24 junio 2015

Hay flores extrañas en la isla.


(Recuperado de las notas de voz del iPhone. 
Después de Estocolmo, junio, 2015)

un poeta feo me dijo que no escribiera gladiolo en un poema
el poeta feo no quería gladiolos
el poeta feo repudiaba la palabra gladiolo
cuando en realidad es una palabra muy hermosa
me gusta la palabra gladiolo
como me gusta la palabra albaricoque
ceniza
siesta
son palabras que amo por cómo suenan
por cómo significan
por cómo me recuerdan a cosas que no hacen daño
no me hace daño recordar la flor
no me hace daño recordar el jugo del albaricoque en mi barbilla
no me hace daño la ceniza
la ceniza de ti
la ceniza de ella en mis manos
en mis sueños
la ceniza de ella antes de ser ella
la ceniza de ella antes era un cuerpo
la ceniza de ella no me hace daño porque fue cuerpo
fue cuerpo y ahora es agua
es agua porque lo dice un poeta tan guapo como la siesta
la palabra siesta no me hace daño
no me hace daño porque me calma
son horas de calma en la cama contigo
cuando estoy en la siesta hueles a albaricoque
cuando estoy en la siesta hueles a gladiolo
cuando estoy en la siesta no pienso en la ceniza
ni en el daño
ni en el sueño
ni en los poetas feos
ni en las palabras feas
ni en que la vida es fea
aunque a mí me gusta

10 junio 2015

La poesía la haremos todos (After Babel).


Dentro de unas horas tomaré un avión a Estocolmo para participar en el festival After Babel, y más concretamente en el apartado Poetry Will Be Made By All, donde además estarán no sólo algunos jóvenes poetas suecos, sino también voces nuevas como las de Sophie Collins, Rachel Allen, Bunny Rogers y  Claudia Pagès, y otras míticas, como las de Etel Adnan, Robert Glück y Eileen Myles. 

El encuentro lo organizan entre otros Giovanna Olmos, una joven poeta sueca que vive en Nueva York, Hans Ulrich Obrist y Simon Castets, los jefazos de 89plus, además de otro gran equipo de personas del museo, etcétera. 

Si a alguien le pilla cerca o quiere buscar por Internet (creo que se retransmitirán algunas lecturas), estaremos en el Moderna Museet el día 13 a mediodía, llenando una nueva Torre de Babel (construida para la ocasión) con palabras en muchos idiomas distintos y versos propios y de los demás. 

Prometo traer nombres interesantes de autores y prometo comprar muchos libros, aunque estén en idiomas que no entienda. 

Aquí toda la info

01 junio 2015

The Body Poetic II (versión española de la entrevista en The Quietus).



En los últimos días muchos me habéis escrito para pedirme la versión en español de la entrevista con Emily Berry en The Quietus (puede que no se corresponda del todo con la entrevista que se publicó al final) así que he preferido pedir permiso a Karl para colgarla aquí. ¡Gracias a todos! También aprovecho para deciros que en ese selfie dolido llevo una camiseta de Its Written, una marca de ropa literaria que mola un montón. Y también que hace poco Thomas Deslogis sacó en Fluctuat un Poème d'actu que me saca los colores. Os dejo con todo esto. Y pronto os contaré muchas cositas más. 

***

Mi primer contacto con tu trabajo fue viéndote leer tu “Museo de Cánceres” en la sala Serpentine, en el maratón de 89plus en 2013. No hablo español, pero tu lectura fue tan poderosa que no me importó. Era como escuchar un hechizo, lo sentí de verdad. ¿Cómo de importante es para ti el acto físico de leer tus poemas en voz alta, ya sea en público o en privado?
La poesía para mí siempre ha tenido algo de corporal. Si escribo, es porque recibo el impulso de escribir. Porque mi cuerpo tiene que escribir, y escribirse, y con ello mostrarse a los demás. Agradezco mucho tus palabras sobre aquella lectura de hace un par de años en Londres. Lo cierto es que yo estaba cómoda y al tiempo nerviosa. Allí todo el mundo hablaba inglés, un idioma en el que yo no me desenvuelvo con facilidad salvo cuando leo, en la intimidad. Salir al escenario y leer un poema largo en español podría haber sido extraño para quienes me rodeaban, pero lo cierto es que sentí el calor de los espectadores. Museo de Cánceres es un poema que necesita calor para sobrevivir. Mi poesía, en general, necesita calor. Por eso necesito que las vísceras, el amor y la sensación de encantamiento de la que hablas esté presente. Es una manera de desnudarse a uno mismo, y con ello, desnudar al mundo.

