Aleksandra Waliszewska
Amigos míos,
yo quiero contaros que mi raza es complicada, quiero deciros que yo no
soy humana, que sólo soy humana cuando me miro al espejo y comprendo cada
estría cada pequeño poro porque, quién vivirá ahí dentro. Amigos míos que procedéis de otro mundo, que me miráis desde un
telescopio, que me amáis desde otro cerebro igualmente fantasioso, si algún día
mi país desaparece y con él los
animales y con ellos las flores y con ellas la galaxia, sólo os pido que
guardéis con cariño los recuerdos que escondo en esta caja. Eso es lo que soy,
esto es cuanto deseo que de mí se acumule: unos calcetines usados, cada uno de
un color, un estuche de maquillaje en el que aún conservo la pestaña diminuta
de mi madre, un libro de enfermedades del aparato digestivo que jamás he leído
y que jamás leeré pero que siento que algún día me salvará la vida. Amigos míos
si venís a buscarme como vinisteis en mi sueño, tendré que explicaros
demasiadas cosas. El significado de la palabra madre, el significado de la
palabra calcetín, el significado de la palabra estómago, y quizá también el
significado de la palabra adiós. He dicho adiós demasiadas veces frente a un
espejo en el que no me reconozco Luna, adiós con mis poros, adiós con mis
estrías, adiós con la sangre de la boca cada vez que cepillo furiosa los huecos grises
de mis dientes. De dónde, para qué, por qué habéis viajado hasta mi casa. Como
veis no tengo mucho que ofreceros. Una herida, un cubo de ropa sucia, una palabra incomprensible que rebosa humanidad.