29 junio 2012

Layla Martínez: la luz blanca al final del camino rojo.


Soy hermosa como un rastro de orina
Layla Martínez

Al fin he podido leer El libro de la crueldad, el primer poemario de la joven madrileña Layla Martínez, publicado recientemente por LVR Ediciones. No son una sorpresa sus poemas y al mismo tiempo sí lo son. Me explico: su imaginario ya podíamos advertirlo en las imágenes, obsesiones y citas de su blog, pues es una de las autoras del género poético más visibles en la red de un tiempo a esta parte. Sin embargo El libro de la crueldad supone un caos ordenado, una puesta en escena de esas obsesiones y lo que conllevan, sin dejar nunca de lado la reconocible voz de la autora. Una voz cruda, afectada, tremendista... al tiempo que crítica. Su virtud no está tanto en lo lírico como en lo narrativo y no tanto en la metáfora como en la fuerza de sus descripciones. Pero una de las mejores cosas del libro, y esto es lo que termina por convencer al lector, es que es un poemario con historia: con una trama a ratos difusa pero siempre llevadera.

El libro de la crueldad es, en resumen, una especie de circo compuesto por enanos, por retrasados, por niños feos, por niñas obscenas, ciegas, repipis y desnudas, por obsesos y tuertos, por mujeres con rostro de animal... pero también por vírgnes o mártires de sexo femenino que muestran sus celos y su asco sobre el mundo (aquellas que Juan Andrés García Román, en el prólogo, adivina cansadas de parir a los mesías), tengo la carne tan frágil de parir, dice la autora, con ese tono visceral y exhibicionista que la caraceriza. El circo de la crueldad es el libro de la crueldad, o bien, el libro del país dela belleza medusea, en donde todo lo blanco es impuro, lo negro hermoso, el mal olor la delicia, el perfume lo odioso, y el sexo, al igual que la comida grasienta, el único manjar posible para los hombres. El libro de la crueldad se convierte en un catálogo de santas endemoniadas. Una versión sórdida de la preciosa niña Monelle. Una visión esperpéntica de la feminidad. Una definición de lo que para Layla Martínez es la iniciación en el mundo poético. Así lo asume. Así se nos presenta.

La literatura que Layla crea es una literatura que me gusta leer e incluso hacer. Me he sentido muy identificada en algunos aspectos no sólo temáticos, también formales. Su estilo y su voluntad bien podrían estar en la línea que dibujan otras autoras tales como Angélica Liddell, Maite Dono, Olga Novo o Miriam Reyes. La autora se convierte entonces en el fin de un camino poético importante pero que a tantas voces epigonales nos ha traído en los últimos años. No diré que Layla es única en su especie porque su especie es la de las mujeres post-punk, visceralistas y luchadoras, sin embargo diré que su compromiso y propuesta literarios son contundentes y personales, y que hay que leerla con atención y con el estómago bien sujeto entre las manos: pues sólo ella podría rompérnoslo.

Por último añadiré que El libro de la crueldad no es tan cruel como parece. En él la autora se solidariza con todo lo delicado, con esos niños, enfermos o retrasados mentales de los que antes hablábamos, y también con los animales, nuestros hermanos. Además, las palabras malsonantes o sexuales no son sólo un mero recurso efectista sino que están justificadas. La responsabilidad política de este poemario es la de la alianza con los más débiles, algo que, finalmente, nos hará mucho más fuertes.  

28 comentarios:

tormenta dijo...

Guay. Con ganísimas de leerlo.

Besos.

Amanecer Nocturno dijo...

FAN absoluta.

Anónimo dijo...

Mira, para Sangrantes:
http://red-lipstick.tumblr.com/post/26124030032/lissy-elle

John Lee Hooker dijo...

Joder, voyme a facerme vegano. Bueno, y Sailor´s Grave qué u qué??? Pero si lo está esperando hasta el Nobel sueco ese. No kidding, me preguntó Mankell el otro día. Este hombre es muy grande.

Patxi Irurzun dijo...

Luna, me voy a hacer ejercicios espirituales a Javier, que pa eso mi tío-abuelo es el encargao. es para coger fuerzas para San Fermín.

Anónimo dijo...

Un grandísimo libro al que no llegas por mucha identificación que te solidarice con él.
Lo siento. Esto es un blog que admite comentarios.

Anónimo dijo...

no es cruel, es de hecho brutal, pero todo para poderse colocar en el lugar de la compasión. que eso sí que es subversión. y así es layla: buena chica. un beso, luna, juanandrés

John Lee Brasas dijo...

Signorina Monelle, he soñao contigo (y eso que duermo con los fab4, for sale). Hostia, tengo un T.O.C. avec toi. Mornin glory!!

