a qué esperas llegar o qué metas tienes como escritor?

Tengo un poemario (casi) terminado. La idea es presentarlo a algún premio, conseguir que se publique. No me interesa ganar dinero con la poesía. Solo quiero llegar al mayor número de personas posible, de ahí que tenga muy en cuenta mi blog. La diferencia es que el libro permanece y el blog acabará desapareciendo con el tiempo. Por eso busco la publicación.

Como escritor quiero mostrar, descubrir, hacer ver lo cotidiano desde un punto de vista diferente. Pero desde la ambigüedad. Que sea el lector el que interprete el poema. Que cada uno pueda hacerlo suyo. Así, mis poemas muchas veces son simples sucesiones de imágenes, pequeños fotogramas. Me gusta pensar que mi poesía es como un cuadro de Magritte o de Dalí hecho palabras. Tal vez ahí es donde quiero llegar (¡y eso es mucho decir!).

Por último, simple curiosidad, ¿de dónde vienen sus seudónimos J Blues, Juan Blues, Blues ambulante...?

J Blues nació como una broma. Una noche con unos amigos, hace años, sonó en una orquesta una canción que interpretaban los Blues Brothers, y yo dije que nosotros éramos como ellos. De ahí tomé el apellido (aunque de todos esos amigos creo que soy el único que lo conservó…). Blues ambulante ya fue algo más serio. Necesitaba un nombre para el blog, y jugué con la música, el blues, y con la sensación que tenía siempre de estar yendo de un lugar a otro, de no pertenecer a ninguna parte, como un circo ambulante. Y creo que sigue funcionando perfectamente.

Vida de Carlos.

Laura Rosal
No sé por qué da tanto miedo hablar de “novela generacional” cuando nos referimos a Vida de Pablo (Periférica, 2011), la primera novela del poeta Carlos Pardo, pues, según mi lectura, hay algo definitivo entre sus páginas. Algo definitivo, curiosamente, para los poetas más que para los narradores, o mejor dicho, para los lectores de poesía más que para los lectores -exclusivos- de narrativa. Quizá me equivoque y seguro que me equivoco, pero me gustaría pensar que Vida de Pablo se convertirá en un referente poético que pondrá broche y que consolidará a la generación de poetas nacidos en los 70 y dará pie a un nuevo panorama cada vez más “invadido” por los autores que nacieron en los 80. Mi tesis es una tontería, lo sé, y no tiene nada que ver con la voluntad del libro (un libro político, como dijo Carlos en la presentación del pasado lunes, un libro de amor, como dijo PHR en su artículo de Público, un libro de chismes, como también señalaría fugazmente Marta Sanz... que Carlos Pardo es el Gossip Boy de la poesía española... mola) pero leyendo Vida de Pablo me he emocionado, no por su prosa, a ratos divertida, a ratos rollo y en general muy interesante, pero sí por lo que uno puede respirar dentro del libro y, sobre todo, por esas referencias al momento de construcción de algunos de los poemarios que más me han influido o a la vida de algunos de los poetas que más leo, admiro o detesto. Vida de Pablo no es sólo una autobiografía o autoficción. Vida de Pablo es la biografía de mucha gente, de muchos momentos. El retrato cocainómano de una importante etapa de las letras españolas, o no, no sé, seguramente me equivoque o exagere o esté demasiado emocionada por un maldito libro que en realidad pudiera parecer que sólo habla de la polla del personaje principal y nada más. Qué va. Prefiero equivocarme. Prefiero decir “generacional” arriesgándome a ser apedreada. Prefiero decir “me gusta”, con el rostro pálido como Facebook. Y cerrar el libro con una sonrisa. Y pasar a otra cosa.  

28 marzo 2011

Papel de fumar, flores y hormigas.





Murió un gorrión,
se le desprendieron las alas,
las hormigas lo llevaron a su nido,
lo envolvieron con pan,
y rezaron por él.
Teresa Domingo

Eba Reiro (foto 1) dice que nunca ha escrito un poema sobre pájaros. (Y sin embargo, vuela).

22 marzo 2011

Exceso de mala poesía: entrevista en HTML Giant por Alec Niedenthal.

