Volvimos de la fiesta a las siete y media de la mañana. Estábamos cansados (Marguerite, Erik y yo). Abrimos la puerta despacio. En el sofá Chus se había quedado dormida frente al televisor. Teledeporte. Hoy era miércoles. Hoy ya era jueves. Hoy era La Fiesta. Deporte veinticuatro horas. Emoción los siete días de la semana. Hoy éramos tres en el deporte de las aceras. Y escribimos tres veces nuestros tres nombres. Escribí tres veces que estaba sola. Regresé muy tarde de la fiesta.
3 comentarios:
"La fiesta era cada que rompían y escupían sus propios muros guías... Luego venía la culpa y juntaban con engrudo de los excesos sus escombros..." Le leí alguna vez a Deneck Inzunza.
Te deseo toda la fiesta, sin culpa.
Saludos.
La negrura de esas bragas realzan la vistosidad del gotelé.
N.
Me gusta este cuento.
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