Luna Miguel dijo...

Claro, Juan Andrés, eso es lo que digo en el último párrafo.

Muy a favor de este libro,

MUA.

Anónimo dijo...

Pues voy a tener que disentir. Creo que hay un oportunismo evidente en el uso de ciertas maneras y recursos de la poeta en cuestión. No coincido en que estén justificadas ciertos usos de los que la poeta se sirva, con el objetivo de ponerse de parte del más débil. Hay miles de formas de cumplir poéticamente con ese objetivo y, en mi opinión, lo que la poeta hace es utilizar los más llamativos (romper por romper, vamos, una postura poética que es legítima, pero en mi opinión muchas veces oportunista y demagógica) y luego escudarse en su supuesta solidaridad.


En fin, que siento disentir del coro de alabanzas y que me parece que la reseña y la poeta en cuestión se lo ponen a sí mismas muy, muy fácil.

Atentamente:

María

Luna Miguel dijo...

En primer lugar, no me insultes llamándome aduladora y lee bien las críticas que aquí se le hacen a la autora.

Y en segundo lugar, la comprensión y solidarización con el asco me parecen un gran tema y las formas de tratarlo de Layla son perfectas para hablar de ello. El poemario es corto y en su mayoría consigue que no nos hartemos de ello.

Por último. Parece como si no hubieras leído ni el post ni el libro. Danos ejemplos. Dinos qué otras formas son mejores.

POESÍA OPORTUNISTA, QUÉ LECHES ES ESO!!!!

Anónimo dijo...

No creo haber utilizado en ningún momento la palabra "aduladora" ni haberte insultado. No entiendo ese tono acre y esas mayúsculas del final. Veo que es imposible argumentar con Ud. si no es dándole la razón en todo.


Sobre mi conocimiento de la poeta, le digo que aseguro que conozco bien su trabajo, jamás me aventuraría a hablar del mismo si no fuera así. Mi crítica es clara, justificada y no insulta a nadie.


Yo no he dicho "poesía oportunista", sino "uso oportunista" de determinados recursos que Ud. misma menciona en su artículo en los párrafos finales. El mismo uso de la crueldad como tema ofrece una amplia paleta de posibilidades y lo que quería señalar, sin entrar en mas detalles, es que aquellos de los que se sirve la poeta no me parecen justificables en varios casos. Podría darle ejemplos concretos, pero se me han quitado las ganas al verme interpelada de un modo tan grosero.

Perdone por mi intervención y si así lo desea, elimine mis comentarios. Lo que parece que le interesa a Ud. no es el debate, sino los cantos de acuerdo unánime a sus lecturas.

Atentamente:

María.

Luna Miguel dijo...

Mi tono tiene mucho que ver con el tuyo. En tu comentario insinúas que le hago la pelota a la autora y que la autora no sabe de lo que habla.

Siempre he sido una grosera cuando quien comenta, a mi juicio, dice cosas que ni siquiera se digna a justificar, y siempre hablo en mayúsculas cuando quiero expresar sorpresa.

Me sorprende, pues, y mucho, lo de "uso oportunista".

Claro que me encanta debatir, eso estoy haciendo, pero sin hablar de Usted y a mi manera.

Anónimo dijo...

Como último comentario quiero aclarar eso de las adulaciones lo de que yo afirmo que la autora no sabe de lo que habla son cosas que Ud. interpreta.

Yo sólo he dicho que ambas, la reseña y la poeta en cuestión, se lo ponen muy fácil a sí mismas. Eso es muy distinto. Yo jamás la he acusado de adular. Hablo de una reseña en exceso superficial, que sólo cuestiona cosas en mero amago, en lugar de profundizar un poco más en las objeciones que pueden y deben hacerse al poemario, y de una poesía que en muchos casos busca sólo lo efectista y que justifica ese efectismo con una supuesta "solidaridad" que yo me creo a medias. Mi incredulidad proviene de algunas líneas que creo que se traspasan en varios momentos y que lejos de ser solidarias buscan el efectismo, lo cual no es ni más ni menos que instrumentalizar algo en beneficio (??) del texto.

Aquí lo dejo, puede Ud. ponerme verde de nuevo o lo que quiera.

Atentamente:

María

Luna Miguel dijo...

Lo que quiero decir, para terminar (me voy de casa y no podré actualizar respuestas a propósito) es que me parece muy fácil decir que "esto está mal y vosotros sois un coro de aduladores" En la reseña digo que Layla utiliza unos recursos que ya están en otras escritoras y muy bien utilizados, el miedo del lector aquí es que la palabrería sexual y fuerte se quede en eso, en mero efecto, pero de pronto, lo que ocurre, es que todo eso se da la vuelta. El lenguaje forma parte del sentido del texto, Layla utiliza el lenguaje de la crueldad y del asco, y eso está ya por si solo justificado.