Después de unos cinco meses mandándonos mensajes con preguntas respuestas y conversaciones sobre poesía, narrativa, jóvenes, viejos, David Foster Wallace, Tao Lin, o por qué habría que endiosar a los autores norteamericanos, o qué es lo que nos diferencia, o qué pasa en España y por qué allí no llega ¿o sí llega? ¿Y qué llega? ¿Y qué pasa? ¿Qué futuro? ¿Qué presente...? Después, además, del anuncio de Bluebird and Other Tattoos para Scrambler Books, Alec Niedenthal y yo (amigos inseparables de Facebook, en esa modalidad de amistad tan de nuestro tiempo -qué digo, desde hace 6 años al 90% de mis colegas los he conocido por Internet y al 30% de estos aún no los he visto en carne y hueso-), decía, Alec (joven narrador que promete bastante) y yo hemos terminado la entrevista que me propuso realizar para HTML Giant, esa publicación/blog de literatura que junto a 3AM y alguna más tendría que ser un ejemplo para el proyecto Mamajuana!. Gracias, Alec (y gracias a Ibrah y a Julio por la traducción y corrección de las respuestas). Espero que os mole, aunque sea un poquito. Aquí se habla de poesía, de mitos y de otras cosas:

21 marzo 2011

Día de la poesía y otras muertes.



Lo que antes era exacto ahora no encuentra
su sitio.
Claudio Rodríguez

Me he quedado sola y enamorada (con todas las bocas del cuerpo abiertas y extrañas). Hoy es el día de la Poesía y estoy en el Sur. Y hace viento. Y estos son los cuadernos que escribía a los 14 o 15 años. Cuando todo era más fácil y más difícil. Mi padre escucha Blue monday. Regalaría un libro a todos los hombres que pasaron por este corazón y por estas páginas repletas de citas y de dibujos macabros. Un libro de poemas adolescentes, quizá. Pero hoy sólo hay un hombre (en esta boca abierta y extraña). Un hombre que no pierde aviones. Hombre. Vuela. Yo me quedo un poco más aquí metida, entre cientos de cuadernos. Papeles de colores. Tinta negra. Tinta verde. Casi todos mis secretos. 

17 marzo 2011

Círculo desértico.

Me encuentro en un viaje infinito. De esdrújulas, lolitas y trenes de largo recorrido. 
Disculpen las molestias, la desactualización y esa rima chunga.

11 marzo 2011

La legendaria rebelión de los fumadores, de Julio Fuertes, ese loco.


Primera foto: La legendaria rebelión de los fumadores (Papel de fumar, 2011) novelita de Julio Fuertes, ya está en su lugar, junto a la imagen de Richard Yates y el resto de mis libros de poesía, que en ocho meses han pasado de compartir estante con los libros de Mondadori de mi prometido a llenar dos estantes hermosísimos. (¿Cuánto dinero habré gastado en vosotros, infames libros caros, que ahora soy pobre y lloro con la nevera vacía, y ¡ah! há há, encima la tarjeta se me queda atrancadaenlcajeroysupuháhámadre? joder). Novelita de Julio Fuertes, decía, que es tan divertida y tan desesperante que os joderá la cabeza. Dato cotilla, muchachos, Gossip Girl al habla: ¿queréis saber los trapos sucios de un narrador, sus colegas, sus amantes, de los poetillas de Madrid y sus tontadas, de qué se cuece, qué cojones se cuece en Puerta de Toledo y en los corazones flácidos de los narradores emergentes? Pues tomen nota. Compren. Roben. Lean. Merece la pena. Y lo digo: a) porque realmente me entusiasma este relato/novela bien escrito ¡con sus fallos y todo! -pero eso se lo cuento al autor en un bar... o bueno, venga, vale: hay anécdotas y chistecillos que no entiendo, la de Nokia y todo eso, o demasiadas repeticiones, pensamientos de caca y penes que en un espacio tan reducido pueden saturar, qué sé yo, no me hagas caso, a mí me mola- b) porque es uno de mis mejores amigos, y ver nacer al hijo de un buen amigo es tan bonito como ver nacer al tuyo propio. Sábanas y sangre. Sangre nueva. Eres niño como yo.

