27 abril 2010

El corazón tiene la sequedad de la piedra.

Vuelvo al sur. Vuelvo con las uñas pintadas de negro. Negro el esmalte y el corazón. Vuelvo para olvidar a los poetas mentirosos. Y suena Votolato. Y los asientos separados. Allí te espero. Y tiemblo porque aún existen voces que se atreven a mentir sobre el desierto.

(de mi colección de fotos
desertiques,
un ejemplo de primavera,
un suicidio ideal,
atragantada
con las pitas y las flores)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Quién desea morir en el Desierto?

Maria dijo...

los días de luto, que se enmascaran en la arena.

Luna Miguel dijo...

Los mismos que creen que lo han habitado.

Querelle dijo...

La arena se acerca al estigma. el desierto se fecunda en el estilo. esto no es literatura. es el sexo de una flor abriéndose. en parte a su muerte tan fértil.

Buen viaje, amiga. besicos

Iban dijo...

...y suena votolato.

hipopótamo dominguero dijo...

Y la piedra ha de tener las ganas del corazón.