Cuando un tema te obsesiona
acabas encontrándolo en todas partes. Abres un libro y ahí está, escuchas una
canción y ahí está, miras tu propio cuerpo, por dentro, y ahí está,
inevitablemente, otra vez. Eso me ha ocurrido con una de las últimas novelas
que he leído, Aprender a rezar en la era
de la técnica (Literatura Mondadori, 2012) del portugués Gonçalo M.
Tavares, un autor cada vez más reconocido en Europa y alabado por otros escritores
de la talla de António Lobo Antunes o Ernrique Vila-Matas. De él conocía alguna
otra cosa pero nada me había emocionado tanto como esta novela.
Aprender a rezar en la era de la técnica es especial tanto en fondo
como en forma. Tavares aparenta facilidad a la hora de crear historias.
Historias cortas que son a su vez historias largas y que se lanzan al abismo de
los grandes temas (el honor, la enfermedad, el amor, la mentira, la muerte,
etc) para resurgir victorioso, pues suyo es el don de las definiciones y de la
descripción exacta como si antes de su palabra nadie hubiera dicho nada a
propósito y fuera él el primero en descubrirnos los Grandes Temas del Gran Mundo. Así nos hipnotiza. Así nos trae la historia del repulsivo Lenz Buchmann, un
cirujano reputado que se convierte en político y, perverso, nos demuestra lo
terrible que es el poder, o peor aún: lo terribles que convierte el poder a los hombres . Pero la naturaleza manda sobre todas las cosas y Buchmann se
convertirá en un ser aún más repulsivo de lo que era, pues una enfermedad caerá
sobre él como una maldición y sólo los personajes a los que él consideraba
débiles al principio serán lo suficientemente fuertes como para acompañarle
durante sus últimos días. En este último trayecto Tavares nos presenta a un
Lenz Buchmann oscuro y nauseabundo que casi recuerda a los relatos de Edgar
Allan Poe, y, especialmente a aquel tan increíble (recuerdo a mi padre
contándomelo en la cama y yo temblando de miedo) titulado La verdad sobre el caso del señor Valdemar. Esta imagen de un
hombre decadente, casi deshaciéndose en una cama, moribundo, choca con la de la
primera parte, en donde todo era lujo, inquina, grandilocuencia y conspiración.
Porque la enseñanza de Tavares es esa: tan pronto estás arriba como abajo. Tan
pronto eres el rey como el desecho. Tan pronto estás sano como muerto…
Gonçalo M. Tavares escribe de una
manera poco común. No se trata de una literatura fragmentaria. Tampoco de una
narración lineal. No se trata la suya de una novela convencional pero tampoco parece
que el autor busque la originalidad, la forma vacía o la innovación brusca. Su
relato está compuesto por una serie de notas inconexas aparentemente pero
conectadas por una trama perfectamente dibujada con sus puntos de giro marcando
un ritmo que resultará desconcertante para el autor.
El desconcierto que precisamente provoca Tavares es el
desconcierto que los enfermos buscan en los libros. Esos pequeños pinchazos o
puñetazos que conforme los lees, parece que trasciendan. Aprender a rezar en la era de la técnica es de esos libros que
trascienden. De esos que te hacen sentir como si ante tus ojos pasaran las letras
de un gran clásico. A mí me ha dejado fascinada... No dejéis pasar la
oportunidad.
4 comentarios:
http://doctorletra.blogspot.com.es/2012/03/edificaciones.html
http://noeliapalma.blogspot.com.es/
http://denochetodossomosdeneon.blogspot.com.es
Si te mola leer sobre el poder en política te recomiendo que veas "Los idus de Marzo", la última de Clooney.
Un gusto, me tomo la extrañeza de comentar aquí porque me ha dado mucha emoción esta reseña.
Me gusta esa palabra para hablar de Tavares: trasciende. Creo queda perfectamente. Sí, parece que antes de su palabra nadie hubiera dicho nada.
Me es triste que la mayoría de su obra no la encuentras editada por acá en México.
Yo muero de la emoción cada vez que anticipo su lectura; y muero de la trascendencia cada vez que lo leo.
Una reseña así, me termina de matar
(la anticipación y la emoción se extienden).
Gracias.
Es genial, me encantó.
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