Libros gruesos como La fortaleza de la soledad, que, sin ser bromas infinitas cuestan meses, días largos, horas espesas de lectura. Enamorada del pequeño Dylan. De los hombres voladores. Del Jazz y lo poco que quedó de Mingus. Apenas 600 páginas y demasiadas citas que dan miedo.
Los pensadores no están pensando, Abraham, los profesores no están enseñando. Los escritores no escriben, en lugar de escribir suben al escenario y se pajean, emulan a Mailer y Ginsberg. Hemos perdido a una generación. Los jóvenes entran a mi despacho y me anuncian su intención de vivir en una cúpula geodésica y criar abejas o de componer música coral en esperanto. De hacer happenings. La tradición está kaput. Nada es lo bastante bueno; desde ese gilipollas con ojeras de Warhol, ya no.
Jonathan Lethem
4 comentarios:
http://www.youtube.com/watch?v=Bopb0Rl4Fg8
Yo estoy de acuerdo con eso. Demasiado moderno impostado.
Pues a mí me ha llamado la atención el vaso, en uno igual me hago yo el colacao en el piso de mi novia. :D
la taza la daban con las Yayitas hace años, juas.
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