06 marzo 2014

Este mensaje está vacío.

Cada hombre se considera portador de la melodía exacta,
pero una melodía no es el resultado de un problema
de cantidades, 
sino de uno más espinoso aún: un problema del alma.
Así pues, cada música responde
a la indecisión con la que carga una existencia:
¿renuncio a vivir o mato? ¿Lucho o me olvido
de lo que se puede inundar?
Gonçalo M. Tavares

Otra cita que daña y que, al tiempo, salva.

4 comentarios:

Humbert Humbert dijo...

A veces nuestras queridas abuelas nos regalan estupendos libros que, bien sea por indolencia, vagancia o dejadez, abandonamos por ahí y ya nunca más nos acordamos de ellos.

Es hora de recuperar alguno de ellos, entre los que no podía faltar el de Miguel Hernández, de quien es el poema que (¡de memoria!) voy a tratar de copiar seguidamente -y precisamente hoy, 8 de marzo:


ROSARIO, DINAMITERA

‘Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.

Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario,
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosa
enfurecida, Rosario.

Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!

Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores’

http://elpais.com/elpais/2008/04/17/actualidad/1208420247_850215.html

Anónimo dijo...

Si hay que citar a un poeta ahora; es a LEOPOLDO MARÍA PANERO

EL LOCO

He vivido entre los
arrabales,pareciendo
un mono, he vivido en la alcantarilla
transportando las heces,
he vivido dos años en el Pueblo de las Moscas
y aprendido a nutrirme de lo que suelto.
Fui una culebra deslizándose
por la ruina del hombre, gritando
aforismos en pie sobre los muertos,
atravesando mares de carne desconocida
con mis logaritmos.
Y sólo pude pensar que de niño me secuestraron para una alucinante batalla
y que mis padres me sedujeron para
ejecutar el sacrilegio, entre ancianos y muertos.
He enseñado a moverse a las larvas
sobre los cuerpos, y a las mujeres a oír
cómo cantan los árboles al crepúsculo, y lloran.
Y los hombres manchaban mi cara con cieno, al hablar,
y decían con los ojos «fuera de la vida», o bien «no hay nada que pueda
ser menos todavía que tu alma», o bien «cómo te llamas»
y «qué oscuro es tu nombre».
He vivido los blancos de la vida,
sus equivocaciones, sus olvidos, su
torpeza incesante y recuerdo su
misterio brutal, y el tentáculo
suyo acariciarme el vientre y las nalgas y los pies
frenéticos de huida.
He vivido su tentación, y he vivido el pecado
del que nadie cabe nunca nos absuelva.

BRICIA

Bluemīnda dijo...

Andar con esos zapatos por esas piedras debe ser complicado...

chloe dijo...

precioso