[...]
LM: ¿Y el amor? ¿Cuánto amor hay en esta
novela?
AJR: Se me ocurre que una de las líneas
narrativas de la novela pasa por el trayecto que media entre que los
protagonistas se conocen y el punto final de la ficción, donde naturalmente se
encuentran en un lugar muy distinto. Veo ahí un desarrollo como de juego de
arcade (otros dirán que el juego de la relación es más bien un rol), en donde,
a mi juicio, todos los problemas o retos que se les plantean a los
protagonistas tienen un origen sociocultural, así hablemos de celos, espacios
compartidos, vacilaciones, infidelidades o hasta de paternidad. En ese sentido
siempre me ha interesado desmontar la construcción de subjetividades en función
de la cultura que uno consume, ya hablemos desde el discurso neorromántico o
del liberal; y cómo ésta te enseña, las más de las veces mal, a relacionarte
con el otro.
LM: ¿Y el sexo? ¿Y la sexualidad?
AJR: Imagino que se trata de un subtema derivado del anterior. Todo es
cultural.
LM: Y… ya casi para terminar me gustaría que
nos contaras un poco por qué eres tan gracioso. Yo me he reído muchísimo
leyéndote. Siempre me río mucho contigo, en general, por eso TE AMO, entre
otras cosas. Háhá. ¿Crees que hace falta más humor en nuestra
literatura? ¿Por qué crees que los literatos son tan serios? ¿A quién le copias
los chistes? ¿Con qué escritores te has reído últimamente?
AJR: En España hay una serie de autores con los
que me he reído muchísimo: desde los cervantes, quevedos, mateosalemanes o
poncelas a contemporáneos como Calvo, Fernández Porta o Mal-herido. Pero es
verdad que, en líneas generales, y al menos en cuanto a literatura
contemporánea se refiere, da la sensación de que no tenemos mucho que hacer con
británicos o estadounidenses. Por lo que a mí respecta, imagino que debe ser
una cuestión de tono, y que cada autor encuentra cierta predisposición a la
comedia o la tragedia. Muchas veces intento decirme: “venga ya, vamos a
ponernos serios”, pero al final acabo aburriéndome. Prefiero la sátira y la
comedia. Y me gustan los escritores cachondos (imagino que aquí se encuentra
parte de mi rechazo a la poesía como género: pues ellos parecen ser aún
más serios que los novelistas). Y por ello, y siendo como es la risa
un asunto especialmente delicado, siempre me pone de muy buen humor que alguien
considere divertido algún texto mío. Casi me atrevería a decir que la capacidad
de hacer reír al lector es uno de los éxitos que más valoro en un autor.
En cuanto al último libro con el que me carcajeé: una colección de
ensayos de Kevin Smith.
LM: Después de todo esto –puedes ser sincero,
llegados a este punto ya no nos está leyendo nadie- ¿estás contento con el
resultado? ¿Te gusta tu novela? Y entonces, ahora… ¿qué?
AJR: Rayos. Creo que ha llegado el momento del
discurso laxo.
No recuerdo literalmente la cita, pero en
alguno de sus ensayos Pamuk cuenta que todo autor fantasea con su primer libro,
la edición, la portada, y todo lo demás. A mí en verdad no me ha ocurrido
exactamente así. Nunca he sido bibliómano. Y si sigo interesado en hacer
ficción es porque para mí, lo importante en la escritura de una novela no es
Ítaca, diría el proverbio, sino el camino.
Naturalmente recibir los ejemplares está
muy bien, pero se trata de una felicidad de una magnitud diferente al instante
en que uno pone punto final al manuscrito, acontecimiento que en este caso
ocurrió alguna calurosa madrugada durante el verano de 2010. Entonces estábamos
en aquel piso de Puerta de Toledo, y pasé por un interminable mes de
esprint final quemándome las pestañas frente a la luz blanca del ordenador,
yéndome a dormir a las nueve o diez de la mañana y levantándome pasado el
mediodía. Como te digo, es en ese momento en que te encuentras tú solo con tu
documento word cerrado, terminando de revisar la última versión, donde se acaba
la aventura de la novela. Eso sí que es un subidón. Y no el speed.
