Queridos Tao y Ellen, queridos Ellen y Tao.
He recibido Hikikomori traducido al español -o
mejor dicho, traducido al argentino, esto es, publicado por la genial
editorial de Buenos Aires, Triana- y he podido reencontrarme
con vuestro pez feo. Me gusta vuestro pez feo. Me gusta esa sensación
de angustia que provoca vuestra correspondencia.
Queridos Tao y Ellen,
se me hace extraño leeros un "vos", aquí no decimos "vos". Os leo en mi idioma y sin embargo no es mi idioma.
Queridos Ellen y Tao,
dónde están ahora esos trescientos y pico hamsters que él dibujó para ti, pero que nunca nos enseñó: sólo trazó y contó, sólo trazó y contó. Dónde están ahora los animales que envolvieron vuestra tristeza. En qué rendijas se encuentran ahora que parece que todo vuelve a cantar.
Querido Tao y querida Ellen,
también miro la pared y me estremezco. Demasiadas grietas. Demasiada -y necesaria- sinceridad.
1 comentario:
Luna trata a los libros como porcelanas; yo los destrozo. Nice ring
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