Segunda foto: compro cuatro libros a Elisa Fuenzalida en la barra de La Tabacalera. Cada libro me cuesta cinco euros. Elisa es la editora. Me cae bien. Tiene algo que enamora mucho en su forma de hablar. Le digo que soy la agente de Julio Fuertes, aunque sólo por un finde. Nos vamos a Almería, a presentar el libro en Almería. Nos vamos Julio, Marina, Ibrah y yo. Uno de mis sueños es alquilar un coche y patear el desierto y las playas con mis amigos. Qué ganas tengo. La presentación de La legendaria rebelión de los fumadores es el día 18 a las 8 y cuidado con las rimas. Librería Picasso. Almerienses, os quiero allí. Así que compro los cuatro libros y me gasto los 20 euros que llevaba en la cartera. Un libro para mí, otro libro para Laura (me debes 5 euros), otro para Pron y otro para Olmos. Cuando Laura publicó También mis ojos (Cangrejo pistolero, 2010) tampoco compré un  ejemplar solo. Me gusta apoyar a mis amigos. Me gusta comprar los libros de mis amigos, aunque me lo regalen, suelo comprarlo. Sergio Gaspar siempre dice que hay que comprar libros. Que sí, que sí, que yo lo hago. Y entonces me quedo sin mis 20 euros en la cartera y trato de sacar dinero y el cajero retiene mi tarjeta y todo es un desastre en mi vida porque llevo todo el día llorando: la independencia es terrible, buscar trabajo es terrible, trabajar es terrible, ir a la universidad es terrible, que no te den una sola beca es terrible. Qué más da. Aguanto. Lo hago para estar en Madrid. Para estar con Ibrah. Para estar con Ibrah. Para estar con Ibrah porque aunque haga ruidos con los dientes mientras duerme... ya no sabría dormir sola. Dormir sola. Eso sí es terrible. Eso es lo peor que me podría pasar. Eso y morder una tela. Odio morder la tela porque me rechinan los dientes. Dormir sola y que te rechinen los dientes es lo peor. Lo peor. Pero el tema de la tarjeta solucionado, eso sí, me quedé sin batería en el móvil y la tarde fue mucho más complicada. Conseguí quedar con Laura, que me hizo fotos para la tapa y biografía de Pensamientos estériles. El libro estará listo en un par de semanas o tres. Qué nervios. Ya os contaré. Emoción. Intriga. Dolor de barriga. (Leo en Facebook mientras escribo esto). Después de la sesión de fotos Laura y yo intentamos ir al Delic, pero tenían "averías" y no nos dejaron pasar. Optamos por comprar los cigarros que fuma Julio para hacernos una foto-homenaje. (Lo que no os he contado es que a esas alturas Julio aún estaba en Valencia, posiblemente en el aeropuerto, después de una semana sin vernos y sin haber podido tocar aún su primer libro). La foto nos la tomó Chema Rubio, un poeta de Madrid que nos reconoció por la calle en pleno momento adolescente, sentadas en un banco (en un banco-cajero como el que se tragó mi tarjeta, no en un banco-aquí me siento) y se ofreció amablemente a tomar la instantánea. Qué majo, Chema. Me despedí de Laura con un abrazo de hermana y me fui a Chueca a visitar a David Villanueva (editor de Demipage), que me invitó a una cerveza y me presentó a su mujer y a su hija. Una familia muy chula y envidiable. Hablamos de libros y de que se van a Francia a un congreso de editores muy importante. Fue breve el encuentro. Antes de volver al metro compré fruta (fresas, un kilo cuya mitad me he comido mientras veía Torrente 3 en la tele) y espárragos de esos verdes que sí tolera my lover. Una vez en casa (ya eran casi las diez) Ibrah ya había cenado, Laura había salido y yo me calenté una crema de verduras y me comí ese medio kilo de fresas. La peli se estaba acabando cuando por fin, el homenajeado Julio Fuertes llamó a nuestra puerta. ¿Sí? Pregunto. YÍ-A. Responde. (No podría ser otro). Nos abrazamos, le doy su libro, abraza a Ibra, contamos cosas, nos reímos, se fuma unos cigarros, vemos el final de The Ring, comentamos su novela, la edición, la ilusión y esas cosas, se bebe un vaso de agua y se va. Y ahora estoy aquí. Releyendo La legendaria rebelión de los fumadores. Esperando más días así. Tristes al principio y muy bonitos al final. Ibrah duerme a mi lado. Está muy guapo. Julio creo que está conectado a Facebook. En cuanto le de a publicar le pasaré el enlace de este post por Gmail Chat. Las cosas parecen más emocionantes de lo que son, a las tres de la mañana. Me duelen los ojos. ¿Queda Dormidina? Y os preguntaréis por qué he pasado la tarde despendolada y no he ido a clase. ¿Eh? Maldita universidad. Esa ya es otra historia. XoXo. Gossip Girl. 

