El poeta, en cambio, no comulga con las abstracciones. Y si lo hace suele ser mal poeta. Aquel que para transmitir algo necesite acudir a recursos retóricos tan evidentes como el de las palabras últimas (la Muerte, Dios, el Amor, etcétera) es porqueno es capaz de hacerlo de otro modo. Un recurso fácil, palabras grandilocuentes que le abren, al oyente-lector, un territorio demasiado amplio en el que todo y nada es posible.
Chantal Maillard
a) La Muerte
Busco sexo. Busco sexo en la literatura. Porque esta tarde necesito sexo y aún quedan veintiocho horas para que Él vuelva. Busco sexo y encuentro Muerte. Pero no importa. Qué más da. Es lo mismo. Abro el libro. Bien abierto. Leo. Y Françoise Sagan me invita, ensalivada: A la muerte –no hablo de la enfermedad-, a la muerte la veo vestida de terciopelo enguantada, negra, y, por supuesto, irremediable, absoluta. Ahora bien, echo de menos lo absoluto como cuando tenía quince años. Desgraciadamente, he conocido lo bastante los placeres de la vida para darme cuenta de que mi noción de lo absoluto no puede denotar más que un paso atrás, una debilidad –que yo me empeño en imaginar transitoria-. Será, seguramente, por orgullo, y también ¿cómo no?, por temor. Mi muerte es el mal menor.
b) El Amor
Busco muerte. Busco muerte y entonces te espero porque ya queda poco y no quiero la muerte de otro yo solo quiero tu muerte tu muerte tu muerte aquí conmigo juntos. Busco muerte y encuentro poesía. Qué más da. Es lo mismo. Subrayo la página idiota y abro en canal a todos mis deseos. Abro el libro. Lo entreabro para que no huya. Leo. Y Sagan, esa zorra francesita vuelve a burlarse de mí: Pero vamos a olvidarnos de los locos de amor, de los que cayeron en el cepo, de los enfermos desahuciados y de algunos poetas. Olvidémoslos. Aunque esto es una estupidez: yo no puedo olvidar la Poesía, que, aunque nunca supe hacerla, es lo único que me gusta.
c) Dios
Busco poesía. Busco poesía y entonces te escribo todos los poemas, te leo todos los poemas, te menstrúo las sábanas y la mierda, y joder, que llegues de una vez, para el fin del mundo, para el fin del mundo o el año nuevo, y escucho Lhasa y atavío mi esqueleto de carne seca y luego bailo y… Busco poesía pero sólo encuentro a un dios pequeño y sucio. Un dios que no entiendo. Un dios con el que sueño y me da miedo. Dios que me obliga a rezar por el alma de las poetas muertas. Dios, que quiere ser perro. Dios, sodomizándome: pero yo no busco su diminuto sexo. No busco su Sexo Nadapoderoso. Ven, ven, ven. Amor. Y mata conmigo la grandilocuencia.