14 abril 2012

Los estómagos (resumen ilustrado de lo que me obsesiona).




Buen diente, lector, y buen estómago, ¡eso te deseo!
Friedrich Nietzsche

Con dos vueltas de llave cerraron la cocina
No nos dan mermelada ni pastel de cereza
ni el amor ni la muerte extraña fruta que deja un sabor ácido
Pere Gimferrer

Si viera un gato muerto me moriría pensando en el cariño que se le dio.
Begoña Callejón

6 comentarios:

EG dijo...

Voy a estar atenta...colaboraré con tu obsesión de letras hambrientas. Saludos bella Luna!

hans castorp dijo...

Nietzsche -Al lector-
"Buena dentadura y buen estómago... es lo que te deseo
Si has llegado a soportar mi libro,
sin duda te entiendes conmigo."

Anónimo dijo...

I wanna cum on your stomach

Julieth dijo...

Lo que dijo Begoña Callejón lo había dicho antes Pizarnik pero con los perros “Si viera un perro muerto me moriría de orfandad pensando en las caricias que recibió. Los perros son como la muerte: quieren huesos. Los perros comen huesos. En cuanto a la muerte, sin duda se entretiene tallándolos en forma de lapiceras, de cucharitas, de cortapapeles, de tenedores, de ceniceros. Sí, la muerte talla huesos en tanto el silencio es de oro y la palabra de plata. Sí, lo malo de la vida es que no es lo que creemos, pero tampoco lo contrario.” -Los poseídos entre lilas -

Anónimo dijo...

Esas frases subrayadas de Arde el mar, un poema glorioso: "Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos..."
Enhorabuena por la elección

Hombre de arena dijo...

debes ir una tarde de domingo,
cuando Venecia muere un poco menos,
a pesar de los niños solitarios,
del rosado enfermizo de los muros,
de los jardines ácidos de sombras,
debes ir a buscarle aunque no te hable
(olvidarás que el mar hunde a tu espalda
las islas, las iglesias, los palacios,
las cúpulas más bellas de la tierra,
que no te encante el mar ni sus sirenas)
recuerda: Fondamenta Cabalá,
hay por allí un vidriero de Murano
y un bar con una música muy dulce,
pregunta en la pensión llamada Cici
donde habita aquel hombre que ha llegado
sólo para ver gentes a Venecia,
aquel americano un poco loco,
erguido y con la barba muy nevada,
pasa el puente de piedra, verás charcos
llenos de gatos negros y gaviotas,
allí, junto al canal de aguas muy verdes
lleno de azahar y frutos corrompidos,
oirás los violines de Vivaldi,
detente y calla mucho mientras miras:
Ramo Corte Querina, ése es el nombre,
en esa callejuela con macetas,
sin más salida que la de la muerte,
vive Ezra Pound

Antonio Colinas