Escribes mucho sobre el cuerpo —el cuerpo dolorido. No parece que sientas miedo a las cosas horribles. En uno de tus poemas dices: “de la poesía espero maldad, exijo asco, invoco enfermedad” En el poema “Padre”, hablas de una pareja intentando tener hijos sin éxito (“padre mete su polla en la vagina enferma”); tu nuevo libro (cuya portada es genial) se titula Los estómagos. En nuestra sociedad parece que siempre sentimos vergüenza hacia nuestros cuerpos, especialmente por aquellos que están enfermos. Parece que en todos estos poemas tú renuncies a esa vergüenza. ¿Cómo ves la relación entre poesía y cuerpo? ¿Puede hacer más fácil habitar un cuerpo?
A esto es a lo que me refería en la respuesta anterior. Creo que la poesía que más me interesa es aquella que nace de lo visceral, por eso una de mis poetas preferidas es la surrealista Joyce Mansour y por eso mis poemas favoritos de Ted Hughes son aquellos en los que el correctísimo y limpísimo poeta es capaz de mancharse las manos de sangre y de realidad. Un buen texto literario, en mi opinión, es aquel que mueve cuerpos, que provoca reacciones. Por eso me obsesiona tanto esta dualidad, y por eso en mi propia poesía intento que la piel, los órganos, los huesos y los sentimientos sean tan visibles. En este sentido, he aprendido mucho de poetas como Chantal Maillard, Nichita Stanescu, René Char, Alejandra Pizarnik e incluso Diane di Prima, que por fin acaba de ser parcialmente traducida al español, y cuyo libro Loba creo que representa parte de esta poesía que tanto necesito leer.


Es interesante cómo se te ha relacionado con la Alt Lit, a pesar de que el típico poema de esta corriente se caracterice por un distanciamiento físico y emocional. Una estudiada falta de afecto. Sin embargo tu trabajo parece muy emocional. ¿Cómo ha impactado en tu trabajo pertenecer a este movimiento (si puede calificarse como tal) ya sean en el terreno de la escritura, o de la amistad, o de las oportunidades?

Empecé a leer a Tao Lin cuando tenía 15 años. En aquella época, más o menos 2006, creo que aún no existía el término Alt Lit, y si existía yo no lo leí hasta años más tarde. De Tao me interesó principalmente su frescura, y su manera distinta de entender la literatura. En esos días yo vivía en Niza, Francia, donde estudiaba un bachillerato literario bastante estricto cuyo programa de estudios estaba lleno de clásicos de la literatura francesa. Lo cierto es que compaginar la vida de la literatura de Internet con la de mis estudios fue sanísimo y divertidísimo, ¿qué tenían que ver Victor Hugo y aquel poeta norteamericano que blogueaba en mi pantalla del portátil? Todo, y nada. Y eso era hermoso. Para mí la Alt Lit es eso: emoción, juventud, apoyo, política, visceralidad, humor, autocrítica, futuro, una burla a los sistemas editoriales de siempre, una nueva manera de comunicarse, y, sobre todo, amistad. Es curioso que a pesar de los escándalos machistas y de los problemas y envidias surgidos entre estos escritores que conforman la Alt Lit. lo que ha quedado para todos es lo más importante: la literatura. Voces distintas, brutales y heroicas son las que siguen a la cabeza de todo esto. En el mundo hispano tenemos un espacio de comunicación parecido, muy inspirado en el espíritu de la Alt Lit, se llama “Los perros románticos” y es un grupo de Facebook propulsado por Didier Andrés Castro y Kevin Castro que sirve de exposición para que gente joven de Perú, Colombia, Chile, Argentina, México, España, Venezuela, Ecuador… se pongan en comunicación y debatan sobre poesía y sobre mil temas más. Creo que al final lo más importante de la Alt Lit o de Los Perros Románticos, o de cualquiera de estas etiquetas, es que sirven como espacios para que las nuevas voces se sientan apoyadas, en un mundo en el que las nuevas ideas, normalmente, no son aceptadas. Y para responderte (después de todo este rollo, ¡lo siento!) a mí personalmente conocer todas estas cosas me ha dado vida, confianza, y la certeza de que no todo está perdido. De que la palabra está viva, y de que siempre estaré acompañada.


Una pregunta con respecto a la anterior. Siempre estás refiriéndote a otros poetas, ya sea vivos o muertos, en tus poemas. ¿Te parece importante formar parte de una comunidad?
Esto es algo curioso que he hecho a menudo en mi poesía o en mi blog. Creo que es simplemente una muestra de gratitud. Para escribir hay que leer, y yo intento leer mucho. A veces leer me inspira más que la propia vida, y necesariamente tengo que dar cuenta de quiénes son esas personas que me han inspirado. Por eso encuentro necesario hablar de mis referentes en muchos poemas. En Los estómagos, por ejemplo, aparece bastantes veces citada la familia Hughes-Plath, porque pasé casi un año de mi vida leyéndolos a ellos y sobre ellos, hasta que sentí que los conocía más que a mis propios padres. Para resumir: si la poesía es corporal, la poesía tiene que ser necesariamente personal. Por eso necesito nombres, personas, poetas y citas rodeándome en todo momento.

