28 enero 2010

Cuarto propio.


Vuelvo al sur en un viaje relámpago, con Nick Cave y el ordenador portátil bajo el brazo. Vuelvo a las sábanas moradas, al cartel de Lolita, a las estanterías repletas de clásicos y de literatura griega y latina. Adolescencia: fotos polaroid en los álbumes rotos. Rotos como la cama que rompimos tú y yo, cama de mi infancia, cama muerta, por fin. Luego Pedro y Ana. Los nuevos libros de El Gaviero. Todas esas cosas bonitas. Porque necesito descansar. Y haré fotos suicidas en cada playa.

5 comentarios:

Más claro, agua dijo...

En las playas, las fotos suicidas se confunden con los náufragos...

;-)

Luna Miguel dijo...

Y el mar Más claro.

Anónimo dijo...

Me gusta lo que escribiste para hoy. Porque ha sido como leer uno de esos libros en los que a cada párrafo, cada frase, cada palabra, cada sonido pronunciado parece estar escrito por uno mismo. Aunque, yo jamás llegue a escribir como el autor. Ni haga sentir a las personas como me hace sentir a mí.
Has pronunciado el mar y por un momento creí que me estaba rozando los pies. Congelandome los deditos. Amoratando mis labios. Me has acercado a donde habita la Nostalgia. Donde también está el dolor. Y el Punto y Final ha sido el billete de vuelta.

Así de simple, y así de tonto.

Besines, Luna costera.

Luna Miguel dijo...

Bella,

sólo hace un mes desde que no veo el mar y ya lo añoro,

me acordaré de ti entonces,

merci...

besos lunares.

Enrique M. dijo...

Tu en el desierto, y yo aqui, donde me atracaron ayer con un cuchillo enorme que poco tiene que envidiar al cuchillo verde de Neruda.

Estas cosas no pasan en el desierto...