-Mira, los chicos nos hacemos los hombres antes de serlo, sacamos pecho, marcamos paquete, nos desabrochamos el segundo botón de la camisa, porque esperamos que eso os impresione; os hacemos reír, y eso está bien, pero nunca nos habéis creído, somos incapaces de sostener la interpretación. Jugamos a ser el sexo fuerte, pero ahí nos tienes, temblando de emoción ante esos organismos que transportan los elementos indispensables para organizar un paraíso en la Tierra. Ninguna de vosotras entendéis desde vuestro desarrollo gradual lo que supone la detonación a los doce, a los trece, a los catorce de esas bombas de testosterona que queman brazos enteros de neuronas hasta la raíz, que impulsan al vello crecer por todo el cuerpo, que te cambian las facciones a tirones, estamos puestos aquí, entre las sensaciones, para plantar la semilla en el surco carnal y asegurar el relevo. ¿Entiendes?
-No.
Gonzalo Torné
3 comentarios:
No lo he entendido cuando me lo han contado así, tan bonito, ni de ninguna manera, aunque siempre he intentado ponerme en su lugar a sabiendas que ellos no entendían que yo en esa época era una hormona con patas.
Ya tengo mis años cumplidos, jeje.
Cariñosamente
Un incendio donde arden bosques enteros de neuronas... A mí no me pasó de esa manera, pero creo que entiendo lo que quiere decir.
Un saludo a Ibrah, y otro para ti. Os he enviado un par de correos a cada uno de vosotros, me gustaría comentaros un proyecto. Gracias y hasta otra.
Wolfgang Amadeus Mozart: Concierto para piano y orquesta numero 23 en A mayor, K. 488 (Adagio).
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