09 marzo 2011

Sobre la felicidad a ultranza.

Poco a poco me quedé estancando así, permaneciendo hasta los veintisiete años al socaire de las tristezas. También mis estructuras cerebrales y musculares se han ido formando poco a poco y he crecido pensando con la cabeza de alguien que por ignorancia del mundo se hacía el inmortal lejos de las tristezas.
Ugo Cornia

Estoy obsesionada los autores que hablan de ellos mismos. Autobiografías. Literatura confesional. Diarios. Sobre la felicidad a ultranza de Ugo Cornia (Periférica, 2011) no es  Diario de duelo de Barthes, ni mucho menos, ni tampoco es Diario del hombre pálido de Juan Gracia Armendáriz -del que recientemente habla Lector Mal-herido en su blog, me alegra que le haya molado-... pero tiene algo que me engancha. Dos de mis libros preferidos en este mundo son Los hermosos años del castigo de Fleur Jaeggy y el ensayo Elogio de la infelicidad de Emilio Lledó quizá porque en ambos libros se debate sobre qué es ser feliz, cómo conseguimos estar felices, etc. Me gusta cuando un autor que además escribe bien se obsesiona también por desarrollar este tema. Fleur Jaeggy introduce en Los hermosos años de castigo un término genial: la malafelicidad, o el malestar de la felicidad. La búsqueda del bienestar es uno de los temas más recurridos en los autores que he mencionado. Desde Virginia Woolf hasta Ugo Cornia, pasando por Amélie Nothomb, Lionel Tran, André Gorz o Peio H. Riaño: todos acaban representando a una pandilla de "amargados" cuando deciden retratar sus sentimientos más íntimos. Una vez escuché a alguien decir que "amargado se escribe mejor". No sé. Será que somos unos cotillas. Que nos gusta la víscera. Que nos gusta veros sufrir, cabrones. ¡Sufrid, sufrid, para darnos más libros así! 

08 marzo 2011

Lo que me gusta y lo que no me gusta de Agustín Fernández Mallo.

Agustín Fernández Mallo me gusta cuando deslumbra: cuando es capaz de tomar una imagen como la de la manzana mordida de Apple y spokenworizar durante largos minutos sobre quién mordió, sobre por qué mordió, sobre el color y el sabor de esa manzana de millones y millones de dólares, golden flavor, maravilla tecnológica en el estómago.

Agustín Fernández Mallo no me gusta en la universalización de su poética, post-poética. No le veo un verdadero sentido en nuestro panorama. Parece como si no conociera esa poesía realmente innovadora o arriesgada (o simplemente interesante) en su escenificación como la de María Eloy García, Maite Dono, Estíbaliz Espinosa, Javier Gato, María Salgado, Gonzalo Escarpa, y toda esa peña.

Me gusta en Remake (Alfaguara, 2011), y en Carne de píxel

No me gusta en Nocilla Experience, ni en Postpoesía

Me gusta cuando retoma a los clásicos y los reconvierte en píldoras cargadas de algo muy presente. Remake es un ejemplo de ello, y El hacedor (su cuento de apertura) un destello que me entusiasma.

No me gusta cuando se repite. No hace falta intentar innovar continuamente cuando, lo sabemos, un texto como Mutaciones (en Remake) sabe defenderse por sí solo.

Me gusta su humor: el cuento casi extraterrestre del agujero y el pan. 

No me gustan algunos de sus chistes más débiles. Como los de los últimos poemas en Remake: quizá funcionen en una conversación, en un tweet o en un blog, pero a mí, personalmente, no me pegan en la genial dinámica libro.

Me gusta cuando da su opinión. Cuando se emociona igual que yo me emociono con las cosas que pueden ser interesantes: los nuevos poemarios de alguien joven, los libros de sus cercanos, la música de Eels. 

No me gusta cuando no dice lo que piensa. Cuando no se arriesga a decir: no he leído esto, o bien, no me ha gustado esto, o bien, creo que esto podría ser mejor.

