Y entonces llega el vacío. Porque durante un momento ha estado el cuerpo, pero luego llega la nada. Y entonces H. escribe algo que luego publica. Algo que ahora recuerda. Algo que ahora no duda en volver a escribir:
Durante un momento, está el cuerpo. Es poco, pero aún es algo. Un lugar. El cuerpo sin vida, inerte, falaz. Es poco, pero algo hay. aún. Un hogar cerrado, clausurado. Un origen desvanecido.
Durante un momento, el cuerpo es lo que queda. En el cuerpo está todo, aunque ya no quede nada, aunque sea sólo un cuerpo.
Luego, el cuerpo deja de estar. Y entonces llega la nada. Ya la nada no es nada más que nada. Ausencia pura. Inasible, intangible, inimaginable.
Luego, algo más tarde, el cuerpo que ya no era nada deja de ser del todo. Y sólo queda la nada. La nada donde está el todo.
Y es el todo el que nos abruma. El todo de la nada... que revienta la memoria y hace trizas las palabras.
Miguel Á. Hernández -Navarro
Hace
unos meses fui a una librería y vi un libro que no me compré. Poco
tiempo después volví a esa misma librería con dinero en la mano
preparado para ser gastado… pero el libro ya no estaba. Sólo
recordaba su disposición en la mesa y su portada. Había puntos
suspensivos y el título recordaba a uno de Barthes… pero no… ya
no estaba y no sabía cómo volver a pedirlo.
Pasó
el tiempo (ahora vuelvo a Barthes*) y llegó el doce de mayo de este
año, esto es, este sábado, y entonces Unai Velasco, Ana Elena Pena
y yo nos encontramos con Marisol Salanova y Javier Castro en Murcia,
para desarrollar las jornada a la que habían llamado “Perfopoetry”
pero que tuvo más de “Poetry” que de “Perfo”. Los invitados
y el público entramos en una encendida e interesantísima discusión
sobre lo que es la Performance, la Poesía, el acto de la lectura, la
puesta en escena y la validez de ese concepto que a ninguno de
nosotros nos terminaba de cuajar, la Perfopoesía: terreno complicado
este, en donde aún quedan cosas por explorar y definir, pero siempre
partiendo de esa dificultad de establecer los límites entre géneros,
qué funciona y qué no funciona, qué es bueno y qué es horrendo,
etc.
De
entre el público (en el que se encontraban mis papis también)
surgió una voz, la de Miguel Ángel Hernández-Navarro, cuya
aportación fue genial, sin duda. Él es gran lector, conocedor de la
literatura actual y del arte y según su opinión el término
Perfopoesía acababa resultando peligroso, y evocaba casi la idea del
Huevo Kinder. ¿Dónde empieza el chocolate y dónde acaba el regalo…
o viceversa? Al final, como suele pasar en estas cosas, no llegamos a
ninguna conclusión clara, sin embargo había allí una nube de
pensamiento generalizada, como la repulsión al “todo vale” o el
interés hacia las ganas de investigar el terreno de la puesta
en escena del género poético.
A
Miguel Ángel Hernández-Navarro lo conocí mejor por la noche, en un
bareto del centro de Murcia, en donde hablamos de todo un poco.
Coincidíamos bastante en gustos literarios. Tavares forever. La
primera novela de Patricio Pron. Algunos americanos. Ben Lerner, sí,
Ben Lerner a tope. Y otras cosas. *Es aquí donde vuelvo a Barthes,
pues al final de la loca noche, con penes de plástico encima de la
mesa y una mujer con pajarita danzando por allí, MAHN me regaló sus
libros, uno de los cuales era aquel libro. Sí. Aquel libro que yo
había estado buscando hacía un tiempo. Aquel libro que bien podría
ser homenaje a Barthes (y a tantos otros, claro, a tantísimos
otros). Aquel libro confesional y crudo. Durísimo. Hermoso. Cuaderno
[…] duelo (Nausicaa, 2012).
Cuando
llegué a casa de Marisol y Javier me puse a leerlo, era muy tarde
pero avancé. Era como si ya lo conociera de antes, quizá por esa
historia de amor imposible que había tenido anteriormente con la
publicación. ¿Ensayo? No. ¿Diario? No. ¿Novela? No. ¿Poemario?
No. No sé. No sé qué es este libro que ahora reposa en mis
rodillas mientras escribo. No sé qué es pero me ha conquistado: la
sinceridad, la reflexión sobre la literatura, sobre cómo ayuda o
cómo nos invade la literatura en determinados momentos de nuestra
vida, quizá los más crueles: la muerte, la enfermedad, el
descubrimiento de la soledad, la literatura como terapia... todo ello
entre citas, referencias y, sobre todo, entre vísceras con las que
el autor termina creando una suerte de guía para la buena escritura
como autobiografía descarnada.
Cuaderno
[…] duelo es un libro lleno de sentencias contundentes, de esas
que dan ganas de citar, de subrayar. Absténganse a leerlo quienes
adoren el arte del subrayado con lápiz, pues se les desgastará
rápido la punta. No exagero. Me ha encantado. Y, bueno, eso es todo
lo que quería decir.
9 comentarios:
muy buena entrada...
y esto, titulado "Paradójica satisfacción", hallado en el blog de MAHN:
http://nohalugar.blogspot.com.es/2011/04/paradojica-satisfaccion.html
sobre él
http://aerostaticogrotesco.blogspot.com.ar/2011/03/miguel-angel-hernandez-navarro.html
sobre su libro
http://aerostaticogrotesco.blogspot.com.ar/2011/05/due-lo.html
sin duda, has tenido suerte en tu viaje a Murcia
La literatura nos invade y nos llena de una manera especial, unica!. Y es por eso que nos atrae tanto (supongo no?). Porque en ella somos nosotros y no somos nadie, y al mismo tiempo somos todos, es muy loco, unico!. Y es por eso que nos atrae tanto (supongo no?).
Muy linda entrada! Saludos :)
Este post me lo imprimo. Voy a subrayarlo y a meditarlo. En unos días te contesto desde mi blog. Saludos
necesito libros que me hagan pum-pum-pum dentro de la cabeza. me lo apunto
Pues eso, lo prometido es deuda. Carta de un performer perdedor a una joven poetisa.
http://performanceconpdeperdedor.blogspot.com.es/#!/2012/05/carta-de-un-performer-perdedor-una.html
Luna, hola, te escribo a mis 4 am de Monterrey,me puedes dar un mail para comunicarme
contigo?
Un abrazo,
jeannette (Leve sangre).
Claro!
lunamonelle@gmail.com
Un abrazo!
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