He leído algunos de tus poemas más recientes, como el de “El arrecife de las sirenas”, como tus poemas del duelo; me ha llegado mucho este texto, e incluso yo misma he intentado acercarme al tema de la muerte y del dolor, temas que no suelen ser tratados por los escritores más jóvenes. ¿Qué supone para ti escribir sobre estas cosas? ¿Lo ves como una parte encesaria del proceso del duelo? ¿O es una elección deliberada abordar dales temas? ¿Es una poesía catártica?
Aquí nos topamos otra vez con el cuerpo, Emily. En verdad a mí no me gustaría hablar de la muerte, pero es que la muerte ha venido a mi casa en los últimos años, para llevarse corazones a los que amo. El arrecife de las sirenas era más bien una especie de introducción al libro que ahora estoy escribiendo (y que lleva como título, también, El Arrecife de las Sirenas) y que quiero que sea un punto y seguido en mi anterior creación, y en mi anterior vida teñida de enfermedad y de muerte. Ahora me apetece hablar de felicidad, de celebración. Estoy harta de la tristeza. Creo que es hora de apartarla de nuestros caminos. Ojalá lo consiga… porque como dices, con temas tan difíciles lo catártico es una falsedad. Por mucho que yo escriba: nadie me va a devolver lo que he perdido. Aunque hay una cita del poeta Reinaldo Arenas que me sobrevuela la mente al respecto: “ya no tenemos mar, pero tenemos voz para inventarlo”.

¿De dónde vienen tus poemas? Es decir, cuando empiezas a escribir un poema, ¿cómo es la experiencia? ¿Cuál es la historia que te cuentas a ti misma para escribir un poema? ¿Tienes alguna inspiración particular y confesable?
Como decía antes, para escribir necesito leer. Sin otros poetas no podría ser poeta. Muchas veces estoy en silencio hasta que de pronto un libro me despierta todas las conexiones del cerebro y entonces todo lo que guardé dentro de mí comienza a brillar y me empuja a sentarme y escribir, y escribir, y escribir. Me gusta escribir primero en mi cuaderno y luego en el ordenador. Necesito escuchar música y necesito leerlo en voz alta muchas veces. A veces escribo mucho, me paso meses seguidos escribiendo. Otras veces no saco ni una palabra. Ahora, por ejemplo, me siento bloqueada. Estoy esperando atenta a que llegue mi momento para decir todo lo que sé que tengo que decirme a mí, y a vosotros. Cuando ese momento llega, es, y perdón por la comparación, como correrse. Por fin alcanzas esa sensación de rapidez y creatividad que llevabas tanto tiempo esperando.

El único libro que se puede encontrar tuyo en inglés se titula Bluebird and Other Tattoos. ¿Los poemas son como tatuajes para ti? ¿Hay alguna conexión entre tus poemas y tus tatuajes? En las notas que tomaste en tu viaje a Nueva York y que fueron publicadas en Electic Cerealdices que “tatuarnos es innecesario. Para qué grabar en nuestra piel lo que ya está dentro de nosotros. Para qué grabar esas palabras si las conocemos de memoria. ¿Las cosas necesitan ser necesarias? ¿La poesía también es innecesaria?
Igual que la poesía, el mundo del tatuaje es para mí una obsesión. Mi último tatuaje me lo hizo Letizia Ruggirello en febrero de 2015, y es un verso del joven poeta mexicano Jesús Carmona Robles: “el poema sangra”. No quiero volver al tema de cuerpo-poesía, porque ya voy a parecer más pesada aún (hehe), pero creo que hay una enorme relación entre estas dos cosas. Pintarse la piel es tan necesario e innecesario como tatuarse. Al fin y al cabo, ambas cosas son marcas imborrables en la vida y en el mundo. No podría vivir sin ellas.


Sé que tienes un Tumblr de sirenas, y también un tatuaje. Háblame de las sirenas. 
Aunque tengo un poco abandonado este tumblr, quisiera recuperarlo pronto. Como decía, estoy escribiendo desde mayo de 2014 el que será mi próximo libro, El arrecife de las sirenas. Yo vivo en Barcelona, y nací en Madrid, pero la mayor parte de mi vida la viví en el sur de España, en una ciudad pequeña y desértica pero muy marinera, Almería. Allí hay un sitio muy especial para mí, que se llama El arrecife de las sirenas. Está junto al faro, y es una zona rocosa donde antes se creía que había sirenas. Muy cerca hay una pequeña playa muy bonita donde el año pasado mi padre y yo lanzamos las cenizas de mi madre. Lo llamamos el pequeño Cartago, porque ella era historiadora y era fanática del pueblo fenicio. Cuando vi a mi padre adentrándose en las olas para dejar las cenizas, pensé que mi madre se convertiría en sirena. Por eso me la tatué convertida en sirena, estratégicamente en el brazo, en un lugar donde pase lo que pase puedo abrazarla, mirarla, e incluso darle un beso en la cara. Desde entonces me obsesionan las sirenas, y he procurado leerlo todo sobre ellas, incluso si el libro que escribo no tiene tanto que ver con lo mitológico. Qué más puedo decirte sobre sirenas que tú no sepas, Emily. Creo que son un referente hermoso y extraño, cuya forma y sentido ha cambiado a lo largo de la historia y de la literatura. Hoy quiero pensar en ellas como voces del pasado, que nos ayudan a los demás a afrontar el futuro.

