No había acabado de cerrar los ojos, cuando he aquí que de entre las olas se alzó una divina faz, capaz de infundir respeto a los mismos dioses. Y poco a poco, la imagen fue adquiriendo el cuerpo entero y me pareció que, emergiendo del mar, se colocó a mi lado. Intentaré describiros su maravillosa hermosura, si la pobreza del lenguaje humano me concede la suficiente facultad de expresión o si la misma divinidad me proporciona la rica abundancia de su elocuente facundia.
Apuleyo
6 comentarios:
De las espumas, las Venus patizambas. Hoy día, descendientes de los lácteos
gracias.
la tinta desliza lo que lates...
me encanta la foto de la chica.
=)
Me encanta la cabecera de su blog. Mucho.
Un saludo
Besos, Lunera!
¡¡Me alegro de que te gustaran!! Sí, nos vemos en poquito.
Besos
vuelves a ser sociable
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