Aleksandra Waliszewska
Aquel día tropecé en el bosque.
Las flores me abrieron heridas.
Mis manos parecían tulipanes rojos.
Entonces comprendí.
No pertenezco al mundo sino a la caída.
Pero el mundo insiste.
Y escribo sonetos a cada flor.
Cuando las heridas cicatrizan
una sonrisa sin dolor
se acostumbra a mí.
Natalia Litvinova
1 comentario:
Natalia y belleza, la misma cosa.
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