10 diciembre 2012

Reordenando libros e ideas: algunos poetas jóvenes y sus nuevos poemarios.



Reordenando esta tarde mi biblioteca me he dado cuenta de que en 2012 se han publicado algunos libros de poesía escritos por gente muy joven e interesante. Más allá de los geniales poemarios En este lugar, de Unai Velasco y El libro de la crueldad de Layla Martínez, de los que ya he hablado varias veces en este blog o por Facebook, tengo en mis manos a otros siete autores que me confirman que los lectores de poesía de este país tenemos que estar de enhorabuena. Por ejemplo:

-72 demonios (Cangrejo Pistolero Ediciones) de Javier Gato (Sevilla, 1987), es el segundo libro del autor. Más oscuro y contundente que el anterior. Podríamos decir que es “el libro negro” de Javier Gato. Dentro de él leemos que ya “no queda corazón”. Y qué más da si lo que queda son sólo sombras: Gato es un genio moldeándolas.

-Mantener la cadena del frío (Pre-Textos) está firmado por Ben Clark (Ibiza 1984) y Andrés Catalán (Salamanca, 1983). Me gustó mucho “Basura” de Ben. Y también me ha gustado este libro: por su humor y sobre todo por su tema. En los últimos meses estuve obsesionada con encontrar libros, especialmente de poesía, que trataran el tema de la comida, et voilà: aquí llegaron ellos rompiendo ese vacío de la literatura. Llenando así nuestro estómago.

-El extraño que come en tu vajilla (Vitrubio) supone un cambio brusco en la poesía de Paco Najarro (Badajoz, 1987). Conozco al autor desde hace años -eramos adolescentes y hablábamos por Messenger- y me sorprendió mucho leer estos nuevos poemas, mucho más lúcidos y divertidos que los de su anterior poemario. Como en Mantener la cadena del frío, aquí el humor tiene un peso importante. Y es que a veces muy pocos poetas se atreven -y consiguen- hacernos reír. Eso es admirable.

-Horas de lobo (Origami) de Jacob Iglesias (Carrión de los Condes, 1980) es un libro muy íntimo e intenso. Está muy bien construido porque consigue contarnos una historia: su historia. La historia de lo que significa crecer, perder, llorar o incluso estar solo. Poemas como "Plegaria" me hicieron temblar.

-Primera noche en las ciudades nuevas (Monosabio) de María M. Bautista (Madrid, 1990) no es otra cosa que un diario de trabajo. O bueno, también puede ser un diario de viaje. O un cuaderno de notas a pie a otros poemas que la autora ha de tener -seguro- por ahí escondidos. O un blog puesto en papel. O simplemente eso: una primera noche en esa vieja ciudad que es la poesía. Lo que sí queda claro aquí es el amor infinito de la autora por el arte. Su infinito respeto a la palabra.

-Setenta y cuatro días sin mí (Colección Vincapervinca) es el segundo poemario de Francisco Fuentes (Plasencia, 1985). Su libro es breve, sus poemas son delgados, como gotas que se deslizan por un cristal y luego se congelan y luego se incrustan en el cristal y luego... y luego todo estalla porque suya es la capacidad de hacer chocar a las palabras.

-Por último quisiera hablar del libro que ha hecho posible este post, el culpable de que hoy haya tenido que reordenar mi estantería, pues, aunque es muy chiquitito, casi no cabía en el hueco reservado a la poesía española contemporánea. Me refiero a Mecánica del canto (Amargord) de Cristian Piné (Móstoles, 1991), que ha llegado hoy a mi buzón después de que muchísimos amigos me pusieran los dientes largos al hablarme de lo fantástica que les parecía su poesía. Y tenían razón. Mecánica del canto es un libro muy inteligente, repleto de poemas detrás de los cuales se nota un gran trabajo y reflexión. Mi lectura de Piné es aún demasiado reciente y no consigo encontrar las palabras exactas para describir sus extrañas descripciones, sus extrañas rimas, sus patadas punzantes al silencio y a la luz, al adjetivo y al color, a todo lo que le estorba para cantar la canción perfecta... y quizá es que no exista una  "canción perfecta", pero sí hay algo perfecto en su poesía... eso es fascinante.

