Conversación eterna de animal a animal (fragmentos de un poema en donde Ingeborg Bachmann da la mano a Delhi y siente al fin su suavidad).

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Mi querido hermano, dame un poco de agua que aclare mis ideas. Soñar es como alimentar a las palomas: no recibimos nada a cambio salvo su fealdad.

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Mi querido hermano, si soy cruel con mis amigos es porque no soporto adivinar en sus fallos mis posibles fallos. Si soy cruel con los insectos es porque no soporto ver en su asco mi posible asco. Si soy cruel con el amor, con el padre, con el hermano, es porque detestaría en mí la ingenuidad y la decepción de mis actos. Hay tantos lugares en los que crecer y hacia tantas direcciones. Sospecho tantos ojos a los que atender y tantas palabras. Si los animales muertos van a nuestro estómago, a dónde nosotros, a qué clase de cielo gástrico, a qué asesino…  

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Mi querido hermano, no trates de comprender ahora el exterminio de las plagas.


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