"Coro de alabanzas y oportunismo" no me digas que eso no es insultante para un espacio en el que se está debatiendo con seriedad (¡y grosería!) un libro serio (¡y grosero!).

Luna Miguel dijo...

*Ah, y no es muy distinto. Es exactamente lo mismo. Y lo más gracioso es que coincidimos en qué es lo que menos nos gusta del poemario, pero parece que no sacarle los ojos a la poeta es ni más ni menos que buscar su injustificada alabanza.

De hecho tus comentarios cada vez son más suaves con el libro y se acercan más a lo que precisamente yo he dicho en mi texto.

Anónimo dijo...

No lo veo igual que Ud., tampoco veo dónde da Ud. ejemplos ni justificaciones claras de sus afirmaciones, más allá de "el lenguaje de Layla es perfecto". .Será para Ud. ¿no?
Todo queda en eso, en opiniones poco justificadas, muy respetables y legítimas, pero en eso quedan.


Yo a todo le he puesto la coletilla de rigor que personaliza mis afirmaciones y deja claro que es una lectura, la mía.

Por cierto, es Ud. la autora de la reseña, no yo, por eso la cuestiono. Pero fíjese en que en ningún momento hablo de que la autora de la reseña se lo ponga fácil: afirmo siempre que es la reseña, el producto de su reflexión, la que hace eso mismo.

En fin, no hay mucho más que decir. Sobre si "alabanza" y "oportunista" son expresiones groseras, pues en mi opinión, no lo son. Lo que creo que es incuestionablemente agresivo es la última frase de su primer comententario en respuesta a mi visión, o la conminación a que "lea bien" su entrada. La he leído muy bien, demasiado bien, quizá.

Dejémoslo mejor aquí y ya vendrán otros lectores más aptos que yo (es decir, los que estén de acuerdo con todo lo que Ud. diga, sin más.).


Atentamente:

María

Luna Miguel dijo...

Y finalmente, si se hubiera leído bien, sabría que nuestra opinión al final es la misma expresada de maneras distintas: la mía es entusiasta, la tuya... bueno... con un alto componente de descrédito.

Marcos dijo...

La verdad es que se agradece una voz discrepante como la de María. No estáis preparados para personas como ella.

Luna Miguel dijo...

Será eso, llevamos toda la vida engañados.

Crista de Arco dijo...

Pues con Marías o sin ellas, yo mataría por tener en mis manos el libro de Layla (a quién admiro mucho y ella lo sabe); al estar del otro lado (Argentina), no sé si tendré esa oportunidad.

:(

De mientras, deberé conformarme leyendo como siempre hago, su blog.

Anónimo dijo...

Pues creo que tenéis buenísimos poetas en Argentina, que por desgracia aquí no podemos leer porque no nos llegan sus libros, como para matar por leer a LM...

En fin, cada loco con su tema.

El peine del erizo dijo...

Llevo tiempo siguiendo el blog de Layla con lo cual no es una sorpresa lo que se puede encontrar en el libro. Coincido con María en que una crítica no deja de ser una opinión personal, parcial, subjetiva y propia de cada persona según sus circunstancias.
Por lo tanto no me sorprende nada que Luna defienda ese tipo de poesía ya que, como ella bien dice, es el tipo de poesía que ella misma hace.
De haber discrepancias a propósito de esta entrada no deberían ser pues, por la veracidad o falsedad de la opinión expresada sino mas bien por la real valía de este tipo de poesía.
Si tienen que haber debates, en mi opinión, deberían ser sobre si tanto gore y deseo de asquear/conmover son aceptables o si en cambio son meras formas de extremar los versos para ocultar una falta de fondo considerable.
Nunca vamos a estar de acuerdo todos, eso está claro, cada uno defiende a los suyos.

Anónimo dijo...

Lo que sí ha quedado meridianamente claro es que LM no sabe debatir.

El peine del erizo dijo...

Dejadla, a lo mejor está de mal humor.

Luna Miguel dijo...

Siempre, soy un perrete rabioso.

El peine del erizo dijo...

Eso mola a rabiar

Lluís Bosch dijo...

Justo ayer leí El libro de la crueldad (y le dediqué una palabras en mi blog), aunque no sabría decir todo lo que tu dices.
A través de tu blog espero conocer un poco más sobre poetas contemporáneos y jóvenes que me hagan sentir tan humano como este libro.