16 marzo 2012

Sick rose, otra vez.




En el camino de vuelta de Casablanca leí lo que hasta ahora considero la mejor definición de enfermedad que he encontrado en la literatura. 
Atención al relato:

A veces Lenz ve en la enfermedad un encuentro fortuito con un transeúnte que, tras un fuerte impacto, deja en nuestras manos, distraído, una flor negra. Y cuando por fin nos levantamos para devolvérsela el transeúnte ya ha desaparecido apresuradamente. Empezamos a correr con la flor negra en la mano -no nos pertenece, podrá necesitarla quien la perdió-, pero en vano; no hay rastro de él. El extraño transeúnte ha desaparecido, se ha evaporado. Y en nuestras manos está la negra flor. El movimiento siguiente podrá hasta parecer un no movimiento -la indecisión-, pero la incomodidad no tardará en dejar de ser un pormenor para convertirse en lo esencial: se hace urgente deshacernos de aquella flor que nos repele. Pues bien, estamos a unos centímetros de un contenedor de basura público, levantamos la tapa y con la mano derecha dejamos caer la flor. Pero algo ocurre: la flor negra no se separa de la mano, está pegada a ella, ya no es posible expulsarla, a no ser que dejes caer también el brazo. Los días siguientes dejarán entrar incontables intentos de expulsar la flor negra, primero, y de olvidarla después. No obstante, en un momento dado se producirá un cambio de un extremo al otro del organismo, similar al cambio de moneda en un país, que surge con otros valores, otras referencias; y el hombre se resigna. Ya no hay flor negra; y los médicos se refieren a ese conjuro de hechos inverosímiles con un nombre lógico y antiguo: enfermedad. 
G. M. Tavares 
de Aprender a rezar en la era de la técnica

7 comentarios:

ernesto72 dijo...

¿leiste la enfermedad de barrera tyszka? recomendable

Mariano Cruz dijo...

La literatura es una salud.

Anónimo dijo...

I wanna cum on your flower

rd dijo...

trampled rose?

Anónimo dijo...

Sería interesante traducir el texto en árabe que acompaña a la negra flor. Palabras rebosantes de significado, seguro.

Sunshine dijo...

que metafora tan bonita y movedora...me encanta!

Don dijo...

lUNA, CREDO QUE YA VA SIENDO HORA de que incluyas a Jihnny Weismüller en la lista de top-luvers. Te conviene, muchacha