¿Qué andas leyendo ahora?
Acabo de terminar la terrible memoria de Eve Ensler, que ha sido recientemente traducida al español. También he leído un cómic sobre maternidad de Agustina Guerrero, y estoy metida en varios libros de poesía, como Fantasy, de Ben Fama, Eso, de Inger Christensen y Haz lo que te pido, de Miriam Reyes.

El trabajo de todos cambia con el tiempo, y tus poemas más recientes parecen más extensos, más cercanos a la prosa poética que tus primeros poemas. ¿Es el cambio de estilo algo que has hecho conscientemente? ¿Cuál es tu relación con la forma?
Creo que ahora necesito más espacio para decir todo lo que quiero decir. También ha influido en mí la lectura reciente de algunos poetas latinoamericanos como David Meza, Raúl Zurita, Roberto Bolaño, Vicente Huidobro, Mario Santiago Papasquiaro… cuya escritura es muy larga, extensa, prosaica y torrencial. Hay una gran diferencia entre la literatura hecha en España y la que podemos encontrar en América Latina. Después de leer a tanto europeo y anglosajón, estoy tratando de empaparme de una cultura tan cercana a la mía, y a la vez tan poco accesible, hasta ahora, gracias a Internet… Pero como digo, la longitud es una cosa puramente de necesidad. Si escribo más largo es porque mi voz necesita extenderse un poco más.


Pareces prolífica. Has publicado cinco libros de poesía a la edad de 24 años, trabajas como periodista, ¿cómo diferencias ambos tipos de escritura? ¿Crees que son completamente diferentes y les das espacios distintos? ¿Hay épocas en las que no puedas escribir poesía?
Trabajo en PlayGround Magazine desde hace tiempo, y he colaborado con varios medios de España y América Latina (S Moda, Nylon Español, Tierra Adentro, Jot Down…). Si antes decía que para escribir poesía necesito leer, también añadiría que para ser escritora necesito escribir sobre los demás. Me interesa mucho mezclar mis pasiones y llevarlas al extremo. Por eso creo que la creatividad que me requiere escribir ciertos artículos se parece mucho al proceso creativo de escribir un poema, con la salvedad de que una cosa me da de comer…y la otra no. He estado unos días de baja por enfermedad, y lo cierto es que he echado de menos no poder trabajar. Creo que escribir es una necesidad, me da igual el género. Lo necesito.

Sé que has dado lecturas en Londres y en Nueva York ¿en algún sitio más? ¿Cómo es la escena poética de Barcelona? ¿En qué se diferencia de la de otros sitios? ¿A qué poetas españoles deberíamos nosotros, los lectores de lengua inglesa, comenzar a leer?
Lo digo de broma, pero es cierto: la poesía es mi agencia de viajes. Desde 2009 he dado lecturas en Rusia, Marruecos, Rumanía, México, Bélgica... y también en las dos ciudades que citas. Me considero muy, muy, muy afortunada de que personas de festivales o centros de arte extranjeros quieran colaborar conmigo. De todos esos sitios he traído muchos amigos, especialmente de Rumanía y México, donde la gente es humilde, maravillosa y mucho más esperanzada. Me gustaría poder seguir viajando pero mi trabajo no siempre me lo permite. No he aprendido tanto en mi vida como cuando he viajado. Insisto: me siento muy afortunada. En cuanto a mis compañeros, creo que hay voces brutales en España. Si me centro en los más jóvenes, diría que Elena Medel, Berta García Faet, Unai Velasco, Layla Martínez, Arturo Sánchez y Óscar García Sierra son de mis favoritos. Si extendemos edades, yo no entendería la poesía sin José Ángel Valente, Chantal Maillard, Maite Dono, Juan Carlos Mestre o Julieta Valero. En cuanto a clásicos: Vicente Aleixandre es mi preferido.

En uno de los poemas de Bluebird dices, “acabaré haciendo cualquier cosa menos poesía”, ¿qué es lo que te interesa para el futuro?
Periodismo, gestión cultural, edición, vida, maternidad, viajes, lecturas… pero a quién voy a mentir… la poesía siempre estará ahí.