Dado que el libro salió de imprenta hace
unas semanas y algunos amigos míos ya lo tienen, en este tiempo me he dado
cuenta de que, casi inconscientemente, a toda costa he intentado evitar hablar
de él. Además de que me resulta un poco autohumillante tocar el hombro de la
gente para decirle, con un gesto como de Buddy Christ: “¡Hey!, ¿te moló?”, la
verdad es que no sé hasta qué punto me pueden interesar las críticas. Porque
supongo que tanto si los lectores la detestan, les divierte, les parece bien o
mal, detectan errores o aciertos, en realidad esa sensación, supongo, sólo
puede ocurrir en una proporción menor a lo que yo he experimentado en ese
trayecto. Fresy Cool es un libro que he detestado
horriblemente y me ha parecido una genialidad en otras ocasiones. Todo el que
ha escrito una novela sabe esta sensación. Semejantes delirios de grandeza y
hundimientos de ánimo hacen que uno mismo conozca todo el abanico de posibles
reacciones cutáneas a la lectura de su propio texto, y alguna sombra de
semejante ciclotimia, imagino, es lo que al final llegará al lector. De ahí lo
que te comentaba antes sobre ese cierto desinterés (al menos de momento; quién
sabe si ahora que el libro está en librerías me volveré un paranoico ante las
críticas) en cuanto a las reacciones de los lectores.
Seamos sinceros. Si alguien me dice: “Fresy
Cool es la leche de buena, repámpanos.”; o si por el contrario creen:
“Chico: vaya papilla mala”; o incluso si optan por algún moderado término
medio, pulgares arriba o abajo; yo, en mi fuero interno, no podré evitar
pensar: “Por ahí ya he pasado yo.”
Y todo eso, naturalmente, mientras me
distraigo pensando en proyectos por venir.
Es lo que hay.
9 comentarios:
El humor es una cosa muy seria.
En un rato voy a la librería de abajo. Espero que el libro ya esté en la mesa de novedades...
;-)
el subidón de acabar un libro. Ya ves. eso sólo lo sabe el que lo ha vivido.
Sí, el subidón de cerrar la versión definitiva, la montaña rusa en la que se pasa de creerse un genio a saberse un mierda y vuelta a empezar, el distanciamiento con la criatura a la que se ha dado vida, renegar de su paternidad, barajar el concurso infantil de belleza o incurrir en infanticidio, la sensación de que lo mejor, la mejor historia, la voz buena, la auténtica, la verosímil, los personajes más redondos y la trama más original y bien llevada, aún están por llegar. La escritura como camino, la satisfacción en el horizonte.
Cómo te entiendo compañero ;)
Sí, el subidón de cerrar la versión definitiva, la montaña rusa en la que se pasa de creerse un genio a saberse un mierda y vuelta a empezar, el distanciamiento con la criatura a la que se ha dado vida, renegar de su paternidad, barajar el concurso infantil de belleza o incurrir en infanticidio, la sensación de que lo mejor, la mejor historia, la voz buena, la auténtica, la verosímil, los personajes más redondos y la trama más original y bien llevada, aún están por llegar. La escritura como camino, la satisfacción en el horizonte.
Cómo te entiendo compañero ;)
repámpanos?
ten cuidado, frasy abdullah
empiezas a hablar a lo Vicentito Luis celebritiiiii
El libro está también en formato ebook?
La primera novela de Ibrah sale en lo peor de la cuesta de enero, ese es el quid de la novela. La acabo de terminar. Me ha gustado.
Bartolomé de las casas.
Cuántos libros crees que has leído en toda tu vida???
¿esto es en serio? ¿really? you kidding me, aren't you?
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