Me gusta cuando no se preocupa por las críticas feroces de Patricio Pron, Martín Lopez Vega y otros escritores.

Me gusta cuando Alberto Olmos o Javier Moreno celebran su poesía.

Me gusta su poesía.

No me gusta tanto su narrativa.

Me gusta su poesía el 90% de las veces.

No me gusta su poesía en Remake. Eso ya lo he dicho.

Me gusta ver qué reacciones causan sus textos, sus ventas, sus camisetas divertidas, sus converses, sus entrevistas, su fama, en definitiva, en la gente, en los anónimos, en todos aquellos que parecen odiarle. Me gusta, decía, porque siento que él hace lo que quiere, lo que le gusta, sin altas pretensiones, sin creerse el mejor, sólo por diversión, y eso es admirable.

No me gusta en qué se ha convertido porque al leer Remake, aunque me mole, siento que escriba lo que escriba nunca va a ir más allá.

A veces me gusta esa idea de "no ir más allá" porque la tomo en su buen sentido: cualquier cosa escrita por Agustín Fernández Mallo ya llevará inevitablemente su marca. Conseguir una voz y una marca propia es muy, muy difícil. Él lo ha hecho. Pase lo que pase con su literatura: ahí tendremos uno de sus grandes logros. Su voz.

A veces no me gusta que la gente se ría de él. Que lo desprecien. ¿Por qué? Cuánta envidia.

Me gusta porque sabe aceptar críticas. Porque es uno de los escritores más educados y buenagente que conozco.

No me gusta que en ocasiones pase por alto cierta poesía más conservadora, clásica o de la experiencia cuando lo que él hace, si no tenemos en cuenta la forma y sí el contenido, también podría ser clásico, conservador o de la experiencia.

Me gusta, siguiendo con el punto anterior, su manera de reformular lo clásico: Agustín Fernández Mallo no habla de otra cosa más allá del amor, de las obsesiones del escritor y de la extrañeza ante este mundo raro en el que vivimos. 

No me gusta su fuerte obsesión por las nuevas tecnologías cuando estas, hace unos años, podrían resultar radicales y novedosas en la literatura. Hoy no. Ya no. Hoy resulta cansino.

Me gusta que muchas de las veces sepa superarlo, como en ese poema de la manzana de Apple. Tan hermoso. Tan acertado.

No me gusta lo estático de sus spoken.

Me gustan sus spoken: la música, su modo de leer.

En definitiva, Agustín Fernández Mallo me gusta. Es un tío legal, como dirían en la tele, en alguna serie de Antena 3. Me gusta porque me entretiene. Porque aunque tenga cosas más flojas: no está mal. Porque se nota que escribe desde el cariño. Desde las ganas de ser  buen Hacedor. Y de, además, Hacerlo bien. 

New wave vomit, sexta parte: y me sentí aún más asqueroso.


But as the morning reeled by
all I could remember was the uncooked offal:
these little organs, light as some baby,
and I felt more awful.
James Womack

La cita que aquí os copio pertenece al poema VOMIT del poeta y coeditor de Nevsky Prospects James Womack (Cambridge, 1979) . James mola. Hoy él y Marian me han regalado el libro Voice Recognition (21 poets for the 21st century), una antología de poetas ingleses nacidos entre 1977 y 1991, en la que están incluidos el propio James y la poeta Annie Katchinska, de la que ya os he hablado en alguna ocasión, una tipa del 90 que escribe muy bien y que es autora de una plaquette alucinante. Hace poco pedí a Emily Roberts que la tradujera para TENÍAN VEINTE AÑOS Y ESTABAN LOCOS, y así lo hizo, y así la disfrutamos. Annie también está en Facebook, cómo no. Me gusta mirar las fotos de sus fiestas. Qué caras tan inglesas tienen todos sus amigos. James Womack también tiene una cara muy inglesa y un "vómito" muy ruso. Cuando Marian me habló del poema en seguida quise leerlo. Pensé que sería perfecto para ilustrar una vez más esta especie de "generación" o de "movimiento" que Ana C. se inventó y que desde hace unos meses vengo acuñando (primero fue el New Spleen... ahora me quedo con New Wave Vomit, de hecho creo que, con persmiso de Ana C., llamaré así a la antología de El Gaviero Ediciones). Todo está conectado. El vómito de Womack. El vómito de Ana. El vómito de Luna. El vómito de Julio. El vómito de Ernesto. El vómito de Tao Lin. El vómito de Nadia. El vómito de Dorothea. El vómito de Ibrahím. Todo está pensado para hacernos vomitar de placer. 