Lo dicho. Reordenemos nuestras estanterías y luego salgamos a celebrarlo. Hoy. Siempre. Estamos de enhorabuena.   

12 comentarios:

derramada dijo...

Lo que necesitaba. Gracias ;)

Layla dijo...

muchas gracias por las recomendaciones, les sumo el de David Meza, que también está pendiente por mí parte. Y gracias tb por el primer párrafo, claro ;)

Pera Playboy dijo...

Grazie, ahora me he quedado sin tinta azul, y sin mandarinas. Formidable.

Anónimo dijo...

¿Cuánto gastas en libros al mes?

Nata Ruiz-Poveda dijo...

adoro a Piné.

Luna Miguel dijo...

No lo sé.
Depende de si tengo dinero o no.
Muchos me los mandan las editoriales, otros son de bibliotecas, o de amigos, o me los mandan los propios autores. Este mes he cobrado varias cosas y he podido comprarme libros que deseaba mucho poseer: "El azor en el Páramo", "Baby babe", "Crunk juice" y "Sky Saw".

Ana Tomás García dijo...

Hola Luna Miguel, acabo de conocerte casualmente a través de Virginia Mendoza a la que casualmente acabo de conocer a través de una cadena sin fín... en fín me ha gustado mucho esa personalidad tan particular tuya y ojeando tu blog me apetece quedarme por aquí, así que con tu permiso me instalo en un huequecillo. Yo soy de Almería y ahora que vivo en Inglaterra siento también el vacío de no tener cerca ese mar Mediterráneo. Te invito a conocer mi blog http://lamaletaprodigiosa.blogspot.co.uk/ Un saludo.

Luna Miguel dijo...

¡Gracias!!!!

Marcos dijo...

Acabo de leer un par de poemas de este Piné. Me recuerda a la línea de Juan Bello, y a Layla, aunque la prefiero a ella, me divierten más sus poemas. No sé qué hay debajo de esta poesía, yo no alcanzo a comprender si hay algo o no. Imágenes que me parecen fuegos de artificio, con traca final o sin ella. En fin, solamente una opinión. Saludos.

Marcos dijo...

Acabo de leer un par de poemas de este Piné. Me recuerda a la línea de Juan Bello, y a Layla, aunque la prefiero a ella, me divierten más sus poemas. No sé qué hay debajo de esta poesía, yo no alcanzo a comprender si hay algo o no. Imágenes que me parecen fuegos de artificio, con traca final o sin ella. En fin, solamente una opinión. Saludos.

Marcos dijo...

vaya, perdona lo he mandado varias veces, esto no hace falta que salga. Luna tengo la impresión de que hay demasiada benevolencia en todo este mundo de poetas. a ver cuando le das caña a alguien, creo que sería algo saludable. si fuese tan benévolo me convertiría en falso. no creo para nada que tu seas falsa, pero creo que el elogio, y el reparto solo de buenas intenciones, al final no es un buen caldo de cultivo. la verdad, cuando leo a otros casi nunca digo nada, pero a lo mejor les hago un favor a partir de ahora. que salga esto si es de te parece. cuídate y ánimo en tus objetivos.

Luna Miguel dijo...

Hola Marcos!

Ufff, qué va. No estoy nada de acuerdo. Cristian no escribe NADA parecido a Layla, quizá un tanto más a Juan Bello... pero para nada. A mí me recuerda, en todo caso, a David Leo García, Ernesto Castro o Alberto Guirao.

No sé qué poemas has leído, pero te recomiendo mirar el libro. Está muy bien.

Y no es benevolencia. Es apoyo. Es una muestra de libros que he leído con especial cariño. Aunque entiendo lo que dices sobre la crítica. Siempre es necesaria. En este caso yo quise resaltar todo lo bueno que estos libros podrían traer. No más.

Un abrazo!