01 febrero 2009

Refugee.


Preferí recopilar algunas citas de Sylvia Plath
antes que escribir: hoy ha sido un día de mierda.
Preferí creer que a mí también me amenazaba el cielo.

6 comentarios:

Stalker dijo...

Contra el tedio y los días grises, otro lento antídoto, otra amenaza:


Deseando morir

Ahora que lo preguntas, la mayor parte de los días no consigo recordar.
Camino vestida, sin marcas de ese viaje.
Luego la casi innombrable lascivia regresa.

Ni siquiera entonces tengo nada contra la vida.
Conozco bien las hojas de hierba que mencionas,
los muebles que has puesto al sol.

Pero los suicidas poseen un lenguaje especial.
Al igual que carpinteros, quieren saber qué herramientas.
Nunca preguntan por qué construir.

En dos ocasiones me he expresado con tanta sencillez,
he poseído al enemigo, comido al enemigo,
he aceptado su destreza, su magia.

De este modo, grave y pensativa,
más tibia que el aceite o el agua,
he descansado, babeando por el agujero de mi boca.

No se me ocurrió exponer mi cuerpo a la aguja.
Ni siquiera estaban la córnea y la orina sobrante.
Los suicidas ya han traicionado el cuerpo.

Nacidos sin vida, no siempre mueren,
pero deslumbrados, no pueden olvidar una droga tan dulce
que incluso los niños mirarían con una sonrisa.

¡Empujar toda esa vida bajo tu lengua!
que, por sí misma, se convierte en una pasión.
Es la muerte un hueso triste, lleno de golpes, se diría,

y a pesar de todo ella me espera, año tras año.
para reparar delicadamente una vieja herida,
para liberar mi aliento de su prisión dañina.

Balanceándose, así se encuentran a veces los suicidas,
rabiosos ante el fruto, una luna inflada,
abandonando el pan que confundieron con un beso,
dejando la página del libro abierta al azar,
algo sin decir, el teléfono descolgado
y el amor, lo que quiera que haya sido, una infección.

Anne Sexton

Lara dijo...

Y el cielo se ha vaciado de nieve. Hoy, no lo sé, a lo mejor es un blanco día de mierda. Pero sigue recopilando citas, y tendrás una montaña de verdades.
Un beso.

Julio Castelló dijo...

Días de mierda como estos quisieran otros para sí. Un servidor, por ejemplo. Parecen de una mierda sabrosa...

Esther Cabrales dijo...

Ich, ich, ich

casi yo dijo...

El cielo es un Goliath insoportablemente chulo, y hay que plantarle cara con igual chulería, por infructuosa que resulte.

Si el cielo te amenaza, escupe hacia arriba, esgrime y un puño y, con la otra mano, agárrate la entrepierna de la forma más desagradable y desafiante que puedas.

Te vas a dejar amenazar por el cielo, no te jode...

monicalvarez dijo...

Los días de mierda son parte de nuestro menú.A veces estos miserables días nos agudizan la conciencia y nos permiten ver aquello que usualmente no vemos.Yo escribo mejor en estos días.
Los días de mierda tienen su contraparte y esto nos da la seguridad de que no durarán para siempre.
Saludos desde Chile