Hoy ha sido mi primera clase de griego y todos mis compañeros (al decir todos me refiero a nueve, ya se sabe la popularidad de esta asignatura), todos mis compañeros ya habían comenzado a estudiarlo el año pasado. La verdad, me ha parecido fácil y precioso, creo que en una o dos semanas podré coger el ritmo de la clase. Mientras tanto,la profesora, Mme Garcin (también mi profesora de Literatura) nos ha mandado leer y traducir unos versos de un poema;
Puissé-je être un miroir
pourque toujours tu me regardes,
puissé-je être une tunique
afin que toujours tu me portes.
Mme Garcin me parece una profesora impecable, tanto en literatura como en griego nos deja a todos con la boca abierta.
El resto del día ha ido bien, en el comedor, me he sentado sola, tipo película americana en la que el que se sienta solo tiene la peste o es gay. Pero yo no he sentido eso de momento.
Después de comer, me he reencontrado con
Anuke (todavía no he conseguido saber cómo se escribe su nombre) que venía de su casa porque había ido a ponerse la ropa de deporte. Ella ha escogido natación.
Yo, con el pantalón de chándal en la mochila he elegido el Menú A, es decir, Atletismo, Tenis de mesa y Voley. Las otras opciones no eran muy prometedoras, natación (no, hay que depilarse), gimnasia deportivan(no, hay quepartirse el cuello y los dedos y todo) y baloncesto (no,para elegir baloncesto hay que elegir también natación...). Lo bueno es que voy a ser compañera de Eléonor, que es una chica muy simpática, una gran lectora y violonchelista, como Naira, qué pequeño es el mundo...
Al final de la clase hemos salido del instituto y Eléonor me ha presentado a dos chicas muy simpáticas, me han preguntado que si era tímida, y Eléonor les ha explicado que era española... han entendido entonces mis silencios.
La españolita silenciosa, dicen.