Me ha gustado mucho leer a Womack, tanto como releer a Katchinska. Me ha gustado conocer a otros poetas ingleses que tienen muy buena pinta y que pronto intentaré que estén traducidos en TENÍAN VEINTE AÑOS. Sigo recibiendo poemas para la web. Poemas de españoles muy jóvenes (89, 90, 91, 92...) que me encanta conocer Samuel Yebra, Eba Reiro, Marcos Rivas, Ángel de la Torre, Miguel Rual... Sí. Gente maja que me escribe e-mails llenos de ilusión y de poemas salvajes. Aunque para poesía salvaje la de este colectivo mexicano encabezado por Yaxkin Melchy (1985) del que me habló ayer Aurelio Mexa (mil gracias). Este colectivo se dedica a publicar libros, antologías y poemas de jóvenes mexicanos que se encuentran muy influidos por la poesía de Roberto Bolaño. De nuevo la conexión. En aquel entonces YO TENÍA VEINTE AÑOS Y ESTABA LOCO. Escribió Bolaño. En aquel entonces New wave vomit, Poetas Salvajes, Estaban locos y Voice Recognition. Un anónimo dijo una vez: "si Rimbaud levantara la cabeza". Ay. Él se vendría de cañas y de mezcales. Sí, o qué

Porque llena de ilusión, también, parece que está la reseña que acaba de publicar Vicente Luis Mora en su blog de crítica. Una reseña de Richard Yates (Alpha Decay, 2011), la novela de Tao Lin que hoy mismo ha salido de imprenta y que unos pocos afortunados ya hemos podido leer. Me gusta esta recepción que está teniendo este libro: a muchos no les convence y a muchos otros les está volviendo locos. Vicente Luis Mora ha hecho una selección de citas de la obra que representan perfectamente el "sentimiento" general de la novela. Un sentimiento por otro lado muy parecido al de esta cita que aquí os he copiado de James Womack. "Y me sentí aún más asqueroso". "Y me sentí deprimido", pienso. "Y el mundo se acaba", comprendo. "Y el New Spleen", recupero. Entre mis emociones favoritas, escribe Tao Lin, están 'calma breve en un clima agradable' y 'soy la única persona con vida'. Este es uno de los poemas que más me gustan del autor. Lo publicamos ayer en ESTABAN LOCOS. A VLM parece haberle gustado. Me gusta que algo que me gusta le guste a VLM, es un gusto. Há. Há. Há. Y eso que hace poco debatíamos con muchas diferencias sobre el estado de la poesía más joven (vía Facebook). Pero Tao Lin ya está aquí. Es un hecho. Os mole o no. Es un icono: la interpretación de Richard Yates por parte de Vicente o de Ibrahím en la Quimera del mes de marzo me parecen un acierto y unos textos muy necesarios. 

De iconos nos habla Ernesto Castro (1990), quien, mientras redacto este post, ha colgado otro hablando más o menos de los sentimientos que trato de describiros. (Los sentimientos asquerosos, decía). (Los vómitos). Ernesto es uno de mis mejores amigos. Antes nos odiábamos. De hecho él fue uno de mis anónimos más putos durante la primera etapa de mi periplo en Público. Ahora nos queremos, sí. Pero antes nos dábamos asco. Nos vomitábamos sobre nosotros mismos. (Los sentimientos asquerosos, decía). (Los vómitos). 

Quizá eso es lo que nos une. A todos. El odio y la belleza. A todos. El terror y lo lírico. A todos. Quizá eso nos une tanto. 
Un gif. dorado. 
Un gif. que brilla. 
Una regurgitación celestial.
Mágica.

06 marzo 2011

Mi primera vez con Dennis Cooper.


El movimiento punk nos ordena desmitificarlo todo, porque, si no, estaremos condenados a un futuro tan decadente que las bombas atómicas parecerán tan sólo una loción más para después del afeitado y todo eso. Lo que por lo visto os gusta de mis dibujos es la manera en que muestran el lado oscuro, o como se llame, de la gente que jamás se os ocurriría considerar especialmente monstruosa. Pero deberíais saber que el auténtico objetivo de mi trabajo es como el del retrato de Dorian Gray. Hago que parezcáis horribles y yo empiezo a parecer realmente maravilloso...
Dennis Cooper

04 marzo 2011

New wave vomit, quinta parte, o....la legendaria rebelión de los fumadores.

Dentro de muy poquito saldrá al mundo, a nuestro hermoso mundo lleno de corazones flácidos, la primera novelita de Julio Fuertes Tarín en la editorial Papel de fumar: estudiantes fracasados de filología, piojosos recitales en Lavapiés, chicas hermosas muy esquizofrénicas, libros y más libros y más cigarros y toda esa mierda que explota y que es nuestro mundo de corazones. Aumentemos los índices de amor. Porque este mes también salen los poemarios de Juan Bello, David Refoyo y Berta García Faet en La Bella Varsovia. Poetas muy esperados, nacidos en los 80. No somos una generación, leo, pero jopé, vienen con ganas. Más cosas. En abril, qué mes cruel, aparecerán mis Pensamientos estériles como ya os dije, pero también Decir qué, de David Leo García, en DVD Ediciones, y Lila, otra novelita de amol escrita por Emily Roberts, en Ediciones Oblícuas, a ver qué tal. 

Precisamente hoy ha aparecido en el EP3 un artículo sobre jovencísimos autores, menores todos de veinte años en donde se menciona a Emily, a Ben Brooks o a Jordan Castro, entre otros. Emily Roberts es el seudónimo de Laura de la Parra Fernández, suya es una de las traducciones que aparece este mes en Quimera a propósito de la antología New wave vomit que preparamos en El Gaviero Ediciones para 2012. Jordan Castro, uno de los mencionados en el EP3 también está incluido en esta antología, hace poco traduje un poema suyo, lo podéis leer aquí, en Tenían veinte años y estaban locos. Precisamente (re) a Jordan Castro lo traducirá David Leo García, y a Kendra Grant Malone la traducirá Emily Roberts. Precisamente (re2), también, QUÉ LOCURA, David Leo García y Emily Roberts estarán antologados en un mismo libro, en la antología Tenían veinte años y estaban locos, no en la digital, no: estarán en la de papel, sólo compuesta por 25 poetas españoles menores de 27 años. Quedará muy cuco. Muy raro. Muy explosivo. Muy nuevo. Sí. Más adelante os diré la editorial y las fechas exactas, seguramente SEPTIEMBRE. 

En septiembre, además, saldrá el segundo poemario de Laura Rosal en SIM Libros, una especie de libro de artista hecho de fotografías y nuevos poemas. Según pude ver en Canal L, Alvy Singer a.k.a Pablo Muñoz anuncia su primera novela para esas mismas fechas. No sé qué pasará en adelante: algo he oído de que Alex Reig tiene preparado su primer poemario y de que Las Hermanas de Monelle (ese libro-homenaje  a la niña de Marcel Schwob escrito por Ruth Llana, S. Martín, Marina Ramón-Borja y Laura Rosal) pronto encontrará su casa (yeah!). También Elise Plain y Sara R. Gallardo conquistarán La Gavia con sus primeros poemarios, y la revista Mamajuana! colmará el mundo de
corazones
flácidos
y encendidos
estirados
y blanditos
chiclosos
ácidos,
joder.

Fresy Cool, la novela de Ibrah no verá la luz hasta enero de 2012. En diciembre de 2011 me atragantaré comiendo las uvas de los nervios brutales que me provoca esta noticia ¡queremos Fresy ya! 2012, como dije, será el año del New wave vomit, y además, Jeremy Spencer, editor de Scrambler Books, publicará una selección de mis poemas traducidos al inglés bajo el nombre de Bluebird and Other Tattoos, aquí la información.

Nuestra legendaria rebelión, la de los fumadores, ya ha comenzado. Algunas cosas molarán, otras no tanto. Algunos autores perdurarán, de otros no se volverá a saber nada. Muchos seguiremos siendo amigos, la mitad nos pelearemos. Nos tiraremos de los pelos. Nos odiaremos y nos amaremos. La literatura es odio y es amor. Yo qué sé. Trabajamos duro y nos lo pasamos de puta madre. Eso es, creo, lo que más, creo, importa, creo, ahora, creo, sí. Ahora